No es nada fácil montar un festival y menos lo es aún conseguir asentarse en una localidad y convertirse en referente dentro de la escena musical a nivel estatal. Con el paso de los años y nada menos que en las Islas Baleares, el Mallorca Live Festival ha conseguido ser un referente no solo de las islas, también a nivel peninsular, con un evento que mezcla la magia de una isla como Mallorca, que brinda sol, playa y gastronomía junto a mucha música y un cartel ecléctico que, como en esta ya su séptima edición, trata de hacer frente a carteles demasiado parecidos en su apuesta por mezclar artistas de gran nombre con propuestas a priori menos mainstream pero talentosas.
Las inundaciones inesperadas en el aeropuerto a día y medio de arrancar su edición, con cancelaciones de vuelos abriendo informativos no era lo más idóneo para un evento que, como si de una divinidad se tratara, se aliaba de pronto con la climatología a pocas horas de dar comienzo oficial.
Mallorca Live Festival iniciaba su primera jornada con sol y temperaturas sumamente agradables para un total de más de 80 nombres repartidos a lo largo de tres días y 21.000 asistentes en un espacio de 25.000 metros cuadrados en un jueves donde iban a pasar artistas como Dani Fernández, Aitana, Rels B, Michael Kiwanuka, Pet Shop Boys o Blondie, convirtiendo Calviá en referente de la música en Baleares.
Si hay algo que se disfruta en este tipo de festivales es descubrir propuestas, pero ante todo la sorpresa de quienes a priori igual no son los grandes nombres del cartel y se llevan de calle la jornada. Tanto es así que arrancábamos jornada de la misma manera que lo cerrábamos, con un talento muy diferente en cuanto a sonido y propuesta. Júlia Colom es esa joven artista que bebe de la música tradicional mallorquina para dejarnos con la boca abierta con una clase y belleza vocal de obligada escucha. Aunque faltaba por entrar mucho público dadas las horas, el atardecer acompañaba una propuesta mágica, una calidez vocal de antaño bien traída por Julia que en “Miramar” nos retrotrae a otros tiempos, mezclando de manera maravillosa folk, pop y esa música tradicional que brilla de manera impoluta en canciones como “Ell i ella” u “Olivera”. Dulzura infinita la de esta chica, un viaje a otros tiempos de sonidos cuidados y una voz cuya calidez embriaga y absorbe incluso horas tempranas. Público callado y absorto en un sencillo viaje visual pero completo en lo sonoro. Un arranque tan sereno como impactante.
De esos ritmos tradicionales, nos movíamos al pop rock de unos míticos como No Te Va Gustar. Más de 30 años de trayectoria para una de las bandas uruguayas más aplaudidas y seguidas de Latinoamérica, con un argentino al frente, Emiliano Brancciari, una de las grandes voces de la escena alternativa del otro lado del Atlántico. Funcionan como un tiro y conozcas sus canciones o no, entras fácil en sus ritmos, de trompeta y estribillos contagiosos de la envergadura de “Nada para ver” y “A las nueve” donde veíamos fans acérrimos en las primeras filas coreando sus canciones. Funcionan en sus clásicos, pero también en temas más recientes como “No te imaginas”, con un Emiliano agradeciendo al público el cariño después de que el pasado año no pudiesen actuar.
De ahí nos movíamos al segundo escenario, porque si algo destaca Mallorca Live Festival es por contar con un recinto cómodo en el que manejarte, con su zona de restauración al fondo y otros tres escenarios situados de manera estratégica y alejados lo suficiente para que no se solapen sonidos. Era turno de Dani Fernández, uno de esos artistas que con tan solo dos discos bajo su nombre se ha convertido en toda una referencia del pop rock nacional, habiendo llenado ya un WiZink Center.
Pocos minutos después de compartir una entrevista que pronto podréis leer en Informativos Telecinco, Dani salía ya de noche en el pequeño escenario Innside para abrazar a un público que iba a entregarse muy pronto al artista. Con 15 minutos acumulados de retraso desde los uruguayos, Dani salía con mucha fuerza haciendo un buen repaso que iba desde temas como “Plan fatal” o “Dile a los demás”, sin necesidad de hacer mucho para meterse al público en el bolsillo. Vibrante el directo cuando suena “Todo cambia”, un hit de intensidad que viene a ser prolegómeno de su futuro tercer disco. En ese mismo mood, anticipaba el que será su próximo tema “Criminal”, un corte que en directo es pura adrenalina, un buen punch melódico y adictivo que deja adivinar otro hit en su disparada carrera. Y casi sin tiempo para coger aire, Dani volvía a reivindicarse para quienes le tachan de “música para niñas”, haciendo saber que dentro de su corazón Supersubmarina siempre ha sido su banda favorita, versionando el tema que da nombre a la banda de Baeza, y que suponía como era de esperar todo un subidón para gran parte del público.
Curiosos los contrastes de izquierda a derecha, solo unos metros de distancia entre escenarios, pero décadas generacionales, las que separaban el sonido de Dani del de un clásico como Blondie.
Del siglo XXI saltábamos de pronto a los 70 con una Debbie Harry que es la reivindicación de la veteranía punk originaria, esa que elevaba la edad del público de pronto en las filas cercanas al escenario y que veía un arranque salvaje con “One way of another” porque como después diría Santi Balmes de Love of Lesbian , “es una banda de hits tras hits” y eso es mismo es Blondie, una banda capaz de no sonarle a muchos hasta que de verdad suenan sus canciones, verdaderos himnos de los 80. Puede que Debbie no mantenga, como es lógico, la misma voz de juventud, pero su presencia simplemente ya impone, y más cuando dejaba caer singles de la talla de “Sunday girl” y “Call me”, con ella sabiendo llevar la batuta de una formación que sigue sonando bien y que basa su repertorio en la historia, esa a la que nos rendíamos cuando sonaban “Heart of glass”, “Dog star girl” y la angelical “Maria”, santo y seña de la historia de la música con una líder que fue y sigue siendo todo un referente de la época.
Turno de Love of Lesbian con un escenario a rebosar. Los “lesbianos” son uno de los grupos más sólidos de la mal llamada escena “indie”. Santi desborda con la intensidad de su voz y unas letras profundas que calan en su fandom, amén de regalos musicales como “Bajo el volcán”, “Cuando no me ves” o “Allí donde solíamos gritar”. Son pocas las bandas que con esa melancolía y dulzura musical saben dotar de otro significado a la palabra “festival”. Balmes y compañía regalan tiempos más intensos y oscuros por momentos que nos remueven como en “Contradicción” y que dejan su música en lo alto con su “Club de fans de John Boy”.
Y así afrontábamos la recta final, y como decía al principio, el verdadero regalo lo encontrábamos en la dulzura tradicional de Júlia Colom arrancando de manera diferente un festival, encogiéndonos y dejándonos callados para contrastar con el final de grito en alto y juventud al frente que acarrea la estrella Rels B que sigue acrecentando su nombre a cada paso que da. Y no es para menos, su actuación, cuando ya muchos estábamos cansados, fue esa bebida energética musical que necesitábamos. Todo un chute de adrenalina y puesta en escena con un trío coral femenino notable y juego de percusión que iba a levantar a un público entregado desde el primer cántico. “Caída del cielo”, “Pa quererte”, “Mi luz” y “Cómo dormiste” eran un completo disparo al pecho. Su estilo urbano ha llevado al joven artista mallorquín a lo más alto, así lo dice también Spotify, y viendo lo que ofrece no es para menos. Brillo musical que en temas como “La prisión” y “Tienes el don” se llevaba de calle a su público, entre fuegos, pirotecnia, electrónica de DJ y acompañamiento coral. No necesita de más (ni menos) para con su trap bien ejecutado, conseguir lo que quizás algunos ya no esperaban por las horas, llevar al éxtasis al Mallorca Live Festival. Y tan solo era el primer día.
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