El taller de Rubens cobra vida en una exposición del Museo del Prado
Incluye una escenificación del taller u obrador de Pedro Pablo Rubens
La exposición se podrá visitar hasta mediados de febrero del 2025
El objetivo es enseñar a “mirar de cerca” un cuadro
El taller de Rubens cobra vida en una exposición del Museo Nacional del Prado que compara obras realizadas por el maestro y las de sus ayudantes con el objetivo de enseñar a “mirar de cerca” un cuadro, ha explicado el comisario de la muestra, Alejandro Vergara.
La exposición, que se podrá visitar hasta mediados de febrero del 2025, incluye una escenificación del taller u obrador de Pedro Pablo Rubens, uno de los pintores más exitosos y prolíficos de finales del siglo XVI y principios del XVII, que incluye bocetos, una obra inacabada, pinturas, caballetes o conchas de ostras y vieiras para guardar las pinturas, y hasta el sombreo y la espada del maestro flamenco, recreadas a partir de sus autorretratos.
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Un artista que dejó más de 1.500 obras
En torno al escenario, más de 30 obras: unas realizadas por el maestro, otras pintadas por sus ayudantes y algunas otras, resultado en diferentes grados de la colaboración entre estos y aquel para ilustrar los métodos de colaboración utilizados por un artista que dejó más de 1.500 obras.
Sobre uno de los caballetes de "taller", reposa un cuadro inacabado que permite conocer el sistema de pintar "por capas", lo que facilitaba distintos tipo de colaboración. Así el maestro podía pintar la cara del retratado y sus ayudantes incluir el fondo o los ropajes.
El cuadro, que recrea el proceso de creación de la obra 'Mercurio y Argos' con materiales y técnicas históricas realizado para la exposición por el pintor Jacobo Alcalde.
Los cuadros de Rubens expuestos incluyen un par de obras inacabadas que permiten apreciar las distintas fases de la elaboración de un cuadro, dos versiones de un cuadro de Ana de Austria que ayudan a discernir cuál es obra de Rubens y cuál de sus ayudantes, o un gran cuadro pintado por el maestro en colaboración con un experto en bodegones de animales.
Aunque todos los cuadros que salían del taller de Rubens eran productos de su marca, sus contemporáneos, y él mismo, valoraban más los originales pintados enteramente por el maestro que los de taller.
Los distintos grados de colaboración en la ejecución de un cuadro eran perfectamente conocidas y aceptadas por los compradores, que pagaban más por un cuadro pintado enteramente por Rubens que por un cuadro en el que hubiera intervenido parcialmente.
Así, una de las paredes de la exposición luce una frase sacada de su correspondencia con un cliente en 1621, que dice “si hubiera pintado el cuadro sin ayudantes, hubiese costado el doble”.
Como ha explicado el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, la exposición “permite adentrarnos en el proceso creativo” y conocer las variantes de la autoría de una obra, quien la concibe, diseña y ejecuta, y quien aporta los detalles finales.
El comisario, jefe de Conservación del Área de Pintura flamenca y escuelas del Norte, del museo, ha concebido la exposición como una oportunidad de aprender a ver y profundizar en los cuadros dirigida “no a mis colegas, sino al público amante de arte, para animarles a mirar de cerca los cuadros”.
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