Los "amores prohibidos" de Gloria Fuertes: "Fue un espíritu libre que vivió feliz haciendo lo que quiso"

  • ‘Gloria. La poeta de los amores prohibidos’ es una obra coral en la que diferentes voces explican a la poeta desde todos sus ángulos

  • Manuela Carmena, el escritor y activista Carlos Barea, el periodista Darío Gael o la poeta Belén Reyes, que fue amiga personal, participan en ella

  • Charlamos con Lola Lapaz, coordinadora del libro, para entender cómo era esta mujer sin etiquetas (menos la de poeta infantil)

Cuando pensamos en Gloria Fuertes, seguramente que lo primero que se nos venga a la cabeza sea esa Gloria de los programas de televisión, la que escribía poesía dulce y cuentos infantiles. Pero para gloria de Gloria, detrás de esa mujer encantadora había mucho más, aunque esas otras aristas hayan tardado en salir a la luz. Sigue siendo poco conocida esa otra cara suya, la que no aparecía en los medios, la de sus amantes y la que escribía literatura para adultos.

Un perfil que aparece muy bien explicado en el libro Gloria. La poeta de los amores prohibidos. Editado por Dos Bigotes y coordinado por Lola Lapaz, se trata de un ensayo coral en el que diferentes personas cercanas a la poeta, aquellas a las que marcó su figura, que la han leído y estudiado, muestran su figura desde múltiples ángulos. La exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena, las escritoras Luna Miguel y Gloria Fortún o la poeta Belén Reyes, quien también fue amiga suya, entre ellas.

Unas facetas que, según Lola Lapaz, hay que reivindicar. Porque, como explica la coordinadora del libro, “aparte de la poeta que todo el mundo recuerda, esa persona afable que salía en los programas infantiles, fue un referente de mujer. Alguien adelantada a su tiempo, transgresora, fuera de toda norma y etiqueta. Eso decía ella, que si la etiquetaban se escapaba. Era alguien absolutamente moderno. Un espíritu libre que vivió feliz haciendo lo que quiso”.

Los amores prohibidos de Gloria Fuertes

Aunque fue una persona libre, sus amores no fueron conocidos públicamente hasta 2017, cuando se celebró el centenario de su nacimiento. “En ese momento salieron a la luz los nombres de sus novias, de sus amoríos y del gran amor de su vida: Phyllis Turnbull, quien fue su profesora de inglés y su amante. Todo el mundo se quedó un poco sorprendido, porque no se sabía. Quizá había rumores, pero al poner nombres y caras, se hizo más visible. A partir de ese momento, la figura de Gloria Fuertes se ligó como referente para todo el colectivo LGTB”.

Yo no me atrevo a decir que fue bisexual, hetero o lesbiana, porque como decía antes, está fuera de todas las etiquetas. Realmente qué más da, fue todo y no fue nada

Un referente para el colectivo que se escapa de todas las etiquetas. “Yo no me atrevo a decir que fue bisexual, hetero o lesbiana, porque como decía antes, está fuera de todas las etiquetas. Realmente qué más da, fue todo y no fue nada. Se escapaba un poco de todo eso. El referente está ahí y está bien que cada uno lo coja como quiera. Yo a veces pienso que podría ser una persona no binaria”.

Y añade: “Pero sin saberlo, sin etiquetarla, en el momento en el que veías a Gloria Fuertes, sabías que era del colectivo. Sin saber por qué. En el libro, el periodista Darío Gael menciona justo esto. La veías y conectabas con ella, como si fuera un hilo invisible. Alguien con quien me sentaría a hablar de la vida. Ahora tal vez no nos choca tanto, pero en los años 70-80 ella salía con su ropa ancha, con su chaleco, su corbata, con el pelo corto… Ella escapaba a todo eso. Para mí tiene todo el sentido pensar en ella como una persona que no encajaba”.

Reivindicar su literatura para adultos

Todos y todas, de pequeños, hemos leído o nos han leído un poema de Gloria Fuertes. Pero igual de valiosa fue también su literatura adulta, por la que ella luchó para que se la reconocieran. Un hecho que Lola Lapaz intuía, pero que se hizo presente cuando se puso a coordinar el libro de Gloria. La poeta de los amores prohibidos y habló con los diferentes participantes. Sobre todo con Belén Reyes, de quien Gloria fue su mentora y a la que incluso nombró como sucesora poética.

“Belén me contó que Gloria se fue con la pena de sentirse poco valorada o incluso menospreciada por su literatura para adultos. Ese escaso reconocimiento le pesó mucho. En el libro, cito un poema que lo dice claramente: «Escribo para niños para comer/escribo para mayores para vivir». La fama que tuvo con la literatura infantil fue genial por todo lo que supuso, pero opacó la última etapa y sus libros que son magníficos. Unos libros que deberían constar en los programas académicos, como en los de filología. Yo estudié esa carrera y ella no estaba”, cuenta.

Lo curioso de ello es que al principio de su carrera, sí que obtuvo reconocimiento de grandes nombres del momento como Dámaso Alonso, Camilo José Cela o Gil de Biedma, quienes la respaldaron y vieron que era una poeta increíble. El problema es que más tarde, según Lola Lapaz, le vendría el boom de su poesía para niños, “y creo que ya le fue imposible arrancarse esa etiqueta. No creo que hubiera otro motivo detrás”.

Una poesía para cualquier tipo de público

Una poesía que, según cuenta Lola Lapaz, Gloria Fuertes decía que era para cualquier tipo de público. “No es elitista ni hermética ni llena de imágenes que tienes que leer y releer. Algo que, por supuesto no le quita valor. Me gusta por eso, porque te llega siempre. Cualquier poema te va a tocar. También por los temas que trata. Tal como dice Luna Miguel, su obra parece muy alegre, pero no lo era tanto. Hay mucho dolor, mucha soledad, se habla mucho del mismo proceso de escritura y por supuesto mucho amor y desamor. Además, tiene mucho sentido del humor, una herramienta que utilizaba para afrontar la vida”.

Y, aunque confiesa que le es complicado elegir uno, como ejemplo perfecto de su poesía recomienda ‘Madrugada en el barrio’.  “Es uno de esos que ella ambienta a las tantas de la noche, en la soledad de su casa. Tiene una serie de poemas que podemos considerar bastante autobiográficos. Y me gusta porque establece una especie de paralelismo entre las putas que regresan a sus casas, como dice ella, resignadas y ojerosas, y ella misma, que está en sl suya escribiendo, cantando, entreteniéndose. La clave está al final cuando se busca las semejanzas y diferencias en las profesiones de la mujer: hasta qué punto una poeta y una puta se parecen. Las dos trabajan de noche, en soledad. Creo que es un poema bello y doloroso. Por todo lo que se lee, pero también por la metáfora que encierra”, termina.

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