El 'Dune' de David Lynch: un fracaso absoluto que 40 años después tuvo una segunda vida

Es innegable que David Lynch es uno de los directores con más personalidad que ha dado el cine. Con un estilo surrealista y, muchas veces, onírico, ha cimentado su carrera con guiones imposibles, ambientes etéreos y ensoñaciones a veces terroríficas, que nos han hecho temblar, reflexionar y comprendernos más a nosotros mismos por el camino. Pero no es una filmografía apta para todos los públicos.

Películas como 'Inland Empire o 'Mulholland Drive' tienen un código demasiado difícil de descifrar, y mucha gente puede pensar que es más un engaño por parte del director que una historia bien estructurada. Además, no es una realizador que ponga las cosas fáciles, dejando generalmente todas las incógnitas sin resolver, permitiendo al espectador que llene los huecos. ¿Genio o timador? Como muchos visionarios, tiene sus detractores y sus defensores. Pero hubo un momento en el que Lynch pudo acercarse al gran público, gracias a la única superproducción de su carrera: 'Dune'.  

El director ya empezaba a despuntar con sus dos primeras películas: 'Cabeza borradora' y 'El hombre elefante'. Su estilo era diferente, surrealista, nada que ver con la hornada de directores que había abanderado el llamado Nuevo Hollywood. De hecho, uno de los que formaba esta nueva generación, George Lucas, le ofreció dirigir la tercera entrega de su saga galáctica tras haber visto el montaje final de 'El hombre elefante'. Hoy en día nos parece una locura. ¿'El retorno del Jedi' dirigida por David Lynch? ¿Con ewoks y Jabba The Hutt? Habría sido muy curiosa la experiencia de ver cómo habría imaginado el realizador al Emperador Palpatine. "Siempre admiré a George. George es un tipo que hace lo que ama. Y yo hago lo que amo. La diferencia es que lo que ama a George genera cientos de miles de millones de dólares. Así que pensé que debería ir y al menos visitarlo. Y fue increíble", detalló Lynch en una convención muchos años después. 

Pero, aunque rechazó la mítica saga galáctica de George Lucas, sí que se embarcó en otra popular franquicia de ciencia-ficción que este diciembre cumple 40 años de su estreno: 'Dune', basada en el best-seller de Frank Herbert. Dino De Laurentiis, uno de los productores más famosos de cine del siglo XX, estaba obsesionado con todo el universo alrededor de 'Dune' y quería su propia 'Guerra de las galaxias'. Pero claro, una cosa es hablar de jedis y siths, la Fuerza y el Lado Oscuro (o Reverso Tenebroso, como se llamó al principio en su doblaje al español), y otra muy diferente sobre las Bene Gesserit, la melange, los gusanos de arena o el Kwisatz Haderach. De lo comercial a lo cuasi místico. Así que, ¿quién mejor para la tarea que un director como David Lynch? 

El problema, que sigue dándose muchas veces hoy en día, surgió casi desde el inicio: lo creativo chocó con lo empresarial. "Nunca llegué a insistir lo suficiente en nada para considerarlo algo mío", se lamentó el director varios años después. "Tenía la sensación de que Dino y (su hija) Raffaella querían algo, y además estaba el libro de Frank Herbert, y teníamos que tratar de permanecer fieles a él. Así que ya nos encontrábamos encerrados en un corral muy concreto. Y es difícil salir de allí. Realmente no me parecía que pudiera permitirme apropiármelo. Esa fue mi perdición. Fue problemático. 'Dune' era como una especie de película de gran estudio. No tenía el control sobre el montaje definitivo. Y, poco a poco, de forma subconsciente, estaba haciendo concesiones, sabiendo que no podía hacer lo que quería y que no quería hacer lo que tenía que hacer (…) Caí en un terreno a medio camino entre ambos mundos. Un lugar muy triste". 

Y es que cuando tienes a un director como Lynch, que necesita carta blanca para dar rienda suelta a sus visiones oníricas, si le atas en corto va a dar malos resultados. Sobre todo cuando le cercenas toda capacidad creativa o decisiva sobre el montaje final. Desde varias secuencias que fueron reducidas a una simple voz en off, hasta ordenar que la película no puede durar más de dos horas, sobre todo para su venta al mercado internacional.

Pese a ello, durante el desarrollo de la película, Lynch se reunió con el autor de la novela, Frank Herbert, buscando profundizar un poco más allá en todo el subtexto y el universo que rodeaba Arrakis y a los clanes familiares de los Atreides y Harkonnen. Lynch buscaba una experiencia diferente con su 'Dune'. No quería algo comercial, sino algo más sensorial, que apelara a los sentidos del espectador como nunca antes se había hecho con una película de ciencia-ficción. Incluso quería dividir el primer libro en dos películas (algo que sí consiguió hacer recientemente Denis Villeneuve). El estudio, obviamente, quería otra cosa. 

El resultado fue bastante negativo. No solo para los críticos (el montaje inicial de Lynch era de tres horas y se redujo drásticamente a dos, por lo que se nota mucho en cuanto a ciertas partes de la trama), sino en taquilla. De un presupuesto de 42 millones, solo consiguió llegar a los 60 millones en recaudación. Un resultado muy pobre, sobre todo teniendo en cuenta las expectativas de De Laurentiis, que había planeado una trilogía, pero con los siguientes libros. "Había algunos personajes interesantes, pero tantos que resultaba difícil ponerlos a todos en una película. Si fuera una miniserie, con tres o cuatro entregas, se podría conseguir. ¿Qué les llevó a hacer lo que hicieron? Cuando lo comprimes todo, te quedas en la superficie". 

Y, durante muchos años, Lynch se ha negado a hablar sobre su experiencia con 'Dune'. Sí que sacó algo en positivo y fue su protagonista, Kyle Machlachlan, con el que trabajó en sus obras maestras 'Terciopelo azul' o la serie 'Twin Peaks'. Los fans llevan años demandando su montaje final, su director's cut, porque con el paso del tiempo, ha adquirido un estatus de culto. Y, en una entrevista reciente con AV Club, el realizador ha admitido que ha pasado suficiente tiempo como para volver atrás y revisitar aquel rodaje. "La película fue una gran tristeza y sensación de fracaso para mí (…). Me vendí antes de terminar". Pero, pese a ello, quién sabe. Quizá algún día podamos ver algo cercano a su visión original. Mientras, podemos disfrutar con las maravillosas adaptaciones de Denis Villeneueve, al que sí le permitieron bastante libertad creativa.  

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