"Un chaval normal, pero con cáncer". Carlos Sarriá, Charlie en las redes sociales, se presenta así ante el mundo. Tiene 20 años y desde hace cuatro planta cara a esta dura enfermedad. En lugar de esconder su cabeza sin pelo o las hondas huellas físicas que el cáncer deja en su piel, este joven alicantino prefiere mostrárselas a todos porque, para él, esta batalla "es una cuestión de actitud".
Ahora mismo, se encuentra de nuevo ingresado en el hospital por un herpes muy fuerte. "Tengo bastantes dolores y fiebre. Por si fuera poco, también me han detectado coronavirus", cuenta a Yasss. A través de Instagram y de TikTok va contando su día a día a través de fotos y vídeos. La merienda de la tarde, las visitas de su novia, la noche complicada porque la fiebre se le ha disparado... Sin filtros ni ambigüedades se vale de las redes sociales para hablar del cáncer con su mismo lenguaje; descarnado, áspero, pero también con un filtro de optimismo. "Tu cuerpo aguanta si tu mente aguanta. Tarde o temprano sales", dice convencido.
Su 'pesadilla' comenzó un día que se desploma en el suelo de la cocina de su casa. "Antes de que me detectaran el cáncer ya tenía ciertos dolores, pero con 13 años no piensas de dónde puede venir ese dolor. Sin embargo, una mañana me caigo y no me puedo levantar porque la pierna no me respondía. Lo primero que dijeron los médicos es que yo tenía escoliosos. Pero, al ver la resonancia más de cerca, vieron lo que realmente había", cuenta.
Charlie tenía un sarcoma de Ewing. "Es un tumor de tejido blando que afecta a los huesos y a los pulmones. Se come el hueso y crea una masa grande a su alrededor que genera dolor. Si se pilla en una zona como el fémur, por ejemplo, se extirpa y se acabó. Pero en mi caso fue en la cadera y no me podían operar. Así que me pusieron quimioterapia durante once meses", explica.
Charlie ganó esa primera batalla, pero varios meses después le empezó a doler la cabeza y se descubrió un bulto en la coronilla. "Pensaba que me había dado un golpe en la cabeza. Pero me hicieron otra resonancia y me dijeron que tenía un tumor. Una metástasis del primero. Sinceramente, me lo olía. Porque no veía normal que me doliera tanto la cabeza. Cuando me lo dijeron, dije: ‘Lo sabía’", se explica.
Ahora va por su cuarta recaída. "Hace poco empecé a notar algo que me presionaba el coxis y que no tenía sensibilidad en el perineo ni en el ano. Y empecé a buscar información sin decírselo a nadie de un nervio que se llama pudendo. Y lo que leía coincidía literalmente con lo que me pasaba. Pero yo no sabía si un nuevo tumor estaba aplastando ese nervio o no. Y, efectivamente, era un tumor. Ahora mismo estoy en quimioterapia", cuenta.
Entre idas y venidas al hospital, a Charlie se le ocurrió un día comenzar a contar su experiencia a través de las redes sociales. "No tengo vergüenza en contar lo que me pasa. Así que decidí exponerme para combatir la desinformación y los bulos que hay en torno a la muerte", explica.
Su forma optimista y el buen humor con el que afronta la vida gusta a sus decenas de miles de seguidores. En Instagram suma casi 70.000. En TikTok, más de millón y medio. Ahora, también está experimentando en Twitch. "A mí me encanta hablar en directo con la gente y desde pequeño me han gustado los videojuegos. Tener la oportunidad de jugar y hablar con la gente a la vez me llena. Lo que me pasa es que la quimio te deja pocho y por eso no estoy haciendo directos ahora. Para estar en Twitch necesito estar al 100%", cuenta.
Sus seguidores le apoyan y se alegran cuando Charlie recibe un buen diagnóstico, aunque siempre hay algún "subnormal". "Algunos te dicen que ‘te vas a morir’ o ‘puto calvo’. Yo no contesto a todos los comentarios, pero sí los leo. Y estas cosas te influyen. Pero me quedo siempre con los comentarios positivos", explica.
Además de sus miles de seguidores en redes sociales, Charlie tiene el gran apoyo de su novia Nerea. Ella coprotagoniza muchos de los contenidos que el joven sube a las redes sociales. "Empezamos a salir después del verano de mi primer cáncer. Y, la verdad, que con 17 años te digan que tu pareja tiene cáncer es duro. Ella lo pasó muy mal. Ahora viene todos los días a verme al hospital. Duerme conmigo, me ayuda a ir al baño... Es un apoyo fundamental", señala. Su familia también le arropa y está pendiente, aunque él siempre intenta poner buena cara para no preocuparles de más. "Yo creo que estando bien, ellos están bien. Si ellos te ven deprimido, ellos también lo sufren", asegura.
En este duro y largo camino trufado de ingresos hospitalarios, quimios y noches de alta fiebre, Charlie también contó con el apoyo incondicional de un amigo llamado Jorge, al que conoció en el hospital. Durante mucho tiempo se apoyaron para vencer juntos al cáncer, aunque una neumonía apagó su vida. "Él no falleció por cáncer, él estaba curado. Pero tenía que ir a Valencia para un trasplante de médula, le entró una neumonía y falleció. Tenía las defensas bajas. Yo he estado mucho tiempo sin asimilar lo que le pasó. A día de hoy me cuesta pensar que Jorge ya no está, pero creo que es una etapa que acabaré superando", dice.
Los palos de la vida han hecho que Charlie ya no piense en el futuro, sino en el día a día. "Planes a largo plazo no suelo tener. La verdad, no sé qué me va a pasar de aquí a dos meses. Yo vivo así. Porque luego te decepcionas si las cosas no salen como tú esperas", explica. De momento, sigue subiendo stories a Instagram y vídeos a TikTok para mostrar su batalla contra en cáncer y para lanzar un mensaje al mundo entero. "Que la gente tenga huevos y afronte sus problemas. Es lo que yo, al menos, hago", concluye.