Las palabras que más usamos cuando pasamos de los 50: "Reflejan nuestra percepción del mundo"

Miguel Ángel Velasco es el creador de los perfiles @dicionariovip en redes sociales. Desde sus cuentas, que siguen más de dos millones de usuarios, investiga, analiza, y difunde las palabras. ¿Cuáles? Todas. En todos los idiomas posibles. ¿Para qué? Para interpretar sus significados más profundos, aquellos que pueden expandir nuestra comprensión del mundo.

En 'La vida en palabras', su último libro se propone además rescatar de todos eso vocabularios "aquellos conceptos que mejor definen la experiencia humana en cada una de sus etapas".

¿Diría que nosotros inventamos las palabras o que por el contrario son las palabras las que nos inventan?

Creo que, al final, las palabras y nosotros estamos en una especie de conversación constante. Las palabras las inventamos, por supuesto, para comunicarnos, pero al mismo tiempo son las palabras las que nos van moldeando. A veces, una palabra que aprendemos puede cambiar nuestra forma de ver algo o de expresarnos. Es como si, aunque creemos que controlamos las palabras, ellas también nos controlan, nos dan sentido y nos ayudan a descubrir nuevas formas de ser y de entender el mundo. Al final, creo que es un vaivén, un juego entre lo que creamos y lo que ellas nos enseñan.

¿De dónde viene su fascinación por las palabras?

Siempre pienso que empezó en mi estancia en México durante casi un año cuando descubrí el maravilloso idioma náhuatl, pero desde que me hacen esa pregunta me doy cuenta de que empezó hace mucho más tiempo y eso ha ido guiando mi vida y mis decisiones. La interacción de las personas, la forma que tienen de hablarse y expresarse siempre me ha llamado la atención, tanto que sin darme cuenta me llevó a estudiar educación social, para poder entender mejor a las personas y eso acabó derivando en lo que soy hoy en día, un neuropsicólogo que se dedica a la divulgación de palabras... por ahora. 

Su selección de palabras para cada etapa de la vida tiene también mucho de multicultural, se atreve usted con palabras en muchas lenguas del sueco al mapuche...

He tenido la suerte de encontrarme con muchas de estas palabras en mis lecturas, en mis viajes y en mis conversaciones con personas de distintas culturas. Desde el sueco hasta el quechua, cada lengua tiene su propio reflejo de la experiencia humana, algo que me ha impulsado a recopilar y estudiar esas palabras con un propósito claro: mostrar cómo la diversidad lingüística nos permite entendernos mejor, no solo entre culturas, sino también con nosotros mismos.

¿Se las fue encontrando o fue más bien un proceso organizado de búsqueda?

A mí me gusta llamarlo caos organizado. Ha sido un proceso que ha nacido de la curiosidad y de una profunda fascinación por el lenguaje, pero también ha sido un trabajo meticuloso de búsqueda. No se trata solo de encontrar palabras al azar, sino de entender su contexto, su historia y cómo cada una de ellas refleja una manera particular de ver el mundo. Así que, en cierto sentido, aunque mi proceso tiene un toque de caos, es un caos que he ido organizando a medida que he ido descubriendo el poder y la belleza de cada palabra. Cada una de ellas tiene un significado único que merece ser escuchado y compartido. Además, la gran comunidad que hemos creado me ayuda muchísimo ya que son ellos los que muchas veces me dan palabras nuevas.

¿Cree que con la edad también usamos algunas palabras más veces que otras?

Creo que, efectivamente, con la edad las palabras que usamos no solo reflejan cambios en nuestra percepción del mundo, sino también una evolución en cómo nos entendemos a nosotros mismos. Desde un enfoque psicológico, las palabras son un reflejo directo de nuestra identidad, de las experiencias que hemos vivido y, sobre todo, de cómo las hemos interpretado. A medida que transitamos la vida, nuestras prioridades, emociones y procesos cognitivos cambian, y las palabras que elegimos se ajustan a esas transformaciones.

Hay palabras que usamos más cuando somos más jóvenes...

Sí, cuando somos jóvenes, las palabras tienden a ser más expansivas, vinculadas a sueños, futuros posibles, desafíos y aspiraciones. "Aventura", "libertad", "riesgo" son términos que evocan la amplitud de un mundo por descubrir, la búsqueda constante de nuestro lugar. Es un período de exploración, tanto interna como externamente, en el que la vida se entiende como una serie de posibilidades a conquistar.

¿Y después?

A medida que avanzamos en edad, las palabras que usamos suelen reflejar un proceso de integración. Ya no se trata solo de lo que queremos o debemos hacer, sino de lo que hemos vivido y cómo hemos sido transformados por ello. Palabras como "paz", "agradecimiento", "conexión" o "sabiduría" empiezan a cobrar más relevancia. Estas palabras nos invitan a la reflexión y a la aceptación de lo que hemos experimentado, de los momentos que nos han marcado y, en muchos casos, de las pérdidas que nos han acompañado. También es cierto que cuando vamos ganando años, nuestras palabras comienzan a ser más conscientes, más cargadas de significado, pues nos permiten anclarnos a nuestra propia historia. Así que sí, con el paso del tiempo, nuestras palabras cambian porque nosotros cambiamos.

Hay palabras en chino, latín, vietnamita, mwotlap o polaco para referirse al ‘respeto a los mayores’. ¿Se le ocurre alguna en castellano?

En castellano, no existe una sola palabra que capture completamente la idea de "respeto a los mayores" con la profundidad y especificidad que puede encontrarse en algunas lenguas como el chino, el latín o el vietnamita. Sin embargo, nuestra lengua tiene varias expresiones que reflejan este concepto, aunque de forma más amplia. Una de ellas podría ser "reverencia" o "veneración", que se asocia tanto al respeto profundo como a la admiración hacia los mayores, especialmente cuando se habla de figuras de autoridad o sabiduría. Aunque estas palabras no se refieren exclusivamente a los mayores, cuando las usamos en su contexto cultural, suelen tener ese matiz. También podríamos hablar de "honor", que en algunas culturas está relacionado directamente con el respeto hacia los ancianos. El "honor" se da no solo como una obligación social, sino como una forma de reconocimiento por la experiencia, la sabiduría y la contribución de las personas mayores a la comunidad.

¿Diría que somos más de practicar que de decir?

Diría que desde una perspectiva más emocional o social, el castellano tiende a manifestar este respeto en acciones más que en términos concretos. En lugar de una palabra única, es la cultura, las costumbres familiares y la interacción social lo que pone en práctica esa idea de respeto hacia los mayores. De ahí que, en vez de una sola palabra, encontremos un conjunto de expresiones, como "cuidar", "apoyar", "escuchar" y "valorar", que, en su conjunto, reflejan esa actitud profunda de respeto. Así que, aunque no tenemos una palabra exacta que lo abarque todo, en castellano el respeto a los mayores se construye a través de un conjunto de valores que se expresan más en el comportamiento y la relación cotidiana que en un término aislado. ¿Tal vez es el momento de inventarla?

 Si tuviera que elegir una palabra para describir la vida madura (a partir de los 50) ¿Cuál sería?

Creo que elegiría el término japonés 'wabi-sabi'. Este concepto proviene de dos términos: 'wabi', que se refiere a la sencillez y humildad, y 'sabi', que alude a la belleza de la imperfección y el paso del tiempo. Juntos, describen la belleza que se encuentra en lo imperfecto, lo efímero y lo transitorio. En la vida madura, wabi-sabi nos invita a aceptar lo que la experiencia trae consigo: las cicatrices, las arrugas, las huellas del tiempo. Lejos de ser signos de decadencia, son testimonios de sabiduría y crecimiento. La belleza de esta etapa radica en la autenticidad de lo vivido, en los momentos sencillos y en la serenidad que surge al aceptar el paso del tiempo con serenidad.

¿Puedes hablarnos del término 'honjok' y lo que significa?

El concepto de 'honjok', que proviene de la lengua coreana, describe lo que podríamos llamar una "tribu de uno", es decir, una vida de satisfacción y plenitud en solitario. Esta idea refleja una tendencia creciente a buscar el bienestar y la felicidad de manera individual, sin depender de las expectativas sociales o de la compañía constante de los demás.

¿Cómo se alcanza?

Para alcanzar ese estado de honjok, recomendaría empezar por cultivar una relación más profunda con uno mismo. En lugar de buscar la validación o el sentido de pertenencia a través de otros, es importante aprender a disfrutar de la propia compañía. Esto puede lograrse a través de prácticas como la meditación, la reflexión personal y la exploración de pasatiempos que realmente nos llenen, sin que necesiten la aprobación externa. Además, es fundamental aprender a disfrutar de la soledad sin sentirla como algo negativo. La soledad no es sinónimo de aislamiento, sino de espacio personal para crecer, explorar nuestras pasiones y, sobre todo, para reconectar con lo que realmente nos hace sentir completos. Es un proceso de desapego de las expectativas sociales y de aceptación de nuestra individualidad como una fuente de fortaleza y paz interior.

 ¿Por qué está tan ‘de moda’ la palabra ‘resiliencia’?

La palabra resiliencia ha cobrado mucha relevancia en los últimos años, en efecto, esta 'moda' podría estar ligada a los tiempos de incertidumbre y cambios constantes que estamos viviendo, tanto a nivel personal como global. En un mundo marcado por crisis económicas, desafíos sociales o pandemias, la capacidad de adaptarse, de superar adversidades y de reconstruirse después de las dificultades ha pasado a ser vista como una cualidad fundamental. La resiliencia se ha convertido en una especie de virtud moderna, un signo de fortaleza emocional y mental ante la adversidad.

¿Qué significa para usted?

Desde un punto de vista más profundo, la resiliencia no es solo la capacidad de resistir y soportar, sino también de transformarse a través de las dificultades. Implica la habilidad de aprender de los momentos difíciles, de crecer a partir de ellos y de encontrar en la fragilidad la oportunidad para la renovación. Es un proceso dinámico, no lineal, que implica tanto la aceptación de las heridas como el compromiso de seguir adelante. Para mí, la resiliencia significa más que simplemente “recuperarse” de los golpes de la vida. Se trata de encontrar sentido en las dificultades, de integrar nuestras experiencias dolorosas de manera que nos fortalezcan, y de reencontrarnos con una versión de nosotros mismos más sabia y auténtica. La resiliencia no es la ausencia de sufrimiento, sino la capacidad de transformar ese sufrimiento en una fuente de crecimiento.

¿Qué podemos aprender de la expresión latina ‘memento mori?

'Memento mori', que significa "recuerda que morirás", es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Nos invita a ser conscientes de lo efímero de nuestro tiempo en la Tierra, sugiriendo que, al reconocer nuestra mortalidad, podemos vivir de manera más plena y significativa. Nos recuerda que el tiempo es limitado y, por lo tanto, cada momento tiene un valor único. Esta expresión no busca generar miedo, sino más bien motivarnos a vivir con autenticidad y a priorizar lo que realmente importa: nuestras relaciones, nuestras pasiones y el legado que dejamos. Memento mori nos impulsa a aprovechar nuestras oportunidades, a no postergar lo importante y a abrazar la vida con una mayor apreciación por su transitoriedad.