Måneskin y Sum 41 arrollan y Tom Morello brilla en el viernes del Mad Cool
La energía de los veteranos Sum 41 y el carisma de los italianos Måneskin protagonizaron la tercera jornada del Mad Cool
Tom Morello también triunfó y superó las expectativas
Este sábado se esperan los directos de The Killers y Avril Lavigne como principales reclamos
La energía de los veteranos Sum 41 y el carisma de los italianos Måneskin protagonizaron la tercera jornada del Mad Cool en una noche en la que Tom Morello también triunfó y superó las expectativas.
Måneskin se presentaron como la cúspide de la noche del viernes y convencieron con un estado de forma inmejorable. Apoyados en su carismática imagen, un directo arrollador y una personalidad única, consiguieron ganarse con creces a los asistentes en la última gran actuación de la jornada de la que la organización no había facilitado datos de asistencia a medianoche.
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‘Don’t wanna sleep’ abrió un repertorio en el que pronto apareció ‘Zetti e Buoni’ la canción ganadora en Eurovision y que desató las pasiones en un público predispuesto a entregarse a la banda italiana desde la primera canción.
“Esta noche es muy especial porque es nuestra primera vez como cabezas de cartel en España”, explicó Damiano David, el líder de la banda, antes de ‘Honey’, que continuó con la senda abierta justo antes por su gran éxito.
La versión de ‘Beggin’ volvió a enardecer a los asistentes, que de nuevo se lanzaron a los brazos de los italianos con ‘I wanna be your slave ’ y ‘Mamma Mía’.
El concierto llegó a su fin con un grupo de seguidoras que se unió a la banda sobre el escenario mientras interpretaba ‘Kool kids’.
Tras el tradicional parón de los bises, el guitarrista Thomas Raggi volvió al escenario para interpretar una pieza en solitario que precedió a la vuelta de sus compañeros para interpretar ‘The loneliest’ y retomar ‘I wanna be your slave’ y poner punto final. A una actuación impecable digna de encabezar un festival de la talla de Mad Cool.
Sum 41 entre la despedida y la celebración
Justo antes, los canadienses Sum 41, que recientemente han anunciado su última gira para finales de este año, pusieron la nota emotiva de este viernes, aunque no por ello ofrecieron un concierto exento de energía.
Deryck Whibley y los suyos desplegaron todo su arsenal punk-rock sobre el escenario Region of Madrid con un show directo, arrollador y sin concesiones, con ‘Over my head (better off dead)’ ‘Dopamine’ o ‘In too deep’ que desataron la locura entre la audiencia.
La única tregua llegó con la balada ‘With me’, que bajó ligeramente las revoluciones del público enloquecido. Bastó un solo de batería y la aparición de un demonio hinchable gigante en el escenario, para volver a encender a sus fans, que esperaban su grandes éxitos, ‘Fat lip’ y ‘Still waiting’, que cerraron el show.
Un concierto apabullante de los canadienses, que brindaron a los asistentes exactamente lo que habían venido a buscar en su último en un festival español, tras haber anunciado su separación recientemente, aunque anunciaron que volverán una última vez en noviembre.
Tom Morello se reivindicó ante miles de personas
Tom Morello fue la gran sorpresa de la noche, al conseguir abarrotar el escenario Orange, de menor tamaño, al mismo tiempo que Black Pumas con su elegante sonido soul apenas conseguía media entrada en el escenario Mad Cool.
Sobrepasadas las expectativas de la organización, Morello, el ex de Rage against the machine, ofrecía su punk-rock crudo ante una audiencia que se extendía hasta sobrepasar la explanada designada por la organización, decenas de metros más allá de la torre de control de sonido.
Una serie de sorpresas preparó Morello para la ocasión. La primera fue la aparición de Thomas Raggi de Måneskin para interpretar ‘Kick out the jams’ de MC5.
A continuación, brindó al público una versión de ‘Like a stone’ de Audioslave en recuerdo de Chris Cornell y, como colofón, no podía faltar ‘Killing in the name’, acompañado por su hijo Rhoads, ataviado con la camiseta de la selección española de Lamine Yamal, durante la cual el cantante no pronunció ni una palabra de la letra, para dejar al público corear el himno del rock de los 90.
Hubo tiempo para pedir un alto el fuego con un cartel pegado en el dorso de su guitarra, y para ofrecer una versión de ‘Power to the people’ cerró uno de los mejores conciertos del festival.
Sleaford Mods, primer plato fuerte del día
Sleaford Mods, otro de los nombres importantes de este tercer día, volvían a Madrid después de la polémica de su concierto en La Riviera el otoño pasado, cuando abandonaron el escenario después de que una persona del público les lanzara un pañuelo palestino.
Sin referencia alguna al incidente, el dúo británico de Nottingham ofreció un concierto que consiguió levantar a la audiencia que al mismo tiempo agradecía que miembros de la organización les regaran con mangueras para aplacar el calor que seguía reinando hacia las 20:30.
Tercera tarde consecutiva de calor
Al principio del día, el cantautor londinense Benjamine Clementine fue el encargado de abrir la jornada al en un recinto que recibía al público más madrugador.
Más tarde, hicieron aparición en el escenario Orange los canadienses Alvvays, con su indie pop luminoso heredero del shoegaze de los años 90, con un concierto impecable a pleno sol, sin dejarse atenazar por el duro calor de julio y en el que no faltaron algunos de sus temas más conocidos como ‘After the earthquake’ o ‘Archie, marry me’ mientras el escenario Mad Cool recibía a Unknown Mortal Orchestra con su propuesta psicodélica.
Entrada la madrugada, con una temperatura más suave, y a la vez que Måneskin sacaban músculo en el escenario Mad Cool, The Breeders, otra banda con una dilatada carrera, cerraron el festival en el escenario Orange con su sonido grunge pop y clásicos como ‘Cannonball’.
De esta manera echaba el cierre la tercera de las cuatro citas del festival madrileño, sin aglomeraciones ni grandes colas en un recinto que mañana espera los directos de The Killers y Avril Lavigne como principales reclamos.
Para contrarrestar esas altas temperaturas del julio de la capital, más allá de los escenarios (que no eran pocos), dentro del recinto se instalaron una serie de stands en el que el público pudo tomarse un respiro entre actuación y actuación. Entre ellos, uno de los más concurridos fue el de Johnnie Walker, que un año más volvió a demostrar su apoyo a la música en directo ofreciendo experiencias dirigidas a consumidores, fans de las bandas asistentes y cantantes, medios de comunicación y creadores de contenido.
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