La Navidad y la iluminación de estas fechas cambia por completo algunos barrios y hace que algunos pueblos se conviertan en un reclamo turístico. Es el caso de Quijano en el municipio de Piélagos, en Cantabria. Esta pequeña localidad cántabra de apenas 300 vecinos se ha implicados en que su pueblo brille más que el resto.
Más de una treintena de vecinos se han puesto de acuerdo para que cada rincón del pueblo se convierta en un lugar mágico y navideño. Para ello, cada uno ha decorado su casa con una temática relacionada con estas fechas tan señaladas. La pastelería de Ana, por ejemplo, recibe a los visitantes con un árbol de Navidad de 20 metros, una locomotora de gran tamaño y un jardín mágico.
Hace tres años, una vecina del pueblo que se llamaba Esther, convenció a Ana para hacer de Quijano, un gran atractivo turístico por Navidad. Así comenzó la tradición de Ana y sus amigas por decorar a lo grande todas las calles del lugar para que la gente pueda disfrutar del espíritu navideño: "Eso ya es suficiente para pagar todo el trabajo que conlleva, además, me gusta", comenta Ana.
Sin contar con la colaboración del Ayuntamiento o de gobiernos, ellas han logrado crear este espacio en este pueblecito de Cantabria: "Esto es todo privado, aquí no ha colaborado nadie", asegura. Tal ha sido el triunfo del pueblo que en Premia del Mar han decidido contagiarse de este espíritu del que hablamos. Solo que aquí el artífice es solo un hombre llamado Paco, quien no contento con decorar su casa, también ha decidido decorar la de sus vecinos: "Lo hago porque me gusta. Eso sí, cada vecino se paga su propio consumo de luz", explica Paco.
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