La artista sevillana María Jiménez, con su muerte este jueves a los 73 años, deja tras de sí una extensa carrera profesional de casi cinco décadas, plagada de canciones míticas y en las que se convirtió en una revolucionaria del flamenco.
Desde el famoso 'Se acabó' de los años 70 a su álbum con Joaquín Sabina o el exitazo con La cabra mecánica hasta su último trabajo, ¡Qué felicidad la mía!'. Aunque es complicado elegir tan sólo uno, cada cual tiene su tema favorito.
Esa sensación, la de dentro de su corazón, es la que ponía María Jiménez a cada una de sus canciones. Su carácter, su genio, y su forma de expresarse, subrayan los ciudadanos, hicieron única a esta andaluza.
El periodista Carlos Herrera la ha calificado como "una artista tremebunda y terroríficamente brutal". No cabe duda que transmitía una energía desbordante sobre el escenario y también fuera de él. Prueba de ello,
Imposible resulta quedarse sólo con un tema. Aunque, el anteriormente mencionado 'Se acabó' se ha convertido en mucho más que un himno. "Ha vivido y ha sufrido muchísimo. Ha llegado al nirvana de su profesión y lo ha compartido", subraya su hijo, Alejandro Sancho.
Un amor correspondido por centenar de personas que desde esta mañana asisten a su capilla ardiente, en el Ayuntamiento de Sevilla. Su último deseo se cumplirá este viernes: su féretro será paseado en coche de caballos por su amada Triana.