Miki Núñez: “Me asusta dejar de gustar y no poder seguir disfrutando de lo que hago”
Miki Núñez se dio a conocer en el programa te RTVE 'Operación Triunfo' y representó a España en Eurovisión 2019 con 'La Venda'
El cantante presenta su primer libro de relatos, 'Dime tres palabras' (Penguin Random House): "Llevo escribiendo desde muy pequeño"
“Soy bastante feliz pero no se puede estar así todo el rato, estar en la mierda forma parte de la vida"
Le has visto en Operación Triunfo, le has visto en el festival de Eurovisión, puede que le hayas visto en concierto y por la tele. Y seguro que no te importaría encontrártelo y tomarte una caña con él. Miki Núñez (Terrassa, 1996) nos conquistó a todos con una simpatía y un carisma que hacen muy difícil que a alguien le pueda caer mal. Ahora traslada esa apuesta decidida por el optimismo a las páginas de ‘Dime tres palabras’, una recopilación de relatos breves que ha ido escribiendo desde la adolescencia. Con el objetivo decidido de que “la gente disfrute con lo que hago”, Núñez parte de tres términos sugeridos por familiares y amigos para enlazar cuentos que, por primera vez, ha escrito sin pensar en él primero. ¿Es ‘venda’ uno de ellos? Tendrás que leerlo para descubrirlo.
Pregunta: ¿Emocionado por publicar tu primer libro?
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Respuesta: ¡Mucho! Como mi abuelo es payés (campesino catalán) he plantado muchos árboles, así que solo me queda tener un hijo [risas]. Esto me hace muchísima ilusión, porque llevo escribiendo desde muy pequeño. Incluso antes de cantar ya escribía. Mi madre es profesora de castellano y siempre nos animó a plasmar lo que llevábamos dentro. Que el sello Penguin me haya dado la oportunidad de publicar un libro con los relatos que llevo escribiendo desde siempre me hace mucha ilusión.
Este es un libro que “quiere ser feliz”, tal como indica en el primer relato. En estos tiempos de odio, ¿hay aversión al optimismo?
Sin duda. Incluso a mí me cuesta, ¿eh? Aunque el libro intenta ser feliz, hay cuentos bastante tristes. Personalmente, me sale más fácil amar que odiar. Pero últimamente parece que es al revés, que te hacen más caso cuando odias. Y eso no mola. Pero este pretende ser un libro feliz, como lo soy yo. Porque no es lo mismo ser feliz que estar feliz: yo soy feliz de manera general pero no se puede estar feliz todo el rato. A veces estás en la mierda y eso forma parte de la vida.
Cada uno tiene su definición de felicidad, ¿crees que todos aspiramos a lo mismo?
Como el éxito o el fracaso, la felicidad es distinta para cada uno. Igual que el rango de dolor; yo me puedo pinchar en una mano y lo aguanto y otra persona llora y sufre muchísimo. Cada uno tiene su umbral de felicidad, y tiene que saber hasta dónde tiene que llegar para no vivir frustrado. No hay que conformarse con cualquier cosa, hay que luchar por lo que uno quiere, pero también hay que ser consciente de hasta dónde puedes llegar. Creo que la clave es saber lo que necesitas, y comprender que si no lo tienes, puedes ir a por ello.
Tus canciones y tu propia imagen rebosan positividad: ¿Es una apuesta consciente?
Yo intento que la gente se lo pase bien con las cosas que hago, y que se evadan un poco de la vida, que bastantes cosas chungas tienen. Siento esa responsabilidad de generar cosas buenas en la gente, aunque también me da un poco de miedo no cumplir con las expectativas.
Siento esa responsabilidad de generar cosas buenas en la gente, aunque también me da un poco de miedo no cumplir con las expectativas.
Precisamente con los miedos arranca el primer relato de ‘Dime tres palabras’, ¿a qué tienes miedo?
A fracasar. A que el libro no guste, a que las siguientes canciones no gusten. A que mis abuelos se vayan, porque son mayores. A que le pase algo a mi perra, que está aquí durmiendo plácidamente a mis pies… Tengo miedos contantemente, me aterran los ‘y si’. Siempre me dicen que soy el dios Isis, porque estoy constantemente: y si pasa esto, y si pasa lo otro. Y no tiene sentido. Disfruta lo que estás haciendo y lo que tenga que pasar, pasará.
En la portada aparece un pajarillo escapando de su jaula, ¿te identificas con esta imagen?
Sí, últimamente me siendo más libre. Noto que tengo mi jaula, mi sitio, pero que tiene las puertas abiertas y puedo salir y entrar. Nunca he sido de salir de mi zona de confort del todo. Últimamente lo estoy haciendo, y me sienta muy bien.
Después de pasar por OT, Eurovisión… ¿tus definiciones de éxito y fracaso también han cambiado?
Disfruté mucho de OT, de Eurovisión, y estoy disfrutando de todo lo que hago. Me asusta, como decía, dejar de gustar y no poder seguir haciéndolo. Pero dejar de hacer lo que me gusta para agradar a los demás sí me parecería un fracaso. Si puedo seguir disfrutando, aunque solo le guste a diez personas, ¿eso no es un éxito? Es una diatriba que pasa por mi cabeza.
En un mundo en el que los comentarios negativos llegan con tanta facilidad, ¿cómo te enfrentas a ellos?
Intento no leerlos, pero soy humano, tengo sentimientos, y cuando leo cosas crueles, me afecta. Hay quien no entiende que las personas públicas también tenemos corazón, y nos jode que hablen mal de nosotros, de nuestra familia, que nos insulten y hasta que nos deseen la muerte. Parece que todo está permitido. Me parece lícito dar una opinión, pero con respeto. Si no te gusta lo que hago, basta con ignorarlo. Pero en redes sociales se premia el hate: es el comentario en el que nos fijamos, en el que entramos. Al final se te olvidan los 200 buenos y te acuerdas del malo.
Las experiencias tan potentes que has vivido, ¿las pones en perspectiva a través de tus relatos y canciones?
He vivido cosas muy potentes: OT, Eurovisión, sacar mi primer disco, mi segundo disco, conocer al que espero sea el amor de mi vida… Y a veces necesitas parar poder seguir adelante. Como cuando te pilla una ola de playa y disfrutas con el vaivén, pero luego te da la sensación de que te ahogas. Escribir este libro ha sido como levantarse en el agua, poner atención a las cosas, a la gente de mi alrededor, y poder situar dónde estoy y hacia dónde voy.
Algunos de los relatos los escribiste de adolescente, ¿ha cambiado mucho el Miki de entonces?
Claro, es imposible no hacerlo, sobre todo con las cosas que me han pasado. Aunque no estoy demasiado de acuerdo con lo que siempre se dice de que el éxito o la fama cambian a la gente: creo que te potencia, agranda tus defectos y tus virtudes. “Se ha vuelto gilipollas desde que es famoso”. No, ya era gilipollas pero ahora podemos verlo. “Qué majo es”, lo mismo, ya era majo. Se vive todo más intensamente, pero la esencia en la misma.
En uno de los cuentos hay, por ejemplo, una niña con dos papás. ¿Era importante para ti mostrar la diversidad del mundo real?
Tengo la suerte de estar rodeado de diversidad, de abrazarla y de quererla. Yo estudiaba magisterio, quería ser maestro, y veía cómo los niños aceptan todo con naturalidad; la culpa si no lo hacen es de los adultos. A veces metemos en la cabeza de los niños ideas que no son buenas. Recuerdo que a mi hermano pequeño le explicamos que mi primo iba a venir con su pareja y que era un chico y no una chica. Él nos dijo: ¿por qué me estáis explicando esto? Nos dimos cuenta de que, aunque nuestra intención era buena, habíamos dado a entender que tener un novio y ni una novia era lo raro. Él ni se lo había planteado.
Como creador, cuando te sientas a escribir o a componer, ¿te pones en el lugar del público? ¿Intentas adivinar lo que le gustará a la gente?
Depende. Puedo estar meses sin hacer canciones, porque no tengo nada que contar. Pero cuando tengo algo que decir, me pongo a fuego. Creo que soy un egocéntrico, que hago las cosas para explicármelas a mí mismo. Este libro es un cura de ese egocentrismo, porque los relatos están escritos para los demás. Por primera vez, creo que he hecho algo sin pensar en mí primero.
¿Qué tres palabras definen a Miki Núñez a día de hoy?
Impaciente, contante e ilusionado.