En Madrid, la sala de Las Musas del Museo del Prado de Madrid se ha llenado hoy de talento femenino. El de las bailarinas que han presentado 'Decimos verdades que parecen mentiras'. Un espectáculo que explora la naturaleza femenina de la creación y relaciona la escultura con la danza. La Compañía Nacional de Danza lo ha diseñado para el festival 'Ellas Crean', que un año más, visibiliza durante todo el mes de marzo la excelencia femenina en el ámbito artístico, donde la brecha de género todavía es grande.

Tanto talento y a veces pocas oportunidades para verlo. Faltan programaciones de danza en los teatros. "Francia, Alemania y la mayoría de los países occidentales tienen un teatro propio", afirma Muriel Romero, directora del Centro Nacional de Danza.

Y aunque las bailarinas son muchas, las jefas, las coreógrafas, son pocas. Y las que han llegado a veces han notado ciertos comportamientos "de paternalismo o machismo", apunta Muriel Romero.

Si hablamos de música, lo mismo: mujeres artistas mejor preparadas, pero con menos presencia en las programaciones. En la música clásica, casi no hay directoras de orquesta. "La brecha de género está en torno a un 18 o 20 por ciento", dice Concha Hernández, directora del Festival 'Ellas Crean'.

Trinidad Jiménez es flautista y compositora de jazz. Un género en el que se suele asociar la figura femenina a la cantante de la banda. "A veces han puesto en duda que las composiciones fueran mías", explica, reivindicando que se valore a las artistas por sus propuestas, por lo que hacen, más allá del género.

Marina Vargas es escultora y pintora. También en su ámbito ha detectado micromachismos. Pero cree que las cosas están cambiando y subraya el papel de las instituciones. "Nos legitiman, nos ponen en el mercado y nos dan valor", apunta.

Apoyos fundamentales para que las artistas puedan vivir de su talento.

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