A Ian Gibson lo encontramos cansado. Acaba de volver de un viaje a sus raíces, en Dublín, y se ha encontrado con más tristezas que alegrías. Hacía 18 años que no pisaba la ciudad. "Me ha producido mucha pena volver. Me sentía como un fantasma errando por la calle".
Pero ese cansancio emocional de los últimos días se convierte, en seguida, en una conversación apasionada cuando habla de Ligero de equipaje (Ediciones B). Su biografía de Antonio Machado convertida en un libro-cómic con la ayuda de Quique Palomo. Una original y bella historia dibujada donde retrata todos los rostros del poeta, su infancia, la guerra, el exilio y su muerte. Un libro tan bien documentado como exquisito. "Va a llegar a gente nueva porque, ¿quién lee hoy una biografía de 700 páginas con todo el mundo pegado a las pantallitas? La lectura necesita tiempo, y este libro se lee en dos horas".
Pregunta. La Fundación Antonio Machado pidió que al poeta se le recuerde como "héroe nacional de la democracia". ¿No sé si está de acuerdo con esta etiqueta?
Respuesta. Hay que reivindicar a Machado. Primero como el gran poeta que es, pero luego por su pensamiento. Fue un hombre clave en este país, identificado con los afanes culturales de la Segunda República, y su recomendación siempre fue diálogo, diálogo, diálogo. Escuchar al otro en un país que escucha poco y habla demasiado. Es lo que queremos hoy, ¿no?
P. Machado siempre apoyó la causa de la República pero sin ser un revolucionario radical.
R. Creía en la España diversa, con sus idiomas, con sus regiones tan diferentes, pero sobre todo en la cultura. Él estaría hoy a favor de un gran pacto nacional, porque un país tiene que pactar su educación en un mundo tan competitivo, y sin educación, no hay nada.
P. También fue muy crítico con el nacionalismo catalán.
R. Estaba en contra de todos los nacionalismos, como estoy yo en contra del nacionalismo acérrimo. Se puede ser granadino, andaluz, español, europeo, mundial, incluso cósmico, como el caso de Lorca. Y digo lo mismo con Cataluña. El catalanismo estrecho me parece patético, innecesario y torpe. Hay que ser catalán abierto al mundo, y se lo dice un irlandés. Hay que combatir esto.
P. ¿Y cómo?
R. Creo que Machado hoy estaría a favor de crear una Tercera República porque no le gustaban los Borbones, Alfonso XIII nada en absoluto. Desearía una Tercera República Federal Ibérica, y a mí me gustaría verlo.
Gibson sigue con su lucha y su cabreo permanente con la memoria histórica. Es un intelectual que no solo quiere a España, sino que, dice, le duele España.
"Este país tiene que resolver el problema de sus muertos. Sólo en Andalucía hay miles y miles de desaparecidos en barrancos y fosas comunes. Lo dijo el Papa. Si España quiere sonreír al futuro tiene que resolver el problema de los fusilados del franquismo que yacen todavía en cunetas. Ellos tuvieron cuarenta años para desenterrar a los suyos, ahora les toca a los perdedores de la guerra recuperar al abuelo".
P. Pero para eso debería haber un pacto entre todos los partidos.
R. Hace mucho tiempo que la derecha debió sacar a Franco, diciendo que no eran franquistas. Pero no lo hicieron. Jamás lo habrían hecho. En Málaga, un alcalde del PP ya ha desenterrado a 2.500 rojos fusilados, han hecho un monumento en su honor y, como yo, estuvo en la inauguración. Esto podría hacerse en todo el país de la noche a la mañana. Que no me diga nadie que no es posible. No es reabrir heridas, es curar heridas y hacer de este país un lugar más libre y decente.
P. Con Vox presidiendo la comisión de Memoria Histórica de la Junta de Andalucía, ¿hay alguna posibilidad de encontrar a Lorca?
R. Con Vox poco podemos hacer, o más bien nada. Cuando les oigo su versión de la historia, llena de falsedades, me echo a temblar. Haría falta más sátira política con esas imágenes de su líder, Santiago Abascal, montando a caballo, como un Putin a pecho descubierto, y encima hablando de la Reconquista. ¡Por Dios! Es algo tan infantil.
P. ¿Qué pensaría Antonio Machado sobre que no se hayan encontrado aún los restos de Federico?
R. Le haría muy infeliz. Machado y Lorca se amaban. Él le ayudó cuando empezaba con 18 años y siguió su carrera con asombro, porque realmente fue fulgurante. Todo lo hizo en 20 años. De 1916 a 1936. Cuando se confirmó el rumor de su muerte fue terrible para él y enseguida comenzó a escribir su gran elegía, que hoy tiene resonancia mundial. A don Antonio le habría dolido mucho que aún no se sepa donde está el poeta español más leído y llorado.
P. ¿Habría que trasladar sus restos desde Colliure a España?
R. Machado representa a todos los exiliados, a todos los que murieron fuera del país y no pudieron volver. En Colliure a él y a toda su familia les dieron cama, camisa y sellos para sus sobres porque no tenían nada. Los cobijaron y luego los enterraron. Allí deberían quedar como símbolo.
Detrás de este hombre de apariencia seria y de contundentes convicciones hay una persona tierna y muy humana, feliz de vivir como un escritor español en su casa del barrio de Lavapiés de Madrid. Porque no es que Ian Gibson sea un español-irlandés, sino que se siente patriota español, con sangre irlandesa, al que sólo le queda la influencia del inglés en el acento. Dice que es de aquí, aunque a veces sienta rabia.
"Un país que podría ser una maravilla es una locura. La Península Ibérica es fascinante, única por todo lo que tiene de variedad, de culturas, de mezcla de sangre. Porque es un país mestizo, aunque la derecha lo niegue".
Ya son sesenta años recorriendo cada ciudad y "cada día tengo la sensación de saber menos de este país tan complejo", aunque "en la cocina de mi casa la tortilla de patatas la hago yo"”, y su mujer, añade, "pero la hace dos veces al año, como mucho".