La galardonada cineasta Emerald Fennell (Promising Young Woman) nos presenta un relato bellamente malicioso sobre el privilegio y el deseo. Luchando por encontrar su lugar en la Universidad de Oxford, el estudiante Oliver Quick (Barry Keoghan) se ve atraído hacia el mundo fascinante y aristocrático de Felix Catton (Jacob Elordi), quien lo invita a Saltburn, la extensa finca de su excéntrica familia, para vivir un verano inolvidable.
En el mundo del cine contemporáneo, es emocionante descubrir filmes que desafían las expectativas y exploran territorios inexplorados. "Saltburn", protagonizada por Barry Keoghan y Jacob Elordi, es una de esas películas que deja una marca indeleble en la memoria del espectador. Que sea para bien o para mal, eso ya es a gusto del consumidor.
La directora Emmerald Fennel, conocida por su obra maestra "Promising Young Woman," dirige esta película, aportando su distintivo toque narrativo y visión única. Fennel lleva a los espectadores a un viaje emocional y psicológico a través de la historia de dos amigos, interpretados de manera convincente por Barry Keoghan y Jacob Elordi.
El elenco de "Saltburn" se ve reforzado por la presencia magnética de Rosamund Pike en un papel secundario que deja una impresión duradera. Pike, conocida por su versatilidad, ofrece una interpretación cautivadora que complementa perfectamente la dinámica del elenco principal. Interpreta a la madre de Felix (Elordi).
Pero quizás lo más interesante del filme no sea su talentoso elenco sino su impecable fotografía y diseño de producción que te deja en ocasiones boca abierto por su opulencia. Cada encuadre es una obra de arte visual, capturando la esencia de Saltburn y sumergiendo a los espectadores en un mundo estéticamente impresionante y embriagador.
"Saltburn" no teme adentrarse en territorios inexplorados, y esto se refleja en su representación gráfica y transgresora. La película aborda temas tabú y desafía las convenciones cinematográficas, especialmente en las escenas sexuales. Fennel utiliza estas escenas no solo como elementos provocativos, sino como herramientas narrativas que profundizan en la psicología de los personajes.
La película no solo es una experiencia cinematográfica, sino también una declaración audaz en el panorama cultural. "Saltburn" desafía las normas y rompe barreras, invitando a la audiencia a reflexionar sobre la naturaleza humana, las relaciones y la sociedad en su conjunto.
En resumen, "Saltburn" es un logro cinematográfico que va más allá de las expectativas convencionales. Con una dirección brillante, un elenco estelar y una estética visual impactante, la película deja una marca duradera en la mente de los espectadores. Es un recordatorio de que el cine tiene el poder no solo de entretener, sino también de provocar, cuestionar y llevarnos a lugares inexplorados. De ahí a que sea una película estupenda queda un largo trecho. Tiene todas las papeletas para ser estupenda, pero chirría en ciertas ocasiones abusando de lo que llaman en EE.UU. “shock value”. La generación Z la sabrá apreciar.