Juanmaricón: “Si nuestros padres hubieran ido a terapia, nuestra existencia hubiera sido más fácil”
Juanma Useche, conocido como Juanmaricón, publica 'El arte de crecer'
Salir del armario, que tus padres te rechacen, no poder encontrar un trabajo con un sueldo digno... son algunos de los temas que rondan su obra artística
Juanmaricón no tiene miedo hablar de la ansiedad, de la depresión, de sexo o de romper los cánones de la masculinidad...
Renacimiento, Barroco, Romanticismo, Vanguardias… Los movimientos artísticos han servido a Juanma Useche (Barcelona, 2000), que se prodiga en internet bajo el nombre de Juanmaricón, para repasar tu vida. Este joven ilustrador y activista visual publica ‘El arte de crecer’, un primer trabajo que le ha resultado “terapéutico”, pues como a todo buen virgo le “gusta tener todo organizado”. Su salida del armario, el rechazo paterno, la sucesión de enamoramientos, el trabajo precario, la conciencia de clase y la visibilidad queer forman parte de sus páginas, donde también hay espacio para tabaco de liar, culos enormes y tatuajes de las Bratz.
Pregunta: Alguien tan joven y cuyas obras son puramente digitales, ¿fantaseaba con recogerlas en un libro?
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Respuesta: Yo empecé en internet, haciéndolo todo para las redes. Pero mis referentes son Lola Vendetta, Flavita Banana, María Hesse… ilustradoras que han trabajado el feminismo en su activismo digital y en libros. Y yo quería mi libro, y con la misma editorial, Penguin Random House. Ese era mi sueño, y ya ha salido.
‘El arte de crecer’ arranca con tu salida del armario, y va recorriendo tu vida posterior a través de movimientos artísticos
Mi salida del armario es el Renacimiento, el momento en que descubro que había estado invalidado pro la sociedad, sin saber qué objetivo tenía mi existencia. Es cuando entendí que era gay, y que por lo tanto estoy en una posición social que no es de las más jodidas, pero en la que sufro opresión. Y entender quién soy e intentar tener el menor miedo posible a existir fue el nacimiento del nuevo Juanma.
Y eso fue con 14 años
Sí. Con 12 yo ya sabía que era gay, pero no lo asumía. Estaba enamorado de Malcolm, de la serie 'Malcolm in the middle', o Troy Bolton de 'High School Musical', y no entendía cómo podía ser. Cuando lo entendí pensé: ¡anda, soy un maricón de mierda! Se lo conté a mis amigas y, poco a poco, a todo el mundo. Estoy contento con la acogida, aunque no fue ideal porque perdí a mi padre por este tema, pero para estar mal es mejor que no esté.
Hay una página sobre la ausencia paterna en el libro, pero en el resto hay muchos chistes
Soy una persona muy negativa, es una tendencia que tengo desde pequeño. No paro de quejarme, me ahogo en un vaso de agua y todo se me hace bola. Por eso uso el humor, para que dentro de ese estado deprimente la gente pueda identificarse. Todas estamos igual de jodidas, vamos a reírnos un rato de eso.
Cuando dibujas sobre temas dolorosos, ¿te afecta el proceso?
Hay capítulos que recuerdo escribirlos con alegría, como el de la salida del armario, o el siguiente, el Barroco, que va un poco sobre mi día a día. Pero otros, especialmente el del Romanticismo (que aborda una época depresiva que pasé con 16 o 17 años), fue muy difícil de hacer. Intentaba ser lo más asertivo posible con mis sentimientos. No voy a negar que me ponía a llorar haciendo algunos dibujos. Pero es mi capítulo favorito, creo que es el más personal.
No voy a negar que me ponía a llorar haciendo algunos dibujos
Es un proceso que te obliga a reevaluar tu vida, y hay momentos a los que uno no quiere volver
Ha sido como ir al psicólogo. Me ha ayudado a analizar mi vida por épocas. Y como soy virgo y me encanta tenerlo todo organizado, es como que ahora lo veo más claro. Escribir el libro me ha servido para ver en qué épocas estaba mejor, en cuáles peor, en cuáles más contento… Ha sido terapéutico.
Hay mucha presencia de la salud mental en el libro
Se nos ha inculcado que no pongamos valor en las emociones, que no las tengamos en cuenta. Y yo siempre he sido muy sensible, y me he sentido muy mal por ser sensible. Y en realidad todos lo somos, solo que algunas personas han desarrollado mejor esa coraza, la de “voy a ser lo más fuerte posible y a ocultar mis sentimientos”. Quería trabajar eso, que está bien sentir emociones, y normalizar la terapia. A mí dar el paso me costó mucho, porque no se habla del tema. Si nuestros padres hubieran ido a terapia, nuestra existencia hubiera sido más fácil.
¿Es el de la salud mental el próximo armario que hay que destruir?
Totalmente. Dejémonos ya de ir de duros, de “si no me hablas, no te hablo”. Vamos a expresar lo que sentimos, vamos a ser fieles a nuestros sentimientos, porque es la forma más fácil de vivir y de alejarse de la incertidumbre de no saber qué sienten los demás. Yo no debería tener que preguntarme qué sientes, tendría que saberlo. Se llama comunicación.
Las palabras depresión, ansiedad, llorar… aparecen constantemente en tu libro. ¿Somos tan débiles como nos pintan quienes se refieren a la nuestra como la generación de cristal?
Se nos tacha de quejicas. Pero si creo que puedo vivir mejor, ¿por qué no me voy a quejar? ¿Por qué no voy a aceptar que tengo ansiedad porque vivo en un sistema que me oprime? ¿Por qué no voy a luchar en contra de él? La alternativa es quedarse callado, vivir igual de mal que quienes no valoran las emociones.
Suena muy de estudiante de bellas artes, pero nuestros padres, la generación boomer, han vivido en la estabilidad económica y han estado invalidando sus emociones porque les han educado así para explotarlos. Y nosotros, que vivimos en la incertidumbre, por lo menos queremos conectar con nosotros mismos.
En tu libro hay una celebración de la sexualidad sin prejuicios
Parece que de sexo solo pueden hablar los hombres cisheterosexuales; de hecho ellos lo pueden hacer en la calle sin que pase nada. “Me follaría a esta, la otra vaya culo tiene”… Hemos normalizado esos comportamientos ordinarios y acosadores, mientras que las mujeres, las maricas, las personas trans –que somos las que tenemos problemas reales por nuestra sexualidad– no podemos hablar de sexo de manera sincera, abierta y sana. No es que defienda nuestro derecho a hablar como los heteros, pero al menos sí quiero tratar el sexo de manera natural.
La masculinidad además no juega un papel en tu obra, cuando te pintas en modo sexy es con el culo de Nicki Minaj
El concepto de la masculinidad, y del género, los intento rechazar. Que alguien me diga que soy un hombre… qué pereza. Me causa tato rechazo lo masculino que no me identifico con ese género, pero tampoco con el femenino. Me parece una forma de opresión más, y no quiero tenerlo en cuenta para definirme.
Te defines como activista visual. ¿El arte debe ser político?
Todo lo que hacemos es político. Y el arte es siempre político, el pensamiento del artista siempre está ahí. Y que cada uno haga lo que quiera, pero creo que deberíamos ser files a nuestra visión del mundo también en el arte que generamos. Si tienes un público y un mensaje, cuanto más asertivo sea más útil resultará.
Hasta has dibujado a Santiago Abascal
Hombreeeee. Yo quiero que mi contenido sea explícito, aunque eso me exponga a muchas críticas. Pero si es por hacer llorar a los fachas, bienvenidas sean.