Recibir un Premio Goya tiene mucho valor. Muchos dirían que tiene un valor incalculable, aunque ese valor puede tener una cifra muy concreta, si al final, su orgulloso ganador necesita algo de liquidez y lo pone a la venta. Hemos visto cómo ha ocurrido con otros premios internacionales, como los Oscar o los Grammy, pero sólo se conoce un caso de venta un Premio Goya de segunda mano.
Ocurrió en el año 2016, cuando muchos medios de comunicación se hicieron eco de una impactante noticia, y es que un Premio Goya auténtico, el mítico 'cabezón' salido de una gala de entrega de premios de la Academia Española de Cine, estaba en el escaparate de una tienda de segunda mano de Vitoria (de la cadena Cash Converters). Su precio: 4.999 euros.
Puede parecer caro, pero en realidad era toda una ganga para los coleccionistas o amantes del cine. Pero, ¿a quién pertenecía ese premio? Para obtener esa información sólo hacía falta leer la leyenda bajo el busto del maestro Francisco de Goya: "Premio a mejor guion original 1991". Ese premio lo recibieron aquel año los hermanos Juanma y Eduardo Bajo Ulloa por la película 'Alas de Mariposa'.
La estatuilla permaneció en deposito para la venta en esta tienda de Vitoria, ciudad de residencia de los hermanos Bajo Ulloa, durante un par de semanas, pero tras el revuelo mediático que se formó tras la publicación de la noticia, fue devuelta a sus propietarios. Desconocemos si cualquiera de los dos hermanos fue capaz de venderla después utilizando otros cauces menos públicos.
Este intento fallido de vender un Premio Goya es el único que se ha hecho público desde que existen estos premios de la Academia del Cine Español, pero los que si fueron famosos fueron los Oscar que sí se llegaron a vender hace ya unas décadas. No es que los actores o cineastas de Hollywood no apreciaran la dorada estatuilla, sino que los momentos de necesidad a veces empujaban a esta solución para obtener liquidez.
Así, fueron muchos los premios Oscar que se vendieron al mejor postor durante algunos años, hasta que en 1950 la Academia prohibió hacerlo por contrato. Los ganadores que quieran vender la estatuilla deben devolverla a la propia Academia, por un precio simbólico. Pero antes de que eso ocurriera se han visto algunos premios alcanzando cifras millonarias en subastas, como el de mejor dirección a Michael Curtiz por 'Casablanca' (1940) o el de mejor guion a 'Ciudadano Kane' (1941). También es público que Michael Jackson pagó un millón y medio de dólares por el Oscar de mejor película a 'Lo que el viento se llevó' (1939).