En la 41 edición de la gala de entrega de los Premios Princesa de Asturias, presidida por la Familia Real en el Teatro Campoamor y con un 60% de aforo, el chef José Andrés, quien con su ONG World Central Kitchen, ha recibido el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, ha lanzado un discurso muy emotivo.
“Con un culín de sidra esto sería más fácil”, ha dicho emocionado el chef José Andrés al principio de este discurso, quien ha querido agradecer a su esposa Patricia su apoyo.
"Podemos llevar estabilidad y paz a distintas partes del mundo, pero solo si primero nos aseguramos de que las familias tienen alimentos en la mesa", ha indicado, para añadir que "nuestro futuro depende de que el mundo se alimente mejor". "Un mundo en el que la comida sea la solución, no el problema", ha afirmado.
José Andrés ha querido compartir el premio con las mujeres y hombres que conformar la ONG Word Central Kitchen y "que dan de comer a los hambrientos y alientan a las comunidades gracias al poder de la comida".
El cocinero ha recordado a los afectados por la erupción volcánica de La Palma, además de otras tragedias humanitarias a lo largo del mundo. "La Humanidad, las personas sin voz y sin rostro, esas personas que parecen sombras en la niebla necesitan a personas que las cuiden. Necesitan a personas que las traten como personas. Esas personas no quieren nuestra limosna, quieren nuestro respeto y su dignidad. Y ese es el poder que tiene un plato de comida", ha afirmado.
José Andrés ha tenido palabras para recordar sus orígenes asturianos y a sus padres enfermeros, que "como muchos de los héroes que han salvado vidas durante esta pandemia, vi como sobrepasaban los límites del deber para cuidar a los demás".
En los comienzos de su carrera, cuando abrió el primer restaurante en Washington y trabajó como voluntario en un albergue para indigentes, se dio cuenta "de que la gente no quiere nuestra limosna, sino nuestro respeto", ha explicado. "Plato tras plato se pueden encontrar soluciones muy simples a grandes problemas", ha indicado.
Por otro lado, ha destacado el papel de la inmigración en el progreso de las sociedades. "Estoy orgullosos de ser asturiano, catalán, español y estadounidense", ha resaltado, para definirse como "un inmigrante del mundo" y señalar que "los inmigrantes construimos puentes porque tenemos que hacerlo".
"El mundo necesita mesas más largas, en las que la comida pueda servir para unirnos y no muros más altos que nos mantengan separados", ha afirmado, para destacar que el mundo puede ser mejor si se comprende "el poder de la comida". "Debemos mejorar la salud y ahorrar dinero si a diario proporcionamos a nuestros niños y personas mayores comidas nutritivas y sanas", ha indicado, para reivindicar "alimentar al mundo de esperanza".