De fans a haters: por qué el público de 'Star Wars' empezó a odiar la saga hace 25 años
Hay un meme recurrente que dice que nadie odia más 'Star Wars' que los fans de 'Star Wars' (y, lamentablemente, tienen razón)
Todo ese odio irracional tiene su origen hace 25 años en una galaxia muy, muy lejana…
En el Día Mundial de 'Star Wars' analizamos cómo y por qué los seguidores de la saga pasaron de admirarla a detestarla
Quizá todos recordemos dónde estábamos cuando vimos por primera vez ‘Star Wars’. De hecho, seguramente muchos la llamasen ‘La guerra de las galaxias’, como se tituló durante muchos años en nuestro país hasta el estreno de la trilogía de precuelas. Puede que la viéramos en casa, de pequeños con nuestros padres; puede que en el cine, durante el reestreno de mediados de los 90 con las ediciones especiales remasterizadas. O puede que en la plataforma de streaming de Disney Plus. Pero lo que no deja de ser cierto es que cada generación ha tenido su propia trilogía de 'Star Wars'. Aunque hay una que se diferencia de todas y que hoy cumple 25 años desde su estreno. Estamos hablando del ‘Episodio I: La amenaza fantasma’, que inició la trilogía de precuelas… y el hate en internet.
A mediados de los 90, 'Star Wars' era una trilogía de culto que había conseguido expandir por el mundo el uso indiscriminado del merchandising basado en películas, y que había agrandado su universo con un sinfín de cómics y novelas escritas por diferentes autores que ayudaron a mantener viva la llama de la historia, creando nuevas tramas para su trío de protagonistas: Luke, Han y Leia.
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Fue en esa época cuando empezaron los rumores de una nueva película de la saga. Claro, no existía Internet tal y como lo conocemos hoy en día. Lo más cercano eran los foros de fans, establecidos y popularizados gracias a la serie del momento: ‘Expediente X’. Así que, tras el paso por cines de la trilogía original restaurada, y con ayuda de pequeñas píldoras en revistas especializadas, George Lucas dio forma por fin a su plan maestro: contar la historia de Darth Vader, o lo que es lo mismo, Anakin Skywalker. Echar la vista atrás en vez de hacia delante (fue esta trilogía la que enseñó al mundo el término ‘precuela’).
En 1999 se estrenó el ‘Episodio I: la amenaza fantasma’ con una expectación mundial sin precedentes. Cualquier cosa que tuvieras en casa servía de promoción de la película. Desde los cereales hasta pizzas congeladas. 'Star Wars' estaba hasta en la sopa (literalmente). Se calcula que más de 2 millones de estadounidenses faltaron al trabajo el día del estreno. Colas de horas, fans disfrazados… ¡El evento de la década! Eran tales las expectativas de esa generación que había crecido y venerado la trilogía original que, claramente, era imposible cumplirlas. Tras verla, se sintieron decepcionados y, de ahí, pasaron a la furia incontrolable, acusando a George Lucas de traicionar 'Star Wars'. Un universo que él mismo había creado. Le acusaban de no entender su propia creación.
Jar Jar Binks, Midiclorianos y la explosión del alt-right estadounidense
Hoy en día, ‘La amenaza fantasma’ es la segunda película peor valorada de toda la saga (solo superada actualmente por ‘El ascenso de Skywalker’). Pero se mantuvo como la más odiada durante años, porque esos fans ya adultos no entendían una película que acusaban de ‘politizada’ e ‘infantilizada’. No comprendían que hubiera tantos efectos digitales o bromas absurdas con personajes pensados para los niños. Así que decidieron volcar su odio en Internet, explicando todas y cada una de las razones por las que ‘La amenaza fantasma’ no era 'Star Wars' sino una parodia mal construida. Daba igual las explicaciones que diera George Lucas. Todo se cuestionaba, todo se odiaba. Fue tal la campaña de acoso y derribo que consiguieron destruir al protagonista, Jake Lloyd, que solo tenía 10 años en el momento de su estreno.
Aunque su madre afirmó haberle protegido de las críticas más duras, lo cierto es que el joven actor explicó en varias entrevistas que los niños de su edad fueron muy crueles con él. Aunque el problema no es que lo fueran niños de su edad, sino adultos con la suficiente madurez como para entender que estaban volcando sus frustraciones y odio contra un niño en su primer papel protagonista. O contra un personaje hecho digitalmente, Jar Jar Binks, que, por cierto, estuvo a punto de ser interpretado por Michael Jackson.
Cuando llegó el ‘Episodio II: el ataque de los clones’, el hate ya no era el mismo. Porque muchos fans se habían bajado del carro de estas nuevas películas. La taquilla fue menor, y las críticas especializadas fueron devastadoras. Solo se pudo recuperar gracias al ‘Episodio III: la venganza de los Sith’, que reconcilió a gran parte de la audiencia con la saga. Pero ya no había vuelta atrás. Internet estaba creciendo a pasos agigantados, y estaba repleto de artículos y foros en los que proliferaban las críticas a una saga que había sido venerada.
Obviamente, con tintes misóginos (por tener a un personaje femenino fuerte como Padme), y racistas. Porque sí, hasta hubo críticas a que hubiera un jedi negro (Samuel L. Jackson como Mace Windu). Fue tal el acoso que sufrió George Lucas que tuvo que vender su creación (haciéndose mucho más millonario en el proceso, todo hay que decirlo) a Disney por más de 4.000 millones de dólares. Fue el principio del reinado de Mickey Mouse sobre el universo de Star Wars… y una nueva oleada de hate que arrasó con todo.
Nueva trilogía, nuevas formas de odio
Cierta parte del fandom no entendía que cada trilogía de la saga era la trilogía con la que crecería una generación diferente. Hoy en día, la trilogía de precuelas es idealizada por esa generación de niños que crecieron con ella, que empezaron a ver ese cine espectáculo con otros ojos, y cuyos personajes favoritos son Anakin, Obi-Wan y Padme, porque son los que vieron por primera vez. Lo mismo pasa con la última trilogía, iniciada con ‘El despertar de la Fuerza’. Otra nueva generación creció con Rey, Finn y Poe Dameron, y veían a Luke, Leia y Han como algo viejo, algo reemplazable. Rian Johnson lo entendió a la perfección… y fue el principio del fin de 'Star Wars' tal y como lo conocíamos.
‘El despertar de la Fuerza’ se convirtió en una de las películas más taquilleras de la historia (aún hoy es la más taquillera en Estados Unidos, superando a otros gigantes como ‘Avatar’ o ‘Vengadores: Endgame’). Y, aunque no dejaba de ser un remedo de la primera película, funcionó y estableció el tono para esa nueva trilogía. Hasta que llegó Rian Johnson e hizo explotar todo con la segunda entrega. Porque ‘Los últimos Jedi’, aunque el tiempo la ha puesto en su lugar, tuvo unas críticas y un hate devastador. Eso sí, comandado por un sinfín de bots rusos que quisieron ayudar a expandir ese pensamiento de extrema derecha. Se cebaron con la actriz Kelly Marie Tran hasta tal punto que tuvo que escribir una carta pública explicando lo que había sentido durante la promoción.
“Las palabras de los haters reforzaron lo que había escuchado toda mi vida, que yo era 'lo otro', que no pertenecía a este lugar, que no era suficientemente buena solo porque no era como ellos. Y ese sentimiento, ahora me doy cuenta, era y es la vergüenza por aquello que me hace distinta, por la cultura de la que provengo. Y para mí, lo más decepcionante de todo es que sintiera esa vergüenza”, explicó en su carta abierta a The New York Times. Tuvo que borrarse sus redes sociales y apartarse de la vida pública un tiempo, al igual que la protagonista de la trilogía, Daisy Ridley, a la que se sigue criticando hoy en día simplemente por el hecho de ser una mujer jedi protagonista.
Las palabras de los haters reforzaron lo que había escuchado toda mi vida, que yo era 'lo otro', que no pertenecía a este lugar, que no era suficientemente buena solo porque no era como ellos
Lo curioso es que los mismos fans que reventaron la trilogía de precuelas eran los mismos que lo hacían con la trilogía de secuelas. Eso sí, ahora con mucha más fuerza, ya que se servían de las redes sociales para expandir sus insultos racistas y misóginos. Esos mismos que habían acosado literalmente a George Lucas ahora demandaban su regreso a la saga. ¡De locos! Pero multitud de niños y niñas poblaban Comic Cons disfrazadas de Rey o de Poe Dameron. Porque, al final, 'Star Wars' siempre fue una saga para un público infantil, y fuertemente politizada, por mucho que los haters no quisieran verlo.
Ahora, Disney se encuentra en una encrucijada. Las series que ha producido han sido acogidas bien (con productos como ‘The Mandalorian’), aunque no han estado exentas de críticas como las que tuvo que soportar Moses Ingram de nuevo por ser una actriz negra interpretando a una Sith en la serie ‘Obi-Wan Kenobi’. El agotamiento es real, así que Disney ha decidido espaciar sus películas. Hasta que lleguen las nuevas, y una de ellas protagonizada por Daisy Ridley retomando el papel de Rey. Si hay algo seguro es que volverán las campañas de hate, acusando a la saga de woke y de inclusión forzada. ¡Una saga que nos enseña miles de razas diferentes y planetas imposibles, acusada de inclusión forzada! El chiste se cuenta solo.
Pero lo cierto es que nos ha enseñado algo todo este trayecto, y es que la línea que separa el fan del hater es cada vez más fina, porque todos se creen con el derecho a decidir. Casi como cuando solo ves a hombres hablando sobre el embarazo o el aborto. Los fans de la saga sintieron que era suya, y que sabrían hacer las cosas mucho mejor que su propio creador. Todo se ha convertido en una pelea por demostrar quién es más fan y quién sabe más sobre 'Star Wars'… dejando de lado lo importante: que es una saga para disfrutar y volver a sentirse niño otra vez.
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