La 97ª edición de los Premios Oscar, que se celebrará durante la madrugada del próximo 3 de marzo de 2025, se ha visto envuelta en una serie de polémicas, como la relacionada con la actriz española Karla Sofía Gascón, cuya reciente nominación a Mejor Actriz por su papel en "Emilia Pérez" ha sido opacada por la reaparición de antiguos tuits con contenido racista e islamófobo. Esta situación ha generado un intenso debate sobre la ética y la responsabilidad en la industria cinematográfica.

Karla Sofía Gascón alcanzó el cénit de su carrera a nivel internacional tras su actuación en "Emilia Pérez", una película que se ha llevado la Palma de Oro en Cannes en 2024, además de trece nominaciones a los Oscar. Sin embargo, en enero de 2025, salieron a la luz publicaciones en redes sociales realizadas entre 2019 y 2021, en las que Gascón emitía comentarios despectivos hacia diversas comunidades, incluyendo declaraciones islamófobas y racistas. 

A pesar de eliminar los tuits y ofrecer disculpas públicas, la actriz fue apartada de las actividades promocionales de la película y su participación en ceremonias como los Premios Goya fue cancelada. En el último momento, tanto Netflix, que dejó de financiar sus viajes, como la Academia de Hollywood, que llegó a evaluar si era apropiado tenerla en el patio de butacas, han decidido que Gascón sí se encuentre entre las invitadas, por lo que esta noche del domingo seremos testigos de su reaparición. 

La situación de Gascón no es un caso aislado en la historia de los Premios Oscar. A lo largo de los años, varios artistas han sido vetados o expulsados de la Academia debido a conductas inapropiadas o delitos.

La inclusión de artistas en la lista de personas "non gratas" en eventos de la magnitud de los Premios Oscar refleja la creciente importancia de la ética y la responsabilidad social en la industria del entretenimiento. Si bien el talento artístico es fundamental, las acciones y declaraciones personales de los artistas pueden tener repercusiones significativas en sus carreras y en la percepción pública. El caso de Karla Sofía Gascón pone de manifiesto cómo el pasado digital de una persona puede resurgir y afectar su trayectoria profesional, especialmente en una era donde las redes sociales tienen un impacto profundo en la opinión pública.

Además, estos incidentes resaltan la necesidad de que las instituciones culturales establezcan y apliquen códigos de conducta claros para sus miembros, garantizando que los valores de respeto e inclusión sean pilares fundamentales en la comunidad artística.