La Audiencia Provincial de Madrid ha ordenado el ingreso inmediato, en prisión provisional, de Rafael Amargo por el quebrantamiento de las medidas cautelares. Una situación que Amargo confiaba en que no iba a ocurrir. El bailaor no se ha presentado a firmar en los juzgados cada 15 días y le han añadido el riesgo de fuga en relación al juicio que se celebrará el próximo mes de abril por la presunta venta de drogas en su piso de Malasaña (Madrid). El artista ya se encuentra en los calabozos a la espera de ser trasladado a la cárcel de Soto del Real.
En su última entrevista concedida a Europa Press, Amargo comparaba el trato que le estaba dando la sociedad con el que se le dio en su día a Isabel Pantoja. “Y entonces la Pantoja, ¿qué hacemos con ella? Estoy sufriendo, estoy como si estuviera prisionero”. Jaime Caballero, su abogado, confirmó estas palabras cuando aseguró que su cliente se encontraba "muy mal".
Rafael Amargo criticó no haber recibido ofertas de trabajo en televisión. “El 90% del trabajo que yo tengo es en el extranjero. Entonces, menos mal que tenía propiedades, unos padres que me ayudan y gente que me ayuda". “He estado terminando un máster en la universidad de Barcelona sobre salud mental, drogodependencia y mindfulness. Leeré la tesis en noviembre y seguiré estudiando porque ahora, como me quede parado, malo", explicaba sobre su situación con los estudios.
En cuanto a que se pospusiera el juicio, el artista reveló que quería que se acabase lo más rápido posible. “Uno de los investigados se presentó sin abogado. Después de dos años y medio, yo llegué una hora y media antes; duchado, peinado, plantado. Lo que quería es que se acabase cuanto antes”, explicó. Pero se mostraba con ganas de que llegase el mes de abril: “Serán los días ocho, 10, 11 y 12 de abril. Figúrate, como casi otro año esperando, no pasa nada. Me aprieto los machos y me quedo más delgado”, añadió.
Para el bailaor, tener a sus amigos cerca ha sido crucial, aunque no siempre ha sentido ese apoyo. “Es muy duro lo que estoy pasando, he sentido como muchos amigos ni me han llamado ni se acuerdan de mí. Hace poco tuve una fiesta social -la fiesta del turronero- y vi que esa gente no sabía qué decirme. Por suerte, tengo muchos amigos que han llorado conmigo porque saben verdaderamente la injusticia que hay”, relata. “Si tú y yo somos muy amigos y pasan los días sin tener contacto, cuando me encuentro contigo me aferro a ti y te doy un abrazo. Me vino bien ir a esa fiesta porque me sentí muy querido y ahora mismo es lo que necesito de mi gente cercana”, concluyó.
Aún así, el momento más duro lo está viviendo con su padre y su delicado estado de salud. “Dice que hasta que no me vea feliz no se va a morir. Es un hombre muy cariñoso además de ser un gran profesional. Ha trabajado como mánager. Es muy formal, correcto, con mucho carácter pero muy querido y bueno. Ahora está superando otro cáncer”, confesaba emocionado.
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