Para Jacob Elordi, pasar de las sombras a la fama mundial no fue cosa fácil de asimilar de la noche a la mañana. El joven de 25 años nacido en Australia, todavía analiza, replantea y recula como ha llegado hasta allí y como puede hacer diariamente para convertirse en un actor de primera calidad, pero al mismo tiempo lidiar con una fama a la que quizás no estaba preparado. En una entrevista para GQ España, el joven ha hecho un repaso por su corta pero intensa carrera llena de éxito y explica también las dificultades que han salpicado en muchos aspectos de su vida personal y formas de pensar.
Todo comenzó con la película de Netflix "Mi Primer beso" en donde en solo un día, el actor relata que ganó cuatro millones de seguidores en Instagram ya que es una de las películas más vistas de la plataforma. La vida le cambio por completo y la fatiga y fastidio se apoderaron de él ya que no era afín con ser el centro de atención y ser perseguido por periodistas constantemente, incluso en la entrevista se compara con Elvis Presley gracias a una entrevista que vio de él, en la que confesó que se sentía "agotado" y Elordi confesó sentirse identificado con el Rey del Rock. “Algo que puede sonar algo sensiblón y dramático, pero es que soy muy sensible y muy dramático. Odio ser un personaje para la gente. Me sentía muy alejado de mí mismo”, admitió en la entrevista para la revista.
Pero su fama no hizo otra cosa que aumentar ya que desde allí comenzó a incursionar en el mundo de la actuación con papeles que no se sentía del todo satisfecho, incluso, luego del rodaje de la película adolescente, se mudó L.A para darle una oportunidad al "sueño americano". Tras meses de dormir en el sofá de un amigo con muy poco dinero y sin conseguir ningún papel, el casting para Euphoria fue la última oportunidad que se permitió antes de regresar a Brisbane a juntar dinero. Fue allí cuando el personaje de Nate Jacobs y el director de la serie, Sam Levinson, creyeron en él y lo catapultó a la fama.
“El miedo que tengo es volver un día a casa, darme un paseo por Byron Bay y darme cuenta de que ha perdido su valor porque he limado todas mis aristas, porque ya no tengo gusto para la vida y sólo sé sonreír y saludar, comportarme, decir siempre lo correcto y no sentir nada. No tengo ni idea. Tengo 25 años”, explica el joven quien ha manifestado en diversas ocasiones su temor a perder "el sentir" y ser minimizado a ser "una cara bonita". Además, teme ser anestesiado por los papparazzis y "el fingir" que es lo que hace una celebrity. Actualmente se encuentra tratando de hacer un balance sano entre ser una celebity y un actor, ya que todas aquellas sensaciones que pueden ser atomizadas por la fama se las brinda la actuación.
Actualmente el joven se encuentra en un momento "bisagra" en su carrera ya que explica que como a muchos actores guapos, a raíz de su apariencia, se los suele encasillar como "una cara bonita" y rompecorazones, pero que en realidad desea involucrarse en trabajos más complejos que lo realicen como actor.
En este plano, al estar en el punto de mira del ojo publico constantemente, expresó que teme que su identidad se pierda o se difumine por la percepción y la opinión que tiene el mundo de él. “No quiero perder lo que era en mi infancia y en mi adolescencia por esta... No diría bestia, porque no es nada negativo, por esta versión pública de mí mismo. Quiero seguir en contacto con mi yo más joven porque es todo lo que soy. No quiero mirar el mundo desde fuera. Quiero estar dentro y verlo todo con mis propios ojos”, relató para GQ.