Destacar en el mundo de los festivales siempre es una ardua tarea. Mas aún si tu historia se remonta a solo ocho ediciones. El Mad Cool llegó en 2016 dispuesto a consolidarse como uno de los festivales por excelencia, y sobre todo, darle a la capital unos días de música que pudieran competir contra otros con más solera como el BBK o el FIB. Y precisamente el Mad Cool es el claro ejemplo de lo que cuesta asentar las bases y dar un buen espectáculo. Sus tres primeras ediciones en la Caja Mágica no acabaron de cuajar, con accidentes continuos mediante (recordemos que un acróbata falleció en la segunda edición, en 2017).
El cambio de localización le sentó bien, llevando sus escenarios a IFEMA durante cuatro años (si no contamos la edición cancelada donde iba a venir Taylor Swift de cabeza de cartel). Los problemas de aforo y de comunicación con la ciudad seguían siendo las principales críticas, pero todo parecía ir asentándose poco a poco… hasta que llegó un nuevo cambio en 2023.
El nuevo Espacio Mad Cool, situado en Villaverde, fue un desastre de proporciones épicas. Las críticas hacia el festival eran recurrentes, y todo se acrecentó con la decisión de celebrar allí el concierto de Harry Styles, uno de los más caóticos y problemáticos de los que se han hecho en Madrid. Los nervios y la desgana por volver al mismo espacio este 2024 provocó que ni siquiera se agotaran las entradas de esta nueva edición. Pero podemos decir que la organización ha aprendido de sus errores (aunque no de todos) y parece haber luz al final del túnel. Sobre todo apoyados por un cartel que, aunque no ha sido el mejor de su historia, ha funcionado muy bien con varios headliners que lo han dado todo. Hagamos un repaso a cómo han sido estos cuatro días de calor, viento y rock & roll en la capital madrileña.
El primer punto a favor de esta nueva edición del Mad Cool es la distribución del espacio. Donde el año pasado no dejaban de formarse cuellos de botella por la estrechez de muchos accesos a los escenarios, o por la mala colocación de los baños y la zona de comida, ahora hay mucha más amplitud. Aunque sigue dando la sensación de ser un espacio más pequeño que el de IFEMA, el control del aforo y la reorganización de los escenarios han mejorado ostensiblemente un espacio que parecía condenado al fracaso.
Y qué mejor manera de reestrenarlo que con la llegada de Dua Lipa a nuestro país (aunque siempre esté de vacaciones por tierras españolas), presentando su ‘Radical Optimism’ precisamente con eso, con un optimismo apabullante. La artista angloalbanesa lo dio todo en un concierto de cerca de hora y media, y demostró por qué es una de las pop stars preferidas por el público. Tampoco necesitó hacer un alarde estruendoso de poderío vocal y grandes coreografías. Sus himnos ya lo hacían todo por ella, aunque no habría estado mal un poco más de presencia escénica, porque aún le falta ese magnetismo que sí tienen otras como Lady Gaga, Taylor Swift o incluso Jessie Ware, demostrando que es una de las artistas más interesantes del panorama actual.
El jueves hizo su aparición el viento, que no solo campaba a sus anchas en un espacio tan abierto, sino que encima provocó varios retrasos en conciertos como el de Russian Red. La cantante fue una de las últimas confirmadas del festival y tuvo que ver cómo su concierto se atrasaba por culpa de la inestabilidad de su escenario. Una tarea pendiente del Mad Cool, que debería prever este tipo de eventos climáticos o, por lo menos, tener soluciones rápidas que ayuden al espectáculo. Entre las rachas de aire, eso sí, emergió una sorpresa por encima de todos. Hablamos de la banda británica Keane, que se subió al escenario Region of Madrid para hacer un repaso a sus veinte años de carrera. Su cantante, Tom Chaplin, no dejó tema por cantar, y consiguió emocionar a todo el público con canciones como ‘Somewhere only we know’ (pedida de mano mediante) o ‘Sovereign Light Cafe’. Una banda injustamente olvidada pero cuyos temas siguen presentes hoy en día, y así lo demostraron en un concierto con el público más heterogéneo del festival.
El grupo británico fue la antesala perfecta para la fuerza de Pearl Jam, una banda para la que no pasan los años y que era el plato fuerte del Mad Cool. O, al menos, uno de ellos. Porque si vamos a hablar de rock, tenemos que hablar de Maneskin. El grupo italiano liderado por Damiano, ganadores de Eurovisión 2021, arrasaron en su propuesta escénica del viernes. Un setlist ganador que ya tienen más que comprobado (llevan sin cambiarlo casi dos años), con cero lugar a sorpresas, pero con trallazos directos a la yugular. El problema es que, para ser cabezas de cartel, no solo se les notó algo desganados (principalmente al propio cantante), sino que además su actuación no llegó a la hora, dejándose por el camino temas como ‘The Driver’ o ‘Coraline’, uno de los favoritos de los fans, e incluso repitiendo canción al final con ‘I wanna be your slave’. Sí, son estrellas en alza. Pero da la impresión de que se han acomodado demasiado pronto, y el principal enemigo de un cantante de rock es precisamente ese: acomodarse.
Y, hablando de rock (aunque sea más punk pop) obviamente tenemos que hablar de Avril Lavigne, que ha vuelto a España casi veinte años después. Y además el mejor día de los cuatro, porque el sábado la asistencia de público fue masiva. Aunque volvemos a insistir que, debido a varias mejoras en la organización, no se sintió en ningún momento agobiante. Lejos queda el concierto de Red Hot Chil Peppers del pasado año, en el que casi tenías que verlos desde la salida.
Con varias explosiones de confeti, una Avril algo cansada (actuó el día anterior en el Cruilla, en Barcelona) dio buena muestra de todo su repertorio, y demostró porque sigue siendo una estrella. Todas sus canciones son éxitos, y de eso se trata esta nueva gira. Aunque hay sorpresas, como ‘Don’t Tell Me’ o ‘He Wasn’t’, habría estado muy bien algo más de riesgo, como por ejemplo, un ‘Hello Kitty’. Pero no podemos ponerle muchas pegas, ya que dio un concierto perfecto. Un setlist que supera a su anterior gira promocionando su disco ‘Love Sux’, que se dejaba fuera vayas joyas de su discografía. Eso sí, ¿por qué diablos no cantó la versión en español de ‘Girfriend’?
Al igual que The Killers, con un Brandon Flowers que volvió a demostrar ser el mejor en lo suyo. Carisma arrolladora, presencia en el escenario y una voz portentosa. Una ecuación perfecta para una actuación para enmarcar (e incluso subieron a un fan al escenario para que tocara con ellos). The Killers son siempre un ‘sí’, y ha quedado patente en esta nueva edición del Mad Cool. Saben lo que hacen, mueven al público, y ese ‘Mr. Brightside’ tocado en dos versiones diferentes fue de lo mejor de la última jornada.
Y, como cierre perfecto, unos The Kooks de celebración del 20º aniversario de su primer disco ‘Inside In/Inside Out’. Una mezcla perfecta de brit pop que les puso en primera plana, pero que no supieron mantener después. O al menos, no de la misma forma que esperaba el público (algo similar a lo que les ocurrió a los Keane). Aunque su concierto no fue tan largo, tampoco hizo falta. Luke Pritchard desborda energía y magnetismo (además de un lookazo impresionante), y se ventiló todos sus éxitos en poco menos de una hora, con una apoteosis final apostando por su himno ‘Naive’.
Así que, en definitiva, aunque Mad Cool tiene que seguir mejorando ciertos aspectos para ser un festival referente en el mundo, parece que ya ha encontrado más ventajas al espacio en Villaverde. Solo le queda apostar un poco más por la comunicación (el metro es el único medio que funciona bien para ir y volver) y por más espacios para protegerse del incesante calor de varios días. Ahora solo nos queda esperar al cartel del año que viene recordando los buenos momentos que hemos podido disfrutar en el de este 2024.
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