Uno de los grandes iconos del siglo XX y de la historia del cine es Marilyn Monroe, pero poco protagonismo se ha concedido a su alto cociente intelectual y poco se ha hablado de lo que le gustaba leer. Su nivel de inteligencia superaba al de Albert Einstein en cinco puntos y, siempre que podía, entre rodaje y rodaje, se mostraba con un libro en las manos, como informa en el vídeo Susana Ramos.
La actriz, modelo y cantante estadounidense tenía un 164 de cociente intelectual, aunque Hollywood se encargó de no destacarlo como sí hacía con su figura. La nacida en Los Ángeles, uno de los símbolos de la década de los 50 e inicios de los 60, devoraba los libros.
Su tentación vivía arriba, en lo alto de las estanterías de una biblioteca selecta: contaba con 400 títulos de renombrados autores; desde Gustave Flaubert, William Faulkner, Antón Chéjov, Federico García Lorca o Rafael Alberti.
Marilyn Monroe los llevaba a los rodajes y aprovechaba cada parón entre secuencia y secuencia para sumergirse entre las letras. También en la tranquilidad de su hogar, donde volvía a ser Norma Jean, aparcando el personaje hueco que había fabricado la industria del cine porque los caballeros las preferían rubias a listas.
Pero qué importaba lo que ellos preferían si podía sumergirse en la poesía, en la literatura contemporánea, en los libros de política o psicología.
Muchos descubrieron esta desconocida faceta de la actriz cuando Christie’s subastó sus pertenencias, entre las que había muchos más libros que diamantes.
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