Gordofobia, DANA, woke... ¿Qué dicen de nosotros las candidatas a palabras del año de la RAE?

Hace diez años la palabra del año para la Fundéu era 'selfi', este año una de las candidatas a serlo es 'gordofobia'. El arco semántico entre estos dos términos ¿podría sugerir que tal vez, solo tal vez, en la última década hemos profundizado en nuestra reflexión sobre la imagen y hemos pasado del ombliguismo al análisis? En realidad, las últimas 'polémicas del año' llegan lastradas, como en el 'caso Lalachus', por tiras y aflojas ideológicos y políticos que van más allá del aspecto físico de una persona. Pero la gordofobia existe. Y la usamos.

Hablando de cuestiones ideológicas, otra de las candidatas a palabras del año es 'woke', que es un término que tiene un origen muy claro, ya que hablaba de personas que 'despiertan' o se hacen sensibles ante las injusticias sociales, pero que ahora se usa de manera peyorativa (por algunos) para hablar de una 'extrema' sensibilidad. Así hay quien habla de 'cultura woke' para señalar posturas exageradas o hipersensibilidad social... Curiosamente, estas mismas personas son las que se esfuerzan en volver a debatir asuntos zanjados hace tiempo (el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, por poner un solo ejemplo), creando agendas ficticias donde nos las hay. Y aquí estamos hablando de lo woke.

DANA

Naturalmente, otra de las palabras que han marcado este 2024 es DANA, el acrónimo de Depresión Alta de Niveles Bajos, que estuvo y está en boca de todos desde el desastre de Valencia. Por eso tampoco sorprende que también entre las candidatas a palabra del año de la Fondéu esté 'fango', que es lo que siguen recogiendo en los pueblos afectados por las inundaciones a dos meses de las mismas, más jaloneo político de por medio. La segunda acepción de fango es, por cierto, 'vilipendio, degradación', que ha sido casi tan usada en el contexto de la DANA como la primera. De aquellos polvos estos lodos.

Dos palabras más son interesantes de contrastar en esta lista: 'MENA' y 'Turistificación'. Esta última es evidentemente cacofónica, pero hay quien la prefiere a MENA, que es el acrónimo de Menor Extranjero No Acompañado. Curiosamente, la llegada de extranjeros a nuestro país se percibe, también, de acuerdo a criterios ideológicos y en muchos casos aporofóbicos (aporofobia fue palabra del año de 2017). Cabría preguntarse, en todo caso, cuáles son las verdaderas invasiones bárbaras. De eso hemos hablado más bien poco.

Las otras palabras candidatas son: narcolancha, pellet, reduflación, inquiokupa, micropiso, alucinación. Puestas así parecen un ejemplo de poesía 'woke'.