Stephen Graham Jones, premio Bram Stoker de novela de terror: "Es insultante que a los indios nos vean como a elfos del bosque"
La novela premiada El único indio bueno acaba de publicarse en España
Una historia de venganza sobrenatural con nativos americanos actuales como protagonistas
Jones ha recibido numerosos premios y tiene entre sus admiradores a Stephen King
Stephen Graham Jones (Midland, Texas 1972) es un pies negros, un indio. De los que seguimos viendo con cola de caballo y plumas en la cabeza, viviendo en tipis y hablando con el infinitivo (reconózcanlo lo han pensado). Para Jones en cambio lo del pelo largo es "cuestión de gustos", tiene un doctorado en literatura creativa y enseña en la universidad. Loco del baloncesto y escritor compulsivo (si no lo hace diario le dan temblores) será por eso que es autor de quince novelas, además de algunos relatos cortos y cómics. No son pocos los premios recibidos y se ha colado más de una vez entre los más vendidos de la lista del New York Times. Recibe halagos de Stephen King y es prácticamente un desconocido en España.
Desde una casa repleta de libros en las montañas de Boulder (Colorado) recibe en EXCLUSIVA a Nius por videoconferencia para hablar de la multipremiada El único indio bueno (Biblioteca de Carfax, 2021) galardonada este año con el prestigioso Bram Stoker a la mejor novela de terrorEl único indio bueno y que acaba de publicarse en España. El relato de un grupo de nativos americanos de hoy en día perseguidos por una maldición. Una atípica historia de venganza que mezcla géneros de terror. De fondo, pinceladas de resentimiento y críticas hacia el trato histórico recibido por los habitantes originales de las tierras americanas.
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Pregunta: Comenzando por el título del libro, es una declaración de intenciones. El único indio bueno, se entiende, es el indio muerto.
Respuesta: Sí. Definitivamente omití deliberadamente la segunda parte de la frase. Quiere decir que todos en esta novela están luchando de una forma u otra con qué significa ser nativo en la actualidad. Y cómo cumplir con las expectativas de su comunidad pero también con las otras comunidades fuera de la reserva de las que se puede formar parte. El éxito en una puede llevar al fracaso en la otra. Pretendía mostrar que no hay una sola manera de ser un buen indio. Somos siete millones. Así que hay siete millones de maneras de ser un buen indio.
P: Y usted ¿se siente un buen indio?
R: Supongo que nunca he pensado en mí mismo en esos términos, si soy bueno o malo. Trato de no hacer ningún daño. Así que supongo que significa que soy un indio bueno.
P: ¿Por qué se decidió a incluir personajes y tradiciones nativo americanas en sus novelas?
R: Por ninguna intención en concreto. Hay quien interpreta El único indio bueno como una novela social lo que para mí es algo raro porque la pensé como una novela de terror. Simplemente me gusta poner el mundo que conozco del revés. Tampoco trato de educar y por eso no incluyo notas a pie de página para los lectores que desconozcan las costumbres de los nativos americanos. Asumo que quien quiera saber más puede ir a algún sitio y buscarlo.
P: Ha debido plantearse que historias como éstas podrían ser difíciles de publicar en su país.
R: Claro, definitivamente es un problema. Quiero decir, un agente o un editor lo tendrá en cuenta. "¿Cuánta gente va a recibir esto, cuánta gente la va a rechazar?" Pero no me preocupa demasiado. Dejo que los editores, los agentes y el equipo de marketing se preocupen de todo eso.
P: ¿Cansado de que asocien su trabajo con el color de su piel?
R: Cuando hice mis dos o tres primeras novelas, a principios de la década de 2000, sí que me cansaba de eso. Me hacían preguntas constantemente sobre nativos americanos. Fue a partir de 2016, con mi novela sobre hombres lobo Mestizos (Biblioteca de Carfax, 2019) cuando me reconcilié con ello. Empecé a hacer lo que quería realmente introduciendo al indio como parte de mis historias.
De bebé acabé programado para amar a los hombres lobo
P: A propósito de los hombres lobo, no aparecen en esta novela pero está obsesionado con ellos.
R: Sí, absolutamente. Creo que son criaturas imaginarias hermosas. Me viene de lejos. Mi madre tuvo un pastor alemán a los 12 años, luego cuatro o cinco años más tarde me tuvo a mí, me tuvo muy joven. Ella me contó que cuando entraba en la habitación para ver cómo estaba, el perro se subía al lado de la cuna, se inclinaba, me miraba y gruñía. Al final tuvo que regalar el perro a alguien. Creo que como bebé quedaron así los hombres lobos grabados en mi cerebro porque miraba hacia el espacio donde esperaba ver a un humano y veía una especie de cabeza de lobo. De esa forma acabé programado para amar a los hombres lobo.
P: Y usted ¿a qué le tiene miedo?
R: ¿A los demás? A la oscuridad. Creo que soy uno de esos escritores de terror que se asusta de todo, todo el tiempo.
P: El horror sobrenatural de este libro trae consigo una mensaje medioambiental. Si dañas a la naturaleza, sufrirás las consecuencias incluso años después.
R: Es así. Cuando el medio ambiente te devuelve el golpe es años después. Si contaminas un río, no te castigan al día siguiente, te castigan diez años ó 20 años después cuando no tienes agua. Es cierto que mi historia encaja con esa idea aunque no me di cuenta de ello cuando la escribía. Mi intención era más bien contar lo que he llamado El Ciclo de la Justicia. Un grupo de hombres está en un sitio donde no deben estar y hacen lo que no deben hacer. Cometen un gran crimen y eso desemboca en una particular búsqueda de la justicia por parte de fuerzas sobrenaturales.
P: También hay un miedo latente más mundano entre los protagonistas: La discriminación. La novela comienza con un ataque racista.
R: Por supuesto. Eso era muy importante para mí. El prólogo debía introducir el tono del resto de la novela. Mostrar cómo el personaje de Ricky Costillas Marcadas, un indio pies negros, es atacado por una multitud de blancos a la salida de un bar pero también ilustrar cómo antes en el bar se fija en un indio dakota desde la distancia. La gente siempre espera que si un nativo encuentra a otro en una sala tendrán que juntarse para pasar el rato, y no es así.
P: De una forma u otra, los cuatro amigos protagonistas tienen problemas para huir de la reserva de la que proceden en Browning (Montana) ¿Es su manera de decir que es difícil para un nativo dejar atrás lo que es?
R: No necesariamente lo que se es. Lo difícil es alejarse de la comunidad y sobrevivir. Lo es para los estudiantes indios cuando dejan la reserva en la que han estado toda su vida. Van a la universidad y allí son los únicos y se sienten solos. A menudo flaquean y a veces abandonan. Se llevan la indianidad Es difícil salir adelante sin eso.
P: Su proceso de escritura es muy rápido y muy productivo. Cuenta usted con unas quince novelas ¿Cuánto tiempo le llevó escribir El único indio bueno?
R: Creo que tardé cuatro o cinco semanas. No lo recuerdo con exactitud. Lo que sucedió fue que tenía un encargo para un relato corto de una 100 o 120 páginas y cada vez que me ponía acababa extendiéndome y convirtiéndolo en una novela. Me ocurrió hasta tres veces. La última de ellas con El único indio bueno. Escritas las primeras 100 páginas llamé a mi agente y le dije: "Oye, acabo de escribir esto. Puedo mantenerlo en relato corto o puedo convertirlo en una novela ¿Qué quieres que haga?" Y ella me respondió sin pensarlo que lo convirtiera en una novela y así lo hice.
P: Y ha sido la segunda de sus novelas en traducirse al español ¿cómo recibió la noticia?
R: No estoy seguro de quién se enteró primero. Mi agente trabaja con una agencia extranjera y ellos se pusieron en contacto conmigo y entonces me emocioné.
En la novela mezclo la casa encantada con el slasher y las historias de monstruos
P: La novela tiene tres partes muy diferentes con mezclan distintos géneros de terror.
R: Sí. Lo había hecho antes en mi novela Demon Theory. Me gusta utilizar géneros diferentes. En ésta hay elementos de casa encantada, del slasher y de las historias de monstruos. Es mi manera de mantener al lector en vilo. Quienes conocen estos géneros saben qué esperar de ellos pero si cambias las normas y las retuerces entonces puedes romper sus expectativas y que acaben preguntándose qué está pasando.
P: El propio Stephen King dice del libro que es emocionante, inmersivo y aterrador y halaga el extenso capítulo que le dedica a esa especie de duelo a vida o muerte al baloncesto en una partida al 21.
R: Ha sido un inmenso honor y sí ¡me encanta el baloncesto! La idea del capítulo surge a partir de que el monstruo no sólo quiere matar a la gente, sería demasiado fácil. Busca justicia y para eso tiene que quitarles lo más importante para ellos. Para uno de los personajes toda su vida es su carrera en el baloncesto. Es un deporte que está muy arraigado en muchas comunidades indias. Dos de las principales cosas con las que las comunidades nativas se identifican, al menos en las reservas, son el baloncesto y la caza. Ambos temas son importantes en la novela.
P: Sorprende que no dude en usar el humor para reírse y cuestionar las costumbres de los nativos americanos.
R: Sí. La mayoría de estas bromas son del personaje de Lewis. Las hace sobre sí mismo antes de que nadie más las pueda hacer, si eso tiene sentido. Creo que el terror realmente necesita humor. Actúa como una válvula de escape de presión. Cuando las cosas se ponen intensas se puede contar un chiste y volver a la escalada del terror. Creo que mantener unas ceremonias o ritos de la misma forma que tu gente los celebraba hace 250 años no es adaptarse a los tiempos que corren. Las costumbres que se congelan en el tiempo se mueren.
A final todos los resentimientos que tengo acaban en las páginas, lo quieras o no
P: ¿Se siente portavoz de su comunidad?
R: ¿Sabes? Soy activista en el sentido de que estoy en contra de los estereotipos, prejuicios y cosas así pero lo que en realidad intento hacer es contar una buena historia. El caso es que tengo toda esa mezcla dentro de mí: mis resentimientos, mis rechazos y mis propios prejuicios. Estoy seguro. Así que no tengo que pensar en poner todo eso en las páginas porque acaban allí lo quieras o no.
P: ¿Qué le parecen los movimientos sociales en contra del descubrimiento de América?
R: De hecho, he estado pensando mucho en eso últimamente porque estoy haciendo un proyecto sobre eso. Al respecto me sigue pareciendo raro Cristóbal Colón sea considerado el descubridor de un lugar en la que ya vivía gente.
P: ¿Cree que se han visto beneficiados los nativos americanos con movimientos como el Black Lives Matter?
R: Bueno. Ocurrió que un equipo de fútbol americano como los Redskins (pieles rojas) cambiaron el año pasado su nombre y su mascota. No sin cierta resistencia pero están ocurriendo, lo que es bueno. No digo que no tengan que pasar pero lo realmente importante son las cuestiones legales que nos devuelvan nuestra soberanía. Se supone que deberíamos actuar como naciones soberanas con otras naciones pero lo que pasa es que el gobierno estadounidense quiere tenernos a expensas del Estado como unos pobrecitos de los que hay que cuidar o así. Lo que de verdad necesitamos son leyes que mantengan los tratados firmados y nos devuelvan nuestros derechos. Eso es lo más importante. Y también recuperar algunas tierras. Sería maravilloso que se devolviera más territorio.
P: ¿Cuáles son las barreras culturales con las que se encuentra usted hoy en día?
R: Sobre todo los prejuicios que te encuentras. Al principio de mi carrera iba a un evento y me preguntaban: "¿Eres indio?" Yo contestaba: "Soy pies negros". Y me decían ¿tus parientes viven en tipis? La gente tiene la idea de que los indios americanos dejaron de evolucionar en 1870, que seguimos anclados allí y que todavía montamos a caballo y vestimos trajes tradicionales y todas esas cosas. Lo más difícil es liberarse de eso y demostrar que sólo somos personas.
P: También el pelo largo.
R: Oh sí. Yo tengo el pelo largo pero porque quiero. Sin embargo se espera que un indio lleve melena. También que tenga la piel y el pelo oscuro. La realidad es que no todos los indios tienen esas características.
P: ¿Otros clichés?
R: Supongo que el mayor es el que somos una especie de gurús de la naturaleza, que lloramos por la contaminación, que sólo nos importa el agua y los árboles. Lo considero bastante insultante y es difícil librarse de eso porque, en realidad, sí nos importa la tierra. Pero lo que ocurre es que cuando se nos presenta como servidores del bosque es como si no estuvieran identificando con elfos porque los elfos hacen el mismo papel en la literatura fantástica. De modo que, si aceptamos ese papel de habitantes del bosque, nos convertimos en criaturas fantásticas, en algo que no es real. Eso es lo que querría Estados Unidos, que fuéramos irreales, porque somos algo de lo que el país quiere desvincularse.
P: El único indio bueno se ha llevado varios reconocimientos este año como el Mark Twain American Voice y el prestigioso Bram Stoker que premia a la mejor novela de terror de 2020 ¿Qué importancia tienen el reconocimiento de autores no blancos?
R: No ocurre muy a menudo. Sin embargo, en la edición anterior, se llevó también el Bram Stoker un tipo llamado Owl Goingback, otro nativo. Lo ganó con la novela Owl GoingbackCoyote Rage Así que me parece increíble que hayamos tenido dos años consecutivos de novelas de indios americanos ganando uno de los grandes premios de terror. Nunca antes había pasado y es genial. Espero que sea una señal de cambio. Creo que cada vez que recibo un premio aumentan las voces que se dan cuenta de que los indios no vivimos como decía antes en 1870, que estamos en el mundo y que también tenemos algo que aportar.
P: ¿Ve sus novelas trasladadas a una serie de televisión o al cine?
R: He vendido varios derechos. Así que algunas de mis novelas se encuentran en un estado perpetuo de película o serie en potencia pero es como jugar a los dados. En Hollywood el 1% del 1% es lo que se hace. Así que no pienso en ello, sólo trato de seguir escribiendo. Si sucede, genial pero si no sucede voy a seguir escribiendo libros.
P: Por supuesto, sería con auténticos actores indios.
R: Eso lo tengo claro. Y creo que no vendería los derechos a nadie que no quisiera eso también.
Stephen Graham Jones recomienda:
LITERATURA
- Brandon Hobson
- David Heska Wanbli Weiden
- David Treuer
CINE
- Rhymes for young ghouls (Jeff Barnaby, 2014)
- Atanarjuat: The Fast Runner (Zacharias Kunuk, 2001)
[El único indio bueno de Stephen Graham Jones (Biblioteca de Carfax) se publicará el 15 de noviembre en España a un precio de 22,75 euros]