La voz de la cantante Amaia Romero resonó con fuerza en el Palacio de Deportes de Málaga, lugar donde se celebró la gala de los Premios Goya 2020, minutos antes de que se entregada el galardón honorífico a Pepa Flores, Marisol.
CONSULTA LA LISTA DE PREMIADOS EN LOS GOYA 2020
Para la cantante pamplonica fue todo un honor rendir homenaje a una de las artistas que más ha imitado desde su infancia y, por la que aseguró, decidió dedicarse en cuerpo y alma a la música. "Me hace muchísima ilusión, cuando me lo dijeron no me lo podía creer, a Marisol la tengo superidolatrada desde siempre, así que estoy superemocionada", decía la cantante a la prensa antes de su magistral actuación.
La pamplonica interpretó 'Canción de Marisol' en homenaje a Pepa Flores, Goya de Honor en esta edición. "Tiene los ojos azules de tanto mirar al mar pero el barquito que espera ya nunca más volverá", comienza la canción que Amaia interpretó con la candidez y sensibilidad que le caracteriza. Sola, vestida de rojo, lució sobre un escenario oscurecido en el que tras ella y durante la actuación se proyectaron imágenes de la carrera cinematográfica de la intérprete malagueña.
Una vida dedicada al cine y a la música que brindó a Pepa Flores un reconocimiento y una fama internacional, pero que ella misma decidió dejar de lado hace casi treinta años para vivir en el anonimato, alejada de los focos.
Fiel a sus ideas, Pepa Flores siguió alejada de alfombras rojas y reconocimientos y no acudió a la gala. Fueron sus tres hijas, Celia Flores, María Esteve y Tamara Gades, quienes se encargaron de recoger el galardón de su madre, quien, ausente, pero "muy agradecida", no se perdió detalle ante "una televisión grande en un lugar muy tranquilo”.