La exposición, que se podrá ver en la galería Contrast hasta el próximo 16 de octubre, es una invitación al espectador a recorrer los paisajes creativos que ha estado explorando el artista en los últimos dos años.
Según ha explicado hoy el artista, cada pieza es un capítulo de de su cuaderno de viaje, en las que despliega sus inquietudes, sus preguntas.
La interpretación irónica que hace Plant de temas sociopolíticos se encuentra en obras como "Something for Everyone", en "Green Piece" o en "A wolf in sheep's clothing".
Esta última escultura, que reproduce una excavadora, vierte la mirada sobre el siempre cambiante paisaje urbano y se interroga sobre si existe realmente lo que llamamos "desarrollo urbanístico".
"A wolf in sheep's clothing" partió de una realidad muy próxima, "de la demolición de unas casas unifamiliares antiguas que había delante de mi taller, en el barrio de Hostafrancs. La aparición de las excavadoras en el barrio supone para algunos una promesa de mejoras y para otros el inicio de una pesadilla, de cambios forzados que amenazan hábitos, rutinas y el propio entramado social".
Las florecillas que lucen en la escultura-excavadora no son un signo de esperanza como los claveles en los tanques de la Revolución portuguesa: "Son florecillas compradas en un 'todo a 100', metáfora de que nos venden un cambio superbarato", ha dicho el artista.
En obras como "Thigs that cross", Plant pretende crear un vínculo con el espectador, apelando directamente a su capacidad de pronunciarse y posicionarse frente a las injusticias a las que vive sometido en la sociedad contemporánea.
A través de una serie de figuras de 45 centímetros, la obra recuerda la necesidad de revolverse colectivamente ante determinados hechos, so pena de ser engullido por la sociedad de consumo.
De ese espíritu crítico surgen personajes con carteles en los que se puede leer: "Contra los viejos edificios de piedra" (sobre una imagen del Vaticano), "Volem un barri Disney", "Telefuckyou" (con el logotipo de Telefónica) o "Arráncame los ojos por los conservadores".
El Kalashnikov, elemento recurrente en la obra de Plant, está presente en dos de las piezas de la exposición, la conocida "Green Piece", un juego fonético con la ONG ecologista, en el que el arma aparece recubierta por un material plástico de apariencia similar al terciopelo, o en "Something for Everyone", un Kalashnikov de 3,5 metros, con el que el artista plantea reflexionar sobre la pluralidad de significados del arma.
"La desproporción de la escala empleada apela a la inmensidad de su simbolismo, que va desde la materialización de la violencia a herramienta de liberación de naciones colonizadas, una herramienta que ha sido además utilizada por gobiernos y ejércitos para modelar sociedades y cambiar la dirección y evolución de las culturas".
En "Paisaje número 1", Plant habla sobre la saturación de las imágenes eróticas en la publicidad actual.
Aunque Plant siente que su obra tiene vínculos con el pop-art, opina que se aleja de los presupuestos ideológicos de aquella corriente: "Mi obra tiene que ver con la cultura popular, pero su origen no es el arte pop".
Argumenta que en sus esculturas humanas todas las caras aparecen desdibujadas porque le interesa más la postura de las personas. "El cuerpo casi nunca miente".