Vergonzoso y lamentable lo que está sucediendo en Zamora. Tres iglesias románicas de un incalculable valor patrimonial se han convertido en objetivo de los vándalos. Se trata de auténticos delincuentes, no como la joven estudiante que se comió una obra de arte alegando que tenía hambre.
Los grafitis ilegales aparecen, sobre todo, en zonas escondidas y por el día afean la visita de los turistas. No es la primera vez que ocurre, con el consecuente perjuicio para esta piedra centenaria. Hablamos de monumentos que cuentan con 1.000 años de historia.
En una de las iglesias atacadas, la Policía pilló 'in fraganti' la muestra de amor de dos parejas y, ahora, se enfrentan hasta a tres años de prisión. Además, las sanciones económicas pueden superar los 3.000 euros.
No solo las iglesias, también su muralla del siglo XII aparece con pintadas. Para evitar este tipo de delitos contra el patrimonio se recurre en ocasiones a las cámaras de videovigilancia, una herramienta disuasoria.
Sin embargo, la clave está en la educación: imprescindible ser conscientes de esta historia viva para no perder la herencia más bella de nuestros antepasados.