Adele enamoró a su audiencia este viernes en Múnich, en el primero de sus diez conciertos en la capital bávara, con los que la estrella londinense vuelve a actuar en suelo europeo desde 2016 y durante la pausa de su residencia en Las Vegas (EE.UU), iniciada en 2022 y prolongada hasta el otoño de 2024.
Alemania fue el país europeo para el regreso a los escenarios de la cuatro veces ganadora del Grammy. Con un espectáculo de luz y sonido, desarrollado en un recinto creado para la ocasión, con capacidad para cerca de 75.000 espectadores, el ‘Adele World’ o ‘Mundo Adele’- comparable al mayor de los estadios de fútbol de Alemania-, la británica deleitó por completo a los ‘Daydreamers’ – nombre que los seguidores de la estrella británica adoptaron.
La propia Adele, a sus 35 años, reconoció que su paso por Múnich era “muy emocionante”, aunque sonara un “poco aleatorio” dedicar en agosto diez fechas para presentar su música. “¿Una gran explosión en mitad de Europa? ¿En Múnich? Suena un poco aleatorio, pero aún así es fabuloso”, señaló la cantante antes de que concluyera la primera fecha del ‘Adele World’ en la capital bávara.
En su más reciente gira por el viejo continente, Adele incluyó dos conciertos en Barcelona; en 2017 y 2022, también firmó rotundos éxitos de presentaciones en Londres.
Este viernes, para poder evitar mayores aglomeraciones, el recinto preparado por la cantante abrió sus puertas cinco horas antes del inicio del espectáculo, a las 18:00 GMT, aunque ya se habían formado colas de fans a las puertas del acceso al anfiteatro incluso ocho horas antes del esperado concierto en Múnich.
Ni los que madrugaron ni el resto de los amantes de la música de la estrella británica que llegaron al escenario se dejaron impresionar por las previsiones de mal tiempo, pues el Servicio Meteorológico Alemán (DWD) había advertido de que la jornada sería lluviosa, incluso con amenaza de precipitaciones torrenciales.
En el ‘Mundo Adele’, cinco horas antes de la gran cita con la música, los ‘Daydreamers’ tenían a su disposición, entre otras atracciones, un mercado y un ‘pub’ inglés, en el que podían consumir las bebidas y comidas preferidas de la cantante nacida en 1988 en el barrio londinense de Tottenham.
Adele se sirvió de un despliegue logístico único, en el que usó una pantalla gigante de más de 200 metros de largo y 17 metros de alto con la que la cantante dijo haber querido dar la sensación a cada uno de los espectadores de que el concierto iba dirigido “a todos y cada uno de ellos”.
En el momento culminante del concierto, cuando empezó a entonar la canción ‘Rolling in the deep’, la última del espectáculo, la zona pudo contemplar un espectáculo gigante de fuegos artificiales.
Adele volverá a Las Vegas para la recta final de su espectáculo en la ciudad estadounidense, donde hasta el próximo otoño seguirá con el espectáculo ‘Weekends With Adele’, en el Coliseo del hotel Caesar’s Palace. Los precios de las entradas del primer concierto de Adele en ocho años en Alemania llegaron a los 464 euros, los más caros y situados más cerca del escenario, mientras que los más baratos alcanzaban los 74 euros, sin contar con los de la oferta especial semanal recién lanzada: 35 euros.
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