Si creciste en los 90, hay varios actores y actrices que estaban en todas partes. A falta de internet y de redes sociales, la presencia de las grandes estrellas tenía que medirse en periódicos, revistas y anuncios televisivos. Porque no valía solo con estrenar películas. Tenías que ser visible, pero siempre con ese toque misterioso y enigmático que te daba Hollywood. Algo que hoy en día es imposible, sobre todo por culpa de Instagram, TikTok y similares.
Antiguamente podías ser una estrella y elegir en qué momentos querías que te vieran. Usar la prensa a tu conveniencia, más o menos. Pero eso sí, eran mucho más despiadados. Y si eras una mujer, mucho más. Entre todo ese star system tan antropófago, encontrábamos nombres como los de Tom Cruise, Nicole Kidman, Julia Roberts o Demi Moore. Es precisamente de esta última de la que vamos a hablar, coincidiendo con su regreso a la primera línea gracias a su portentosa actuación en la brutal ‘La sustancia’, que llega a los cines este 11 de octubre.
Demi Moore no tuvo una infancia fácil ni mucho menos. Con una relación muy tormentosa con su madre (alcoholismo y cárcel mediante), la joven nacida en Roswell, Nuevo México, decidió irse de casa a los 16 años para trabajar de recepcionista en los estudios de la 20th Century Fox. Ahí conoció a Nastassja Kinski (musa de Win Wenders en ‘Paris, Texas’) y decidió probar poco a poco en el mundo del cine y la interpretación.
Su primer papel llegó en 1981 con la película ‘Decisión’, con solo 19 años. Tendría que esperar hasta 1985 para que llegara su Jules de ‘St. Elmo, punto de encuentro’, una película que cimentó las bases de la llamada Generación X, y que revolucionó el llamado cine adolescente.
Ahí compartiría protagonismo con Andie McDowell, Emilio Estevez o Rob Lowe, miembros del llamado Brat Pack, un grupo de jóvenes intérpretes que redefinieron el cine juvenil de los 80 (otra de esas películas es ‘El club de los cinco’). Y Demi se había hecho un hueco entre ellos.
Pero no fue hasta 1990 que el mundo entero conoció a Demi Moore. Llegó ‘Ghost. Más allá del amor’, y arrasó literalmente. Más de 500 millones recaudados, para un presupuesto solo de 22, convirtiéndose en la película más taquillera del año (además de ser la película más alquilada en 1991).
Cinco nominaciones a los Oscar, llevándose dos, más cuatro nominaciones a los Globos de Oro. Entre ellas, una para Demi Moore, que se dice que obtuvo el papel por ser la única actriz capaz de llorar por cada ojo siempre que se necesitara. ‘Ghost’ la convirtió en la actriz mejor pagada del momento, y su carrera despegó de golpe. Su relación con Bruce Willis les había convertido en una de las parejas de moda de Hollywood.
Era la época en la que cualquier mujer que destacaba era carne de convertirse en sex symbol. Demi Moore no pudo escapar a esa receta para el desastre ideada en la industria audiovisual norteamericana. Célebre es la portada de Vanity Fair en agosto de 1991, en la que la actriz aparece desnuda y embarazada. Rompió todos los esquemas y por supuesto, fue ampliamente criticada. Porque una mujer no podía ser sexy y estar embarazada a la vez. Seguía habiendo un tabú enorme respecto a eso.
Tras ‘Ghost’ llegaron películas como ‘Algunos hombres buenos’, ‘Acoso’ o ‘Una proposición indecente’. Estas dos últimas, siempre buscando sexualizar a su personaje y demonizar a mujeres poderosas e inteligentes. Sí, funcionaron bien en taquilla, pero tras ellas vendrían ‘La letra escarlata’ o ’Coacción a un jurado’, que se la pegaron estrepitosamente. Y luego vino el punto de inflexión en su carrera…
Por la película ‘Striptease’ Demi Moore se embolsó 12,5 millones de dólares. Un hito increíble para una actriz en la década de los 90. El film fue un desastre y hundió su carrera durante años, pero la intérprete consiguió lo que quería: igualar el sueldo de las mujeres al de los hombres.
“Fue tan importante para mí porque no se trataba solo de mí; se trataba de cambiar las reglas del juego para todas las mujeres. Pero, como estaba interpretando a una stripper, traicioné a las mujeres. La narrativa rápidamente se convirtió en: ‘Bueno, solo está cobrando esa cantidad porque está interpretando a una stripper’. Me afectó mucho. Pero al mismo tiempo, entendí que cualquiera que se atreva a ser el primero recibirá el golpe. Eso vale para cualquiera que desafíe el statu quo”, explicó en una entrevista para Variety.
Demi Moore cambió las reglas del juego y por ello fue vapuleada y olvidada. Porque Hollywood hay cosas que no perdona. Su siguiente película fue ‘La teniente O’Neill’, que también fue un fracaso en taquilla. Moore ya no era rentable. Y mucho menos con esos sueldos astronómicos (cobró cerca de 11 millones para la película de Ridley Scott en la que, por cierto, se rapó el pelo y causó una auténtica conmoción). Así que Hollywood hizo lo que suele hacer con las mujeres llegadas a cierta edad o que se vuelven poderosas: renegar de ella. La prensa la atacaba por todos lados, criticaba su forma de actuar, su forma de vestir, su relación con Bruce Willis. Había una diana en su espalda y no había forma de quitársela.
Cuando regresó en 2001 con la secuela de ‘Los Ángeles de Charlie’, lo único que se destacaba era a cuántas cirugías se había sometido para lucir así a sus 41 años. ¡Cuarenta y un años! ¡Como si tuviera setenta! Así que la actriz volvió a desaparecer. “Es interesante que sentí más [críticas] cuando llegué a los cuarenta. Había filmado ‘Los Ángeles de Charlie: al límite’ y hubo mucho ruido sobre la escena en bikini. Fue muy intenso, mucho debate sobre cómo me veía”, explicó a la también actriz Michelle Yeoh en una entrevista para Interview. “A esa edad, o eres la madre o eres demasiado mayor como para ser sexy a sus ojos”.
Así que, tras su divorcio de Bruce Willis y su relación con Ashton Kutcher (la prensa se reía de la diferencia de edad —16 años — mientras hacía oídos sordos si las tornas se giraban y el hombre era el mayor), Demi Moore dejó un poco de lado el mundo de Hollywood. Y aunque volvía a aparecer esporádicamente (‘Mr. Brooks’ o ‘Un plan brillante’ destacaron a la actriz), no parecía interesada en volver a ser la estrella que acabó, literalmente, con ella.
Pero todo parece indicar que 2024 va a ser su año oficial de regreso. No solo porque participó en la última serie de Ryan Murphy ‘Feud: Capote vs. The Swans’ sino por su película ‘La sustancia’, por la que ya suena en las quinielas para los grandes premios. Y si hay algo que le guste a Hollywood, es un buen regreso.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.