Una fan de Taylor Swift defiende el gasto en conciertos de la generación Z: "No hacemos otra cosa"
Muchos de los swifties no acuden a un sólo concierto, sino que utilizan sus ingresos para ver a su ídolo en directo en repetidas ocasiones
Las entradas para el concierto madrileño de Taylor Swift cuestan entre 147 y 489 euros, pero los fans lo tienen claro: "Ahorramos para esto"
Los vecinos del Santiago Bernabéu temen la llegada de los conciertos de Taylor Swift: "El ruido es insoportable"
No hay un fandom que explique mejor el sentir de la Generación Z que el de Taylor Swift. La llegada de la cantante norteamericana a España es inminente - actuará en el nuevo Santiago Bernabéu los próximos 29 y 30 de mayo - y sus seguidores se preparan para recibirla con honores en su propia casa. Sin embargo, a diferencia de otras generaciones, cuyos amantes de la música se conformaban con ver sus a ídolos una vez en su ciudad, los swifties son capaces de recorrer el mundo junto a la artista en gira, y repetir con la misma incondicionalidad y entrega cada una de sus paradas internacionales.
En las puertas del Bernabéu, no será raro encontrar a fans, customizados con las reglamentarias pulseras de la amistad que requiere el dress code del 'Eras', que ya hayan estado en los conciertos de París, Estocolmo y/o Lisboa, como parte de la etapa europea del tour de Tay. Su disposición, económica y vital, a ver una y otra vez el mismo show, nos lleva a pensar en el crecimiento exponencial que está experimentando la melomanía entre la juventud digital, supuestamente poco interesada en las formas de arte tradicional.
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Cierto es que su vinculación con la exposición del ocio en las redes sociales puede ser uno de los motivos por el que los conciertos - tan likeables en Instagram y en TikTok - se hayan convertido en el núcleo central de su diversión, pero este factor no elimina el hecho de que se sepan cada una de las canciones, coleccionen los discos, conozcan al dedillo las biografías de sus artistas favoritos y se vistan y peinen acorde con el género musical que les define, como ya hicieran en los años ochenta otras comunidades tan aplaudidas como los groupies.
"Cara es una copa en una discoteca o salir a cenar"
Su fanatismo no es por tanto, nada nuevo ni escandaloso, sino tan solo una forma de retomar viejas costumbres, en lo que Nietzsche llamaría una suerte de eterno retorno musical. Sin embargo, el notable aumento de los precios de todo lo que rodea a un festival o a una o varias noche de concierto - las entradas, los viajes, las habitaciones de hotel, la gasolina, la hostelería, el outfit o el alquiler - sí que puede llevar a un boomer , que esperaba a que 'El Robe' pasase por su pueblo, a preguntarse cómo pueden los jóvenes de hoy en día costearse el hobbie de la música.
Para entenderlo, en Informativos Telecinco hemos hablado con una fan de Taylor Swift que ya disfrutó del directo de París y que ahora se prepara para una sesión doble en el Bernabéu, sobre si el gasto que conlleva su pasión por la cantante - cuyas entradas cuestan desde los 147 hasta los 489 euros - está o no justificado. "Todo depende de en qué gastes o no gastes tu dinero. Para mí, cara es una copa en una discoteca, o comer en un restaurante, o comprarse ropa nueva todos los meses. Ésas son formas de gasto y ocio que yo no tengo", razona esta joven, en relación con la extendida tendencia popular a salir a comer o cenar.
"Yo no salgo de fiesta por la noche- continúa-. Para mí o para mi hermana, nuestro ocio es ir a conciertos y festivales. No hacemos otra cosa. No gastamos en nada más. Y, por eso, usamos nuestros ahorros en lo que nos gusta. Ha habido épocas en las que no he tenido dinero para ir a nada y, ahora que lo tengo, lo aprovecho. Como las fechas se anuncian con tanto antelación, da tiempo a ahorrar", argumenta la joven swiftie, mientras Madrid se prepara para el mayor acontecimiento musical del año.
La euforia de los fans contrasta con el hartazgo de los vecinos del Bernabéu, que desde el lunes han visto como las calles cercanas al estadio se han colapsado con la llegada de más de cien camiones pertenecientes al 'Eras Tour'. Los cortes de la carretera se suman a la desesperación que muchos de los inquilinos sufren por el "ruido insoportable" que emana del estadio durante los ensayos y los conciertos en sí, porque no es un recinto insonorizado al efecto. Ahora, todos ellos temen la llegada de los dos conciertos de la artista americana, conscientes de que sus fans ya han conseguido en otros países que tiemble el suelo.
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