Continúan saliendo a la luz las idas y venidas del matrimonio de Will Smith y Jada Pinkett Smith, tras el bofetón que el actor le propinó a Chris Rock en la gala de los Premios Oscar, después de la inoportuna broma del cómico sobre el aspecto de su mujer, quien sufre alopecia. Una acción por la que la Academia de Hollywood ha decidido vetar al actor durante los próximos diez años.
Will y Jada llevan 25 años juntos, pero no todo han sido buenos momentos durante ese cuarto de siglo. Ellos mismos han desvelado públicamente algunas de estas diferencias en diversos espacios. Entre ellos, el programa Red Table Talk, presentado por la propia Jada Pinkett Smith, su hija Willow y su madre, Adrienne Banfield-Norris, que alguna vez ha contado con la presencia del oscarizado actor.
Fue en ese espacio donde Jada Pinkett Smith confesó un desagradable momento del día de su unión con Will. La actriz recordó "llorar por el maldito pasillo" en su "horrible" boda, puesto que ella, insistió, "nunca quiso casarse". Tan solo aceptó unirse en matrimonio con Will Smith porque estaba embarazada de su hijo Jaden y era lo que debía hacer, según su madre, a quien además le hacia especial ilusión la boda de su única hija, según DailyMail.
Asimismo Jada explicó que su deseo era estar con Will, pero no de una manera tan formal. Finalmente, supo que era "la decisión correcta", pero eso no cambia que la boda fuese "horrible" para ella.
Will y Jada se casaron en 1997, en Baltimore. La actriz estaba embarazada de tres meses. "Estaba tan molesta porque no quería casarme, tan enfadada que fui llorando por el maldito pasillo", recordó. Will Smith, por su parte admitió que él siempre quiso casarse y tener una familia, aunque reconoció que "Jada nunca creyó en el matrimonio convencional", por considerarlo una especie de 'prisión'.