Arthur H.Fellig, conocido como Weege, fue uno de los fotorreporteros más destacado durante los años 50. Pasó de ser el primero en llegar a los sucesos a convertirse en un pionero encargado de fotografiar a la alta sociedad en Hollywood. Informa Rocío González.
Sus retratos, en los que distorsionaba a los famosos, son considerados en la actualidad como los primeros documentos registrados del mundo del cine. Algunos de ellos han llegado ahora a la Sala Recoletos gracias a la Fundación Mapfre.
El objetivo de este profesional nunca fue distorsionar la realidad sino poder mostrarla antes que nadie y a poder ser, sin meterse en líos. La policía de hecho le tenía muy fichado, o más bien, él a ellos. Tenía una radio de onda corta con la que conseguía acceder a los avisos de los agentes y llegaba al lugar del crimen mucho antes que ellos para poder capturar lo que había sucedido.
“Weege era un personaje al que le gustaba entrar siempre en escena”, explica Clément Chéroux, comisario y presidente de la Fundación Henri Cartier-Bresson. Así es como consiguió fotografiar desde asesinatos, accidentes de tráfico e incendios.
De esta manera, consiguió hacerse un nombre entre todos los fotógrafos de New York durante los años 30. “Su apodo como fotógrafo procede de las tablas ouija con las que se hace espiritismo porque parecía que tenía conexiones con el más allá”, añade el comisario. Cuando se trasladó a Los Ángeles, se introdujo en Hollywood para tratar de caricaturizar a las grandes estrellas del momento con su lente elástica
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