Rubens en su tierra de acogida: Amberes, Bélgica. Como es evidente, la mayoría de los cuadros: desnudos femeninos muy contundentes, marca de la casa. Y de repente, los visitantes se tropiezan con ellos, dos vigilantes que les preguntan si tienen cuenta en Facebook. En el momento que dicen que sí, les prohíben -a toda costa- que vean esos desnudos, demasiado indecentes, aseguran. Tranquilos. Porque no es real. Es la campaña para denunciar la última polémica de esa red social. Porque Facebook censura una y otra vez las pinturas de Rubens por sus desnudos. Así que el Gobierno de Flandes ha tomado cartas en el asunto, harto de esa obsesión con pezones y pechos. Ya a principios de año, la red social fue capaz de censurar a una pobre venus prehistórica de más de 30.000 años.