Sólo han tenido que pasar cuatro siglos de nada para que las notas de esta composición de 1625 suenen en España. Todo un acontecimiento. Por eso, qué mejor que contar para ello con una de las sopranos con mayor proyección, Jone Martínez: "Es una suerte poder hacer un estreno en tiempos modernos de una ópera tan importante, al ser la primera ópera de una mujer". "Debería hacer reflexionar a mucha gente", desde programadores a intérpretes, nos cuenta Aarón Zapico, una de las figuras de la música clásica de nuestro país.
Aceptó encantado el encargo del Teatro Real y los Teatros del Canal de Madrid para ser el director musical. Ya sólo Faltaba la puesta en escena. Y ahí, directamente, estuvo clara la elección de la directora artística. Ella también asumió ese reto con entusiasmo, nuestra coreógrafa más internacional, Blanca Li. "Me ha hecho mucho pensar en todas las artistas de las que no tenemos ni idea que hayan existido o cuáles han sido las obras que se han perdido”.
Sin ir más lejos, cuatro de las cinco óperas que compuso nuestra protagonista se han perdido para siempre. Por suerte, sobrevivió ‘La liberazione di Ruggiero’, la ópera más antigua de una compositora. Porque ella, también por suerte, porque no era en absoluto lo habitual, firmó su obra. Hablamos de la florentina Francesca Caccini (1587-1640), cuyo retrato más representativo se encuentra en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
"Por lo que nos ha llegado hasta hoy, Francesca Caccini era una mujer muy independiente, muy fuerte, porque a su cargo estaba la organización de los ensayos, la composición, la gestión de todo", nos explica Aarón. "Y escribió en este caso una ópera para muchos personajes femeninos en un momento en el que las mujeres no tenían permitido cantar profesionalmente", añade Jone. Niños o la figura del castrati suplían las voces femeninas en aquellos primeros años del barroco. "El contexto era de una brutalidad extrema hacia lo femenino. Y que esta mujer haya escrito esta ópera que es una verdadera obra maestra donde el poderío femenino está totalmente presente me parece que puede servir perfectamente de modelo para la juventud de hoy en día", sentencia Zapico.
"Lo he traído a hoy y lo cuento desde hoy. Y me parece más interesante porque creo que lo bonito de las cosas del pasado es volverlas a ver con los ojos del presente", explica Blanca que, ante una obra que apenas se ha representado en todo el mundo, ha querido despojarse de referencias estéticas del siglo XVII para pensar en el espectador del siglo XXI. “Imagino que a Francesca Caccini le sorprendería mi idea, no tengo claro si le gustaría la atmósfera contemporánea”, nos reconoce. Pero puestos a fantasear, seguro que viviría con curiosidad el que casi 400 años después se vaya a poder disfrutar de su creación, o de la versión que han preparado estos virtuosos de la música y la danza.
La gran pena, que sólo sea para cinco representaciones. Del 4 al 9 de junio en los Teatros del Canal de Madrid. Como si fuera arte efímero. Pero que aspira a trascender. "Intentar que sea el punto de salida”, dice Aarón, “para empezar a recuperar más obras de compositoras”. Un momento para reivindicar y ser parte, asistiendo al menos, de la historia de la música.
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