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La artista mallorquina Elena Gual ha encontrado en la espátula su voz artística, una herramienta que le ha permitido redibujar su destino y expresar la esencia de la feminidad de una manera única y poderosa.
A sus 30 años, ha logrado conquistar el mundo del arte exponiendo en prestigiosas galerías de Madrid, Londres y Nueva York, llevando consigo un estilo inconfundible que tiene su origen en una inesperada adversidad. Se formó en la Academia de Arte de Florencia, pero fue una alergia al aguarrás, el producto usado para limpiar pinceles, lo que le llevó a redefinir su trayectoria.
Al abandonar los pinceles, la balear tomó la espátula y, con ella, desarrolló un estilo marcado por trazos gruesos y colores intensos que dan vida a mujeres de distintas partes del mundo.
Inspirada por las figuras femeninas que conoció en sus viajes por Asia y África, sus retratos buscan darles voz y contar sus historias. La textura de sus cuadros, lograda con espátula, le permite dotar de tridimensionalidad y carácter a cada uno de ellos, capturando la fuerza y la complejidad de las mujeres que pinta.
"Me apetecía pintar a mujeres, darles voz y, sobre todo, empoderarlas a través de mi pintura", comenta Elena, reflejando la motivación detrás de su arte.
Su más reciente colección, 'Raíces', explora sus orígenes andaluces. Es un homenaje a las historias que su abuelo le contaba sobre Granada y Sevilla, y una manera de conectar con el pasado a través del arte.
Elena plasma la esencia y la elegancia de la mujer andaluza, destacando la fuerza y la sofisticación que siempre han caracterizado a las mujeres de esta región. "Las mujeres andaluzas siempre han ido un paso por delante. Esa elegancia y esencia siempre ha estado muy marcada", afirma la artista.
Elena Gual no sólo muestra la diversidad y la fortaleza de las mujeres a través de sus retratos, sino que también desafía los límites del arte figurativo con un enfoque personal y fresco.
La espátula se ha convertido en mucho más que una herramienta; es su medio para crear arte que hable, que inspire y que conecte. Cada trazo es una historia, cada retrato una voz que resuena más allá del lienzo, convirtiendo a Elena en una de las voces emergentes más prometedoras del arte contemporáneo.
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