Lo primero que hay que tener claro es que el hábito y el ejemplo son fundamentales. Dicho de otra manera, para que los más pequeños tengan ganas de leer tienen que vernos hacerlo. Una excelente manera es empezar leyendo con él cada noche e invertir los papeles cuando sea un poco más mayor.
En cuanto a que leer no es necesario que sea un cuento infantil, debido a que lo importante es que la lectura tenga un espacio dentro de la rutina de los niños. Se puede probar a ver las películas en versión original subtitulada (en algunos países nórdicos la televisión está en inglés y los niños aprenden a leer antes para comprender los programas).
El momento de los 8 a los 15 años es crucial. Algunos niños acaban abandonando el hábito en favor de otros estímulos, principalmente porque perciben los libros “para su edad” como simplones. Es por eso que hay que evitar vetar libros por esta franja. Además, los niños preadolescentes que crean vínculos emocionales con los libros tendrán más posibilidades de ser unos adultos lectores. En esta etapa el papel de la escuela en este contexto es muy importante también, tal y como recoge 'Acierto.com'.
Otra opción es regalarle a un niño un libro personalizado en el que él sea el protagonista de la historia. Desde hace años existen páginas especializadas y librerías en las que, por encargo, se puede conseguir este producto a precios asequibles. Los libros interactivos pueden ser otra opción, aunque lo más recomendable es empezar por el soporte físico tradicional.
Una cosa que nos tiene que quedar clara es que la lectura del niño debe ser variada, esto es, hay que combinar cómics, libros, cuentos, etcétera. Asimismo, un niño no debe percibir la lectura como una obligación, como unos deberes, sino como algo divertido.