Sus ojos todavía pegados en la almohada, su sonrisa enlatada, y su vibra canaria (o todo junto) trajeron las risas aquella mañana lluviosa en Madrid. "Hola amiga, cómo estás", repitió varias veces Zuleima González, con ese acento canario que te hace sentir como una vieja conocida, mientras saludaba a uno por uno con un cálido abrazo, esos de verdad.
La imponente serpiente que se asoma por su frente y su cuello, el escorpión de su mano y los múltiples dibujos sobre su piel, dignos tatuajes de una estrella del rap, en cuestión de segundos cobran en dulzura y “buen rollo”, ese que viene de haber crecido en una isla y que se impregna para toda la vida. Con soltura y “colegueo” en el ambiente, poco a poco el olor a café, el humo de la plancha de pelo, los flashes de las tomas y las poses de la rapera, dieron comienzo a la jornada.
Solo su gente cercana la conoce como “Zule” ya que hace casi 3 años, la joven se presentó al mundo como Ptazeta y no hubo vuelta atrás. Ni ella se lo imaginaba cuando trabajaba 14 horas por día como camarera en un restaurante en Gran Canaria, cuando el dinero todavía era una preocupación y el sueño de dedicarse a la música, era eso, solamente un sueño. Pero la vida ha dado una vuelta de 180º grados para esta joven de 25 años y hoy el panorama es completamente otro.
A los 14 años comenzó a vincularse con el rap y las batallas de gallos junto a sus amigos, que la acercaron a ese mundo, pero el gran salto ocurrió en 2019 antes de la pandemia. Una noche la joven conoció en una discoteca a Juacko, el productor musical que se convertiría en su mentor y pilar inseparable y con quien crearía, ‘Mami’, la canción que la catapultó a la fama y una oda a todas las chicas como ella, es decir que desean gritar su amor a otra chica.
Con solamente una canción en Youtube y pequeños cortes de sus piezas musicales que empezaron a circular en redes, su nombre comenzó a pasar de boca en boca al punto que de llegar a los oídos de Bizarrap, el productor musical del que habla el mundo entero, creador de hitazos junto a Shakira y Quevedo, quien la llamó para abrirle las puertas de su famoso y cotizado estudio para de sus sesiones, la número 45 bautizada como ‘Criminal’. Hoy, este mismo tema, acumula más de 110 millones de reproducciones en streaming y suena en todas las discotecas del país.
Ahora, Ptazeta cuenta con más de 3 millones de oyentes mensuales en Spotify, colaboraciones con estrellas de la música urbana como Villano Antillano, Lola Índigo, Lit Killah, Emilia Mernes, que se han convertido en verdaderos éxitos. Pero su talento es solo una parte. Lo cierto es que esta joven es mucho más que una artista urbana: miles de personas la siguen por haberse convertido en una referente femenina y del colectivo LGTBI+ en una industria dominada por y para los hombres.
Al escuchar que artistas como Nathy Peluso, María Peláe y otras figuras de la industria la tienen en el “top of mind” a la hora de mencionar a una una mujer rompedora y que ha abierto camino a otras mujeres y a personas del colectivo LGTBI, Ptazeta se sonroja.
Si bien es conocedora de que “ha roto alguna barrera" por ser lesbiana y rapera, también sabe que seguir su instinto y ser fiel a ella misma, fue la fórmula secreta que le brindó un lugar en la industria. “Yo siempre he sentido como que hago algo normal porque al final, no he podido dedicarle una canción a un chico o no hablar de chicas, porque no me gustan los chicos y no he tenido esas experiencias”.
Hablar sobre sobre ‘Mami’, le produce una pizca de melancolía en los ojos que revelan el cariño que le tiene a esa canción con la que entró y pisó fuerte en el panorama musical urbano español y se convirtió en un un himno de la comunidad LGTBI y del lesbianismo, e incluso se metió en el seno de muchas relaciones: “Las chicas me escriben ‘Tía escuché Mami y salí del armario’ o lo que siempre me dicen es ‘Mami es la canción mía y de mi novia”, eso me pasa continuamente y al final mira, a mi me encanta, ¿para eso estoy no? Para defendernos”.
Su primer álbum ‘The Party en la casa’, se caracteriza por ser un popurrí de canciones con una vibra fiestera que hace bailar a todos en las discotecas y rompe barreras al dejar todo tipo de estereotipos atrás con sus letras que son una apología de la libertad, algo que la intérprete remarca a la hora de escribir.
“Los que menos consumen artistas femeninos son lo que viene siendo la sociedad masculina, que está acostumbrada y alienada a esos artistas masculinos y pienso que, si una chica, está dedicando canciones a una chica y está hablando de ciertas maneras a otra chica, ¿Por qué no se puede sentir identificado ese rango masculino? Si en realidad estoy diciendo prácticamente lo que te podría decir un artista masculino”.
Pero no siempre fue así. Pese a que hoy se ha ganado el respeto de sus pares, sus primeros pasos en una industria que le sugirió que hiciera sus letras “más neutras” generaron fricciones en Ptazeta, ya que, si bien considera que “ser neutra está bien”, añadir adjetivos en sus canciones, es algo que, aunque le guste y sea parte de su esencia, es un factor que tuvo que pelear y que hoy pudo mantener.
“No lo voy a hacer porque no estoy siendo real, y segundo te estoy haciendo entender que me puede gustar otra cosa, y no, también me gusta marcarlo. Yo soy así y punto, se acabó”, sentenció con los brazos en cruz.
“Ojalá haya un chico gay que le cante a otro puto chico gay”, pide mirando al horizonte con las manos juntas como en posición de oración. “Es que a mí como persona, me gustaría, me haría sentir bien para que haya más inclusión y más mente abierta. Por favor que manden un chico gay”, ruega.
Cuando se le pregunta a la joven por las razones por las que la industria de la música urbana aún carece de un Bad Bunny o un Eminem queer, mira con preocupación y se toma su tiempo para responder: “Me pone muy mala porque sé que los chicos homosexuales son los que peor lo pasan en estos aspectos, se demuestra con esta pregunta que me estás diciendo, esto ocurre porque no dejan que pase, no porque no haya”, afirma. “Yo tengo amigos que cantan el urbano y reguetón y que cantan abiertamente a su sexualidad, pero siempre hay un stop por parte del medio, de la industria de no sé... y ojalá eso cambie”.
Hace solamente tres años, Ozuna sufrió una lluvia de ataques homófobos luego de que se lo señalara en las redes sociales por ser gay, algo que fue tratado en ese entonces como un escándalo. Pese a que hoy la homosexualidad ha obtenido más visibilidad, la joven opina que, ”si bien hay más cantantes queer que hace tres años”, existen "vendas de humo" en torno al verdadero activismo y la inclusión que genere un cambio real en la industria y la sociedad.
"Es el mes del orgullo y a mí no me vale que tu pongas un bus o una bandera del orgullo, me la suda, que pongas unos bancos con la bandera del Orgullo me la suda. Enséñalo en el colegio, enséñales a los niños qué es esa bandera, no que vaya por la calle y le pregunte a su padre qué es esa bandera y, dependiendo cómo piensa su padre le va a explicar bien o le va a explicar mal”.
En reiteradas entrevistas al autora de 'Tiki Tiki' manifestó que se considera "muy sexy" , pese a que se aleja de "la poca ropa" que se ve mucho en la industria, para ella, el concepto se configura de otra forma: “Pienso que lo sexy va, para mí, cuando me fijo en una persona, es que tu no eres sexy por lo que te pongas, puedes ser sexy incluso llevando un pijama roto. Para mí, son sexys tus expresiones, tu mirada, tu forma de hablar, tu coqueteo…”.
“Yo soy femenina, pero en este momento, quiero ser de otra manera, y si dentro de tres años solo te pido tacones, solo te pediré tacones. Ahí es adonde voy, que las personas son cambiantes y yo estoy aquí enviando hoy este mensaje, me siento parte de todo el mundo, y los amo, los adoro y estoy orgullosa de toda la gente del mundo, pero a lo mejor dentro de cuatro años pienso de otra manera". Aunque hoy esté muy segura de su "ropa ancha" y su forma de pensar, Ptazeta no garantiza que siempre será así, ya que el cambio es parte de ella y "de todas las personas", un rasgo que se traslada a todos los puntos de su vida y que alega que, si ocurre, "la gente debería aceptarlo".
“Es como el ejemplo que pongo... ¿ y si dentro de un año tengo un novio? ¿Qué hago? ¿Estaría mal que yo tuviera un novio? Porque a veces la gente se toma muy a pecho, ahí es adonde voy”, señala sin rodeos y continúa. “Yo sé que soy la cara visible, pero yo soy abanderada por mí misma, porque yo estoy orgullosa de mí y de mi colectivo, entonces yo lo hago de forma natural, la gente lo recoge, pero yo puedo tener un novio en mi vida, ahora mismo ni me lo imagino, ni me lo planteo, porque no tengo por donde cogerlo, pero que puede pasar. ¿Qué pasaría? Que la gente se debería seguir tomando bien, es ahí a donde voy”.
“Sucio y claro”, es así como le gusta comunicarse en sus canciones. Un tono que también traslada la vida real, al hablar sin temblores, en este caso, de los prejuicios que existen y a los que se ha enfrentado por ser una mujer rapera. Segura de sus gustos, se desdobla al aceptar que a lo largo de su vida, su forma de pensar, sus estilos musicales e incluso de vestimenta han variado de un extremo a otro, un factor que recuerda con gracia ya que confiesa con una sonrisa de oreja a oreja que “a los 15 años solo vestía faldas y con traje”. Aunque nos cueste creerlo.
“Siempre he sido una persona que me gustaba la ropa ancha, me gusta la ropa de calle...", justifica mientras viste cómodamente un conjunto deportivo fiel a su estilo y cuestiona: "¿Y por qué no hay tías así en la industria? ¿Y por qué no hay gente con brackets?, ¿Por qué me los tengo que poner transparentes? Si mola que te cagas, ósea, yo trato de meter el dedo en donde duele”, dijo con una sonrisa traviesa que se asomaba por la comisura de sus labios como alguien como que aún tiene cosas por decir.
El sol que se asomaba desde afuera empezó a iluminar sus brazos sobre las rodillas danzantes que delataban que estaba inquieta. Si bien Ptazeta, hoy es un símbolo de lucha y activismo del colectivo, aún no ha sido pregonera del Orgullo. Es por eso que le pedimos que enviara un último mensaje. Su propio pregón. Levantó la cabeza, miró a su alrededor y dijo: “Lo que siempre digo en mis conciertos es 'estoy superorgullosa de todos ustedes, quiéranse bien, quiéranse mucho y sobre todo a quien le dé la gana', buenas noches y hasta luego”. Un silencio inundó el espacio. Ahí terminaba la entrevista y hubo aplausos de todos los involucrados en esta producción. Ella dijo: "Me voy a fumar". Y salió a dar una calada al primer cigarrillo de la jornada. Exhalar el humo y rumiar para sí misma el resto de sus pensamientos.