Avril Lavigne, veinte años de historia pop-punk

  • Ha sufrido la enfermedad de Lyme, por la que tuvo que retirarse de la música durante varios años

  • Se ha casado y divorciado de dos estrellas del rock, Deryck Whibley, cantante de Sum 41 y Chad Kroeger, líder de Nickelback

  • Veinte años después de su debut, sigue siendo un referente para nuevas estrellas de la música como Yungblud o Heather Baron-Gracie de Pale Waves

Echando la vista atrás, quién podría pensar que veinte años después seguiríamos hablando y leyendo titulares sobre Avril Lavigne. La vida de la artista canadiense ha estado siempre rodeada de circunstancias y apariciones en medios fuera de la música, pero también de lucha e incluso de supervivencia, que le han llevado a ser una de las grandes figuras femeninas a lo largo de dos décadas.

La que antaño fuera denominada ‘la princesa del pop-punk’, género al que se agarró y con el que sorprendió en sus comienzos, Avril irrumpió en la escena con paso firme para dar una patada enérgica a soluciones musicales edulcoradas con Britney Spears a la cabeza, mostrando dos polos opuestos de melena rubia del music business.

Artista de épocas y públicos diferentes

Si hay algo que Lavigne ha conseguido, es aunar a lo largo de los años a un público diverso en torno a una propuesta musical en la que discográficamente no se ha prodigado en exceso, con seis discos de estudio y épocas diversas, pero en las que siempre ha habido algo para un tipo de oyente en cuestión.

Si bien sus comienzos más desconocidos tuvieron forma de country y folk (acordaros de cómo comenzó Taylor Swift), la verdad es que su reorientación antes de explotar supuso el gran acierto de la cantante. Ahora, estamos cerca de celebrar el veinte aniversario de su primer lanzamiento discográfico “Let go”, ese álbum que es ya parte de la historia musical. Un éxito comercial cuya actitud y propuesta visual nos presentaba a una artista rockera, skater y rebelde en un momento muy concreto. Energía musical melódica con dos hits como “Complicated” y “Sk8er boi” que a hoy en día son dos de los temas más reproducidos en Spotify.

Un álbum con el que la incipiente estrella tocaba el cielo con un debut soñado, como si de brujería se tratara, y es que con “Sk8er boi” Lavigne llegó a realizar un cameo interpretando el tema en uno de los shows televisivos más famosos del momento, ‘Sabrina, la bruja adolescente’ la sitcom protagonizada por Melissa Joan Hart, que fue un hechizo musical en su carrera.

Éxito y cambios musicales

Tras un debut soñado, el siempre complicado segundo disco para un artista no hizo que le temblara el pulso y “Under my skin”, lanzado dos años después, consiguió asentar su estrellato, recibiendo el aplauso de crítica y público, confirmando a una artista mainstream de actitud punk con otro éxito musical como “My happy ending”.

Con su tercera obra “The best damn thing” llegaban los cambios, y aunque ahora pueda ser referencia para los nostálgicos de la época, conllevó la división de los fans, apostando por el brillo y color “chicle” de sus canciones. Lavigne dejaba atrás el lado sombrío inicial para dejarse llevar por canciones más “frescas” y alegres, caminando por terrenos pop, dando portazo al color negro y su vestimenta skater y posicionándose por el rosa y los tops ajustados, donde las Converse pasarían a mejor vida en favor de los tacones y botas.

En 2011 llegaría “Goodbye lullaby” donde Avril mostraba su faceta edulcorada en una etapa más baladista, que daría con “Avril Lavigne” en 2013, el álbum homónimo que abría con una declaración de intenciones “Rock N’ roll”, pequeño gran hit de radio buscando esa épica mainstream de la artista, un álbum donde reivindicaba su figura de mujer del rock con colaboraciones de dos grandes artistas del género, Chad Kroeger (Nickeback) en la balada “Let me go” y “Bad girl” con Marilyn Manson haciendo el “mal”. Y tras esto, el silencio musical.

Boda, separación y enfermedad de Lyme

La colaboración de Chad Kroeger, vocalista de Nickelback en su último disco, no era más que el presagio de una historia de amor. La canadiense decía haber conectado de tal manera que su relación de tan solo un mes llevó al compromiso, celebrando su enlace en 2013 en un castillo medieval y conllevando que la cantante volviera a ocupar portadas.

El amor de su vida está claro que no fue, y es que aunque ya se había divorciado en 2009 de Deryck Whibley, líder de Sum 41, su cuento de hadas con Kroeger (de Nickelback, no Freddy) duró poco más que un suspiro, ya que en 2015 pondrían punto y final a su relación.

La vida de Avril ha sido siempre noticia, con teorías que llevaron incluso a darla por muerta y sustituida por una doble en 2003, “muerte” que en 2014 casi “aceptaría” bajo sus propias palabras, cuando metida en un bucle de dolores y cansancio extremo fue diagnosticada con la enfermedad de Lyme a sus 33 años.

Dicho proceso la mantuvo en un parón musical y mediático del que no supimos hasta 2018, cuando Avril sacaba toda la fuerza de su interior, en parte recuperada, para demostrar su garra de forma muy personal con “Head above water”, su último trabajo de estudio hasta la fecha y cuya presentación norteamericana tuvo que parar por la pandemia.

Con ese renacer musical también volvía a nacer una artista siempre en boca de todos, un álbum de redención que es toda una declaración de su lucha contra la enfermedad, algo que mostraba en el tema título para abrir el disco bajo una letra en la que pide ayuda “Dios, mantén mi cabeza por encima del agua, no dejes que me ahogue, se pone más difícil”, mientras que la conclusión del álbum con el tema “Warrior” era una muestra de lucha y supervivencia donde la escuchamos decir “porque soy una guerrera, lucho por mi vida como un soldado a través de la noche, no me rendiré, sobreviviré porque soy una guerrera y soy más fuerte, por eso estoy viva”, un final perfecto (y muy arreglado en lo musical) para un nuevo y esperanzador comienzo.

Jóvenes y exitosos músicos han reconocido que ella es una referencia absoluta, véase a Yungblud, reciente ganador en género alternativo de los MTV EMAs, que quiso contar con ella en su propio show el pasado mes de marzo, interpretando una emocionante “I’m with you”, mientras que Heather Baron-Gracie, cantante de una de las bandas con más proyección, Pale Waves, reconocía a Avril como su “héroe de la infancia” y un ejemplo para la next gen musical. En los últimos meses, también Willow, hija de Will Smith y Jada Pinkett Smith, contaba con ella en su nuevo disco para el tema y videoclip de “G R O W”, reflejo de inspiración para el álbum rockero de la joven de 20 años.

Pero no solo de las nuevas juventudes vive su estrella, en esta nueva etapa Avril ha recuperado el pulso y la actitud que le llevó a lo más alto, ahora con su nuevo single “Bite me”, primero de varios que irán llegando antes de su nueva obra de estudio. Ha contado con el mítico Travis Barker, batería de Blink 182, introduciéndola en su nuevo sello discográfico. También Mod Sun ha querido contar con su voz y presencia en la canción “Flames”, dejando ver su imparable momento.

La artista, que hace un par de meses “incendiaba” las redes con un posado en bikini, ya ha dado detalles de lo que será su nueva obra con las guitarras de nuevo como protagonistas y un gran equipo musical a su alrededor, confirmando a Machine Gun Kelly, y habiendo dejado caer que le gustaría contar con Billie Eilish, el tiempo dirá. La canadiense busca así dejar atrás los años sombríos, y volver a mostrar la versión más rebelde que conocimos hace ya veinte años.