Ana Fernández Pardo, profesora universitaria: “Letizia es una ‘influencer’, pero Isabel la Católica inventó ‘Wallapop"
Su libro "Eso no estaba en mi libro de historia de la casa real española" recorre 500 años de historias no conocidas de la casa real española
¿Y si el día de Acción de Gracias o el chocolate belga fuesen unos inventos españoles?
Desde joyas de Felipe II que acaban en la tripa del caniche de Elisabeth Taylor hasta el antepasado de Tinder se desvelan en el libro
Ana Fernandez Pardo (Madrid, 1982) defiende que antes de Letizia, hubo otros reyes españoles que ya fueron los primeros influencers marcando tendencia con su poder y su estilo por medio mundo. Esta profesora de la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Protocolo desgrana suculentas historias "reales", que han pasado desapercibidas o que se han olvidado.
"Instagram, Wallapop, Masterchef y Tinder ya existían hace siglos", afirma y así lo cuenta en su libro: "Eso no estaba en mi libro de historia de la casa real española" (Editorial Almuzara) prologado por Lorenzo Caprile. Desde la joya de Felipe II que acabó en la tripa del caniche de la actriz Elisabeth Taylor, o por qué el emblema del partido de Joe Biden tiene que ver con Carlos III y un burro de Zamora. Hasta el cocinero que se hizo pasar por rey de Portugal y se lo creyeron.
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Pregunta: Bucea usted por 500 años de historia de la casa real y saca 'petróleo'. Habla de la 'cara B' de la monarquía. Y presenta a varios monarcas como influencers.
Respuesta: Claro que sí. La influencia está ligada al poder, y en el pasado hubo cuatro reyes que marcaron tendencia: los Reyes Católicos, el emperador Carlos I, que obviamente ejerce una influencia en toda Europa. Y luego Felipe II. Letizia es guapa, estilosa e inspira, no solo por su imagen sino por quien es. Lo que se pone, se vende.
P.: Como la ropa de Isabel la Católica. Usted lo narra en el libro.
R.: Sí, todas sus posesiones desde las sayas, las capas, los vestidos y las joyas. Hasta los muebles se pusieron a la venta cuando murió. La almoneda duró varios años. Ahora lo vemos como nuevo, pero Wallapop lo inventaron los Reyes Católicos (ríe). Imagínate si se vendieran ahora las cosas de la reina Letizia, la cantidad de gente interesada que habría. Entonces, también acudían muchos.
P.: También relata cómo se enteraban de los que se llevaba en moda sin redes ni Instagram.
R.: Existían unas muñecas, llamadas Pandora, que se vestían con los modelos a confeccionar. Así llegaba la moda a las cortes europeas. Las muñecas eran como el Vogue.
P:. Y qué me dice de Tinder
R:. El Tinder de la época eran los retratos. El caso más curioso es el de Mariana de Austria. La iban a casar con el principe Baltasar Carlos y mandaron un retrato de una niña de 12 años, que era los que tenía. Pero el príncipe muere y la casan con el padre, Felipe IV, que tiene 50 años. Así que hacen otro retrato, en el que aparenta 30, y dicen que ha crecido de repente. De hecho, cuando Mariana -una adolescente- llega a la corte española, pregunta qué quién es la del cuadro, y era ella. (Risas).
P:. Se pasaron con los filtros, como se pasaban con la comida. Aquello era 'Masterchef'
R.: La gastronomía del Palacio Real de Madrid era impresionante. Aquí se inventó el hojaldre. Es un invento español de un cocinero de los Austrias, quienes también crearon el 'menú degustación'. 14 platos, la mayoría carnes y curiosamente, repollo. Sus mujeres venían de Alemania y no les quedó otra que adaptarse a los gustos vegetales de sus esposas. Y reivindico el chocolate. Llegó de América y se empezó a cocinar en la corte española, pero Bélgica y Francia se llevan la fama. Fue Ana de Austria, la hermana de Felipe IV y la reina de "D'Artagnan y los tres mosqueteros" quien se lleva la moda a Francia al casarse. No podía prescindir de él.
P.: O sea, que nos falta un poco de márketing desde el origen. Cuénteme lo de Acción de Gracias
R.: Tenemos la idea, pero luego viene otro, la envuelve y la comunica de otra forma y se la apropian. En realidad el Thanksgiving o la Acción de Gracias no es más que una celebración con los colonos. Los primeros descubrimientos en la zona de la Florida son de españoles. Con lo cual, antes de que se celebrara el tradicional Thanksgiving que conocemos, ya lo hacían los españoles. Lo que pasa es que no era pavo, eran garbanzos y sin tanta parafernalia.
P.: Entonces no había control en los regalos que hacían los reyes, pero hay alguno raro. Como el asno de George Washington.
R.: Llegó a oídos del rey Carlos III que el presidente de Estados Unidos George Washington quería un burro, y decidió regalárselo. El asno salió de Zamora con un mozo de almacén. Tardó un año en llegar a Virginia. Allí se lo entregó al presidente y le tuvo que explicar cómo cuidarlo. Cómo llegaría el mozo, que Washington le regaló unos zapatos. Se apunta a que ese burro inspiró el actual símbolo del partido demócrata.
P.: Y en cuestión de joyas, apunta usted que la mítica perla Peregrina, de la época de Felipe II, y que a veces luce la reina no es la verdadera.
R.: Hay dos perlas Peregrinas. Una se subastó y otra es la que está en poder de la Casa Real. Y esa, todo apunta a que no es la original de Felipe II. La original se la llevaron con la invasión napoleónica y Francia no la devolvió. Acabó en manos, siglos después, de la actriz Elisabeth Taylor. Uno de sus caniches se la tragó. La recuperó, claro.
P.:No le voy a seguir destripando el libro. Tiene 500 páginas llenas de curiosidades, pero por el reinado de Juan Carlos I pasa de puntillas.
R.: Hay que dejar pasar tiempo. Esto es un libro de historia. Pero D. Juan Carlos es el primero en muchas cosas. El primero de los Borbones en reinar en España con un nombre compuesto. No se podía llamar Juan a secas porque tendría que haber reinado como Juan IV, y eso significaba reconocer a su padre como rey y claro el Jefe de Estado en ese momento era Franco. Además es el primer rey Borbón que no ha sido príncipe de Asturias, o el primero en ser rey honorífico.
P.: Se atreve usted a aventurar posibles nombres de los futuros hijos de la princesa de Asturias.
R.: Era una manera de concluir el libro. Recorro muchos siglos, es complejo. Independientemente de la banalidad de la reflexión, es indiscutible que hay un legado y que la propia Leonor, probablemente, se llama así por eso.