Almudena Grandes: "Habría que refundar la democracia española"
"Escribir los 'Episodios de una guerra interminable' me ha permitido satisfacer un impulso moral aparte del literario", dice Almudena Grandes
La autora de 'La madre de Frankenstein' lamenta que España y Turquía sean los dos únicos países del viejo continente sin política de memoria histórica
La España del pecado y del castigo, de las sotanas, donde "el silencio era el único valor seguro", es el mundo que nos descubre La madre de Frankenstein (Tusquets), la última novela de Almudena Grandes, el quinto libro de sus Episodios de una guerra interminable.
Una obra que te subyuga, que te agarra, que te envuelve y no te suelta, llevándote a unos años, los 50, asfixiantes, enrarecidos, donde era difícil respirar. Y esos años de oscuridad, de miseria material y de la otra, nos los cuenta Almudena desde el recinto más marginal que pueda concebirse: el manicomio de mujeres de Ciempozuelos. Es el nexo de unión de los tres narradores para acercarnos, como en el verso de Luis Cernuda, "a esa España obscena y deprimente que regentaba la canalla".
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Pregunta. Novela de ficción construida sobre hechos reales donde aparece la vida y muerte de Aurora Rodríguez Carballeira, la peor madre de España, según las crónicas.
Respuesta. Ha sido la parricida más famosa, lo que pasa es que Aurora, Doña Aurora como yo la llamo, (risas), es mucho más que eso… Era extremadamente trastornada y extremadamente inteligente, que fue capaz de matar a su hija Hildegart, pegándole cuatro tiros en la cabeza, y de ir a entregarse con total naturalidad, diciendo que era igual que un escultor, que rompe su boceto y se pone a trabajar en otro. Descubrí a Aurora hace muchos años y nunca he conseguido odiarla. Fue una intelectual poderosa, brillante, con dinero, libre. Igual que el sueño de la República se fue por el desagüe cuando perdió la guerra, el sueño de la mujer republicana se arruina en la figura de Aurora. Es lo que más me fascina de este personaje.
El manicomio de mujeres de Ciempozuelos era el margen del margen
P. Lo extraño es que al terminar la guerra no la mataran...Fue abandonada a su suerte como cientos de mujeres.
R. El manicomio de mujeres de Ciempozuelos era el margen del margen. Aurora en el manicomio ya inexistía, porque era un territorio que no importaba a nadie, del que no se ocupaba nadie. No la mataron pero era como si hubiera desaparecido en un hoyo. Es muy impresionante constatar cómo después de la guerra el manicomio era una buena alternativa en un país donde no había divorcio. Tenías una depresión, te inhabilitaban, y el marido quedaba libre.
P. Eduardo le dice a Germán, uno de los protagonistas...."El silencio es el único valor seguro".
R. Ahora es difícil que nos hagamos una idea de lo que significó aquella unión intimísima entre la Iglesia Católica y el Estado. Todos los pecados eran delito, pero eran más graves por ser pecado que por ser delito. La Iglesia y los comités morales estaban presentes en la vida de la gente. La piel era problemática, el cuerpo era problemático, leer novelas traducidas eras sospechoso. Las madres le decían "hijo, no te signifiques. Apaga la luz que no te vean que estás leyendo". Todo eso lo que iba haciendo era asfixiar, enrarecer, hacer difícil respirar... y las mujeres se llevaban la peor parte. No sólo eran imbéciles legales desde el punto de vista jurídico, sino que había una especie de saña por coartar cualquier ilusión, cualquier espejismo de libertad.
Para Vallejo Nájera el marxismo era un gen asociado a la inferioridad mental, a la imbecilidad
P. En la novela da la impresión que la red de niños robados nació con la teoría del "gen rojo" de Vallejo Nájera.
R. Yo creo que está intrínsecamente vinculada. Antonio Vallejo Nájera, un coronel de ejército, fue jefe de los servicios de salud mental. Escribió una serie de libros como Eugenesia de la raza, Eugamia, donde proponía que tenían que seleccionar los novios para que la raza mejorara. La gente no quería casarse con quien quisiera, sino con quien fuera bueno para los intereses de la patria. En todas estas obras desarrolló la teoría "del gen rojo". Él decía que el marxismo era un gen intrínsecamente asociado a la inferioridad mental, a la imbecilidad, por lo que había que extirparlo.
P. Una especie de Menguele franquista.
R. Vallejo Nájera no era partidario de las esterilizaciones porque era católico, es lo único que lo diferencia de los nazis. Sin embargo se podía exterminar al portador, fusilarlo, y en el caso que hubiera descendencia arrebatar los hijos a los portadores del gen para que los reeducaran en familias intachables. Su teoría dio amparo, cobijo, al robo de niños.
P. La memoria ha sido el tema más importante de tu vida. Te has propuesto dar voz a las personas silenciadas.
R. Los españoles vivimos encima de una mina de oro. Si rascas un poco el suelo hay un tesoro de personajes, de héroes, de villanos, de tragedias desconocidas. Pero ese filón existe porque los resistentes antifranquistas no han formado parte de la versión oficial nunca. Y escribir esta serie de seis libros me permite satisfacer un impulso moral, aparte del literario.
La consigna de la Transición fue “para progresar hay que olvidar”. Un grave error
P. ¿La memoria sólo tiene que ver con el pasado?
R. Es un error. Esta es una especialidad española. La memoria tiene que ver con el presente, porque si no sabemos quiénes somos, no sabemos quiénes queremos ser. Y tiene que ver con el futuro, si no tenemos identidad cómo vamos a poder vivir. Lo que tiene que ver con el pasado es la historia. La memoria empieza donde termina la historia. España y Turquía son los dos únicos países que no tienen una política de memoria, y aquí nos hemos acostumbrado a pensar que el pasado no es importante. Que lo importante es el futuro. Fue la consigna de la Transición "para progresar hay que olvidar". Pero se omitió un detalle fundamental. Durante 40 años se moldeó la conciencia de los españoles, su sentimentalidad. No puedes hacer que no ha pasado.
P. Los problemas de país que hoy acarreamos tiene que ver con una democracia que se creó en el aire?
R. Es evidente que este país atraviesa una crisis territorial, por una crisis institucional, por primera vez instituciones que antes eran sagradas como la monarquía y la judicatura ahora se critican abiertamente. Y también una crisis moral provocada por la poca ejemplaridad de la política española, que ha provocado una desafección. Y eso es malo. Cuando en un país no hay política, hay algo peor. Y finalmente hay una crisis de identidad. Hay muchos millones de españoles que se apellidan Pérez, López, García fuera de Cataluña que no se identifican con este país y que viven en una especie de limbo que solo se arregla cuando hay un mundial. Y creo que esto parte de la Transición, que no se atrevió a romper de forma radical sus vínculos con la dictadura. Habría que refundar la democracia española. Suena terrorista, pero es la única forma de arreglar estos problemas.
P. ¿Quién cuenta mejor la historia, un novelista o un historiador?
R. Un historiador es alguien que tiene que documentar exhaustivamente una historia verdadera, pero cuando llega a una laguna de documentación, tiene que parar. Sin embargo el novelista puede llenar esa laguna con ficción y seguir adelante. El territorio de la literatura es la emoción, el de la historia, la verdad. Pero déjame decirte que yo sin los historiadores no sería nadie. Afortunadamente hoy tenemos nombres extraordinarios que ya no solo se ocupan de los "felipes", dejando la guerra y la posguerra a británicos y franceses.
El lenguaje inclusivo de va a quedar. Va a ganar
P. En tu discurso de aceptación del Honoris causa por la UNED desdoblaste el lenguaje.... Por lo que veo está a favor.
R. Aplico el sentido común. Procuro hacerlo de una manera que no canse en el texto. Pero, francamente, creo que desdoblar los artículos de la constitución, un texto tan especial, que nadie lee por entretenerse, sería simbólicamente muy pertinente. Porque creo que el lenguaje inclusivo se va a quedar, va a triunfar. Además hay fórmulas inclusivas que no tienen que ver con el desdoblamiento. Dices personas, gente, ciudadanía, usar el quienes, en vez de los que, que además es más bonito y tiene más sentido.
P. ¿Aguantaremos cuatro años esta guerra política entre unos y otros?
R. Ya se nos ha olvidado el primer año de Zapatero. Era los mismo. Los muertos de ETA iban de un lado para otro-.Es la triste realidad española. La derecha considera que este país le pertenece, que es propiedad suya porque lo heredaron de sus abuelos, los ganadores de la guerra. Cuando la derecha pierde el poder, reacciona como si se lo hubieran robado. Es escandaloso que se atrevan a hablar de gobierno ilegítimo cuando el adjetivo ilegítimo es lo que ha precipitado en este país los golpes de estado, han traído la guerra ,¿es que no leen la historia. Por otra parte este tipo de oposición ha provocado que históricamente la izquierda cuando llega al poder, se acompleje y se comporte como si estuviera realquilada. Es hora de que un gobierno de izquierdas sea fuerte, que no se amilane. Y francamente, esta oposición tan brutal no va a durar eternamente, porque cuatro años de Cayetana a este nivel...¡no se puede!.
Almudena Grandes nos deja un antídoto para alejarnos del ruido político. Volver al siglo XIX, leer los Episodios Nacionales ahora que estamos en el año Galdós, para descubrir y comprobar su vigente actualidad. "Para consolarnos y curarnos te diré que España es un país superviviente, es la mejor condición que tenemos. Hemos salido de muchos hoyos".