Si hay una película que marcó la primera mitad de los 90 puede que sea ‘Forrest Gump’, un auténtico exitazo de taquilla (700 millones de dólares ante un presupuesto de solo 55) que contó con Tom Hanks en la cima de su carrera, y co-protagonizó Robin Wright, la eterna princesa prometida. En los Oscar arrasó, con trece nominaciones y seis premios, entre los que estaban Mejor Película, Mejor Director para Robert Zemeckis o Mejor Actor para el propio Hanks.
Esta cinta es impensable hoy en día, ya que la taquilla está más enfocada a secuelas o IP’s. Parece no haber espacio para películas más menores a no ser que nos adentremos en el género del terror. Por eso, la existencia de un film como ‘Here’, que llegó este 5 de diciembre a los cines, es casi un milagro en la actualidad.
‘Here’ es la nueva historia dirigida por Robert Zemeckis, y reúne al director con Hanks y Wright, treinta años después de ‘Forrest Gump’. Aunque las primeras críticas han dejado muy mal sabor de boca, la expectación es total. “Un experimento que fracasa”, “Vacía y poco convincente”, dice la crítica. Pero, pese a ello, no deja de ser esperada, sobre todo por esa reunión entre su pareja protagonista.
Si ‘Forrest Gump’ funcionó tan bien en su momento fue por la química de ambos. Y ese magnetismo sigue intacto tres décadas después. Ya lo ha dicho Tom Hanks en una entrevista para People. Volver a trabajar con Robin fue como “continuar justo donde lo dejamos […]. Voy a decir que nos queremos porque somos muy complacientes entre nosotros. Ha sido un lujo el volver y tener las mismas conversaciones de los últimos 30 años”.
Y es que, aunque ‘Forrest Gump’ les ha unido para siempre, es verdad que su amistad no ha sido algo que se haya mantenido en el tiempo de forma cotidiana. Ambos se describen como muy unos buenos amigos que, aunque pasen mucho tiempo sin verse, cuando lo hacen es como si no hubieran pasado ni un solo día separados. Y eso que durante el rodaje de la célebre película de Zemeckis solo compartían momentos cuando tenían que rodar una escena juntos.
El resto de lo que duró la grabación tomaban caminos separados, sobre todo por culpa de Hanks. “Estábamos acelerando continuamente para terminar el rodaje, y en cada parada para comer, Tom se iba a correr”, recuerda Robin Wright. “Simplemente a correr, donde pudieran llevarle. Así que no pudimos estar mucho tiempo juntos”.
Tras el éxito masivo de la película, Tom Hanks siguió en la cima de su carrera, con las películas ‘Apolo 13’, ‘Toy Story’ e incluso ‘The Wonders’ que, aunque no fue un gran éxito en taquilla, fue su primer trabajo también detrás de las cámaras como director. Luego llegaría una de las mejores películas de su carrera, ‘Salvar al soldado Ryan’. Pero su nombre ya estaba grabado en letras de oro en la historia del cine. No se encasilló en el papel de Forrest ni mucho menos, sino que supo cómo hacer para seguir dándonos personajes icónicos.
Por su parte, Robin Wright no tenía el estatus de Hanks en Hollywood. Su gran papel había sido Buttercup en el clásico de aventuras de Rob Reiner ‘La princesa prometida’ y, tras la película de Zemeckis, siguió eligiendo con cuidado sus papeles, aunque lo que más trascendió fue su matrimonio con el actor Sean Penn, que venía de una relación turbulenta con Madonna.
Dirigió a Robin en su siguiente película, ‘Vidas cruzadas’, junto a Jack Nicholson y Anjelica Huston y, tras varios años de idas y venias, acabaron por divorciarse a finales de la década de los 2000. Algo totalmente opuesto al matrimonio consolidado de Tom Hanks con su mujer Rita Wilson, con la que lleva casado desde 1988. Temas personales aparte, lo cierto es que hay toda una generación que quiere volver a ver a esta pareja junta en una película. Y ‘Here’ celebra precisamente eso: el paso del tiempo y cómo los vínculos pueden mantenerse pese a que pasen años y años entre medias.
“Llevo esperando hacer una película con Tom y Robin desde que los tres hicimos ‘Forrest Gump’ en 1994”, confesó Zemeckis. Ha trabajado con ambos desde entonces, pero siempre por separado. Era cuestión de tiempo que llegara un proyecto que les volviera a unir a los tres. Y no solo a ellos, sino también al mismo guionista, Eric Roth. Una reunión en toda regla, buscando innovar desde el punto de vista técnico (toda la película está grabada en el interior de una casa, y siempre desde el mismo ángulo) y reflexionar sobre las relaciones vitales de gente que se conoce desde hace mucho tiempo. Y qué mejor pareja que la formada por Forrest y Jenny.
Aunque la técnica digital para rejuvenecerles no está del todo pulida, y se nota en algunas secuencias (quizá en diez años sea como ver ‘Polar Express’ hoy en día, película del mismo director), la emoción está ahí. Verles juntos es reconfortante, pero también da vértigo, porque nos hace darnos cuenta que el tiempo también pasa para nosotros, y es que aunque pensemos que la década de los 90 fue ayer, ya han pasado treinta años. Pero, como todo en la vida, puede ser una oportunidad. Para el público tener la oportunidad de reflexionar y, por fin, tener una película de medio presupuesto que sea original y no una IP; y para los protagonistas, el poder retomar una amistad que se quedó por el camino, pero que no ha envejecido ni un solo día.
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