Las infecciones de transmisión sexual o ITS son mucho más comunes de lo que creemos. Se estima que cada día casi un millón de personas contraen una, datos que se ven respaldados por los informes del Centro Nacional de Epidemiología de Instituto de Salud Carlos III. Según su última publicación, en 2018 se registraron 13.109 casos de clamidia, 11.044 casos de gonorrea y 5.079 casos de sífilis, cifras nunca antes vistas.
El gran problema es que tendemos a ver estas infecciones desde una perspectiva prejuiciosa. Pensamos que solo afectan a personas descuidadas o a personas que tienen mucho sexo con personas desconocidas. No es cierto. Las infecciones de transmisión sexual pueden afectar a cualquiera, y ser conscientes de nuestra vulnerabilidad es la mejor forma de prevenirlas.
Otro factor que convierte a las ITS en un problema grave de salud es la vergüenza que las rodea. ¿A cuántas personas conoces que han pasado el coronavirus? Probablemente, a más de veinte. Pero, ¿conoces a alguien que haya padecido gonorrea, sífilis, herpes genital o cualquier otro tipo de infección de transmisión sexual? Probablemente no, o solo a unas pocas personas de confianza. No es que las ITS sean tremendamente extrañas e infrecuentes, porque como ya hemos visto cada vez afectan a más personas. Lo que ocurre es que quienes las sufren en algún momento de su vida sienten tanta vergüenza y culpabilidad, que viven en silencio lo ocurrido.
A veces esta vergüenza y culpa es tan grande, que la persona no es capaz ni siquiera de ir al médico, así que busca remedios en Google con la esperanza de solucionar el problema sin que nadie lo sepa. ¡Error! Si padeces una infección de transmisión sexual, acude a un profesional que analice tu caso a fondo para descartar otras infecciones y encontrar el tratamiento perfecto. Si tu médico te juzga, algo que afortunadamente no suele ocurrir, puedes presentar una reclamación en el hospital.
En otros casos, la persona sí acude al médico, pero no le cuenta a nadie más que tiene una ITS, ni siquiera a su pareja o al ligue con el que tuvo sexo hace poco. ¡Error! Si has mantenido relaciones sexuales recientemente y ahora tienes una ITS, hay tres posibilidades: esa persona te ha transmitido la infección sin saberlo (quizá era asintomática o presentaba síntomas tan leves que no se dio cuenta), esa persona te ha transmitido la ITS a sabiendas, o tú le has podido transmitir a esa persona la ITS. En cualquiera de estos casos, conviene informarle de lo que ocurre.
Hasta ahora hemos planteado esta conversación como algo constructivo, pero no siempre es así. Quizá tu ligue se lo toma genial y agradece tu sinceridad, pero existe la probabilidad de que se ponga a la defensiva y te diga que no te cree, que él o ella no tiene nada o que te lo habrá contagiado otra persona. También puede rechazarte y no querer volver a saber nada de ti. Estas reacciones no son problema tuyo ni definen tu valor.
Nadie tiene derecho a hacerte sentir culpable. Si tu ligue empieza a echarte en cara tus decisiones sexuales o a actuar de forma pasivo-agresiva, párale los pies e incluso corta la relación. Es normal sentirse agobiado ante esta noticia, pero ni tu pareja, ni un follamigo, ni un ligue de una noche tienen derecho a juzgar tu vida sexual o tus decisiones.
Toma distancia de esta persona y cuida tu salud mental y sexual. La prioridad ahora mismo es tratar la ITS, y recuerda que no eres un caso aislado, sino que se trata de un problema de salud muy frecuente que la mayoría de personas viven en silencio. Has tenido mala suerte, así que aprovecha lo ocurrido para prevenir futuras infecciones. No le cojas miedo al sexo ni mucho menos, pero sí que es importante aprender hábitos de prevención como el uso de preservativo o la realización de pruebas de detección de ITS regularmente.