El Chupinazo de San Fermín es un evento de lo más destacable, ya que marca el inicio de las fiestas de San Fermín, una de las más emblemáticas de nuestra geografía, en Pamplona, Navarra. Este acontecimiento, que se celebra cada 6 de julio a las 12:00 del mediodía, consiste en el lanzamiento de un cohete desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona, que simboliza el comienzo oficial de más de 200 horas de festividades continuas, que incluyen los celebérrimos encierros, pero también conciertos, actividades culturales y mucho más.
El origen del Chupinazo se remonta a la década de 1930, específicamente a 1931, cuando Juanito Etxepare, un estanquero local, lanzó el primer cohete desde la Plaza del Castillo. Este acto fue inicialmente espontáneo y popular, realizado en plena calle y rodeado de la comunidad local. Sin embargo, durante los años de la Guerra Civil y en el régimen franquista, la tradición quedó institucionalizada, trasladándose en el proceso al balcón del Ayuntamiento y siendo lanzada por figuras vinculadas al gobierno municipal.
Con el paso del tiempo, eso sí el Chupinazo ha evolucionado en su significado y en la forma en que se elige a la persona encargada de lanzarlo. Durante la dictadura franquista, era habitual que el cohete fuese encendido por personas cercanas al régimen. No obstante, desde el inicio de la democracia en 1979, el proceso se democratizó y se estableció un sistema rotativo entre los diferentes grupos municipales. Desde 2016, se ha implementado una votación popular que permite a los ciudadanos elegir quién tendrá el honor de lanzar el cohete.
La ceremonia del Chupinazo es un evento multitudinario que congrega a miles de personas que abarrotan hasta los topes la Plaza del Ayuntamiento, estando todos vestidos con la tradicional vestimenta blanca y el pañuelo rojo, que se anudan al cuello una vez que el cohete estalla en el cielo. La atmósfera es inenarrable, con la muchedumbre vitoreando "¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!" mientras el cohete asciende y explota, dando conj ello inicio a una de las fiestas más famosas y celebradas del mundo.
El Chupinazo y las fiestas de San Fermín en general no solo son un pilar de la identidad cultural de Pamplona, sino que también atraen a miles de turistas de todo el mundo, fascinados por la mezcla de tradiciones, la adrenalina de los encierros y la vibrante vida nocturna característica de nuestro país, pero potenciada por las señaladas fechas de estas festividades. Los balcones que dan a la plaza del Ayuntamiento se alquilan con meses de antelación para ofrecer a los visitantes una vista privilegiada de la ceremonia.
Cabe recordar que las festividades de San Fermín no se limitan al Chupinazo y los encierros. La gastronomía juega un papel esencial, con la tradición del "almuercico" el 6 de julio, donde familias y amigos se reúnen para tomarse un desayuno de lo más contundente que incluye platos típicos como el estofado de rabo de toro y los churros con chocolate. Durante toda la semana, los bares y restaurantes de Pamplona ofrecen una amplia variedad de pintxos y platos regionales, acompañados de los vinos de la región.