Cuando Stuart Pierson y su equipo de arqueólogos distinguieron aquellas piedras bajo la tierra mojada de aquel descampado cerca de Coleshill, en el condado de Warwick, en el centro de Inglaterra, no se podía imaginar que contendrían las evidencias de la primera escaramuza de la guerra civil inglesa en agosto de 1642. La refriega no está documentada en los libros de historia y altera la cronología de la guerra anticipando el fuego inicial. Pierson y su equipo de Wessex Archaeology son los encargados de realizar las tareas de reconocimiento del terreno para HS2, la compañía encargada de la construcción del tren de alta velocidad británico, la mayor y más cara infraestructura que se está llevando a cabo en Europa, en el tramo de Londres a Birmingham, en la búsqueda de restos arqueológicos de interés histórico.
En las excavaciones del tren de alta velocidad han encontrado ruinas de del Edad de Bronce, de la Edad de Hierro, romanes y medievales. Y ahora esta casa señorial del siglo XIII donde empezó la guerra civil inglesa. Tras descubrir esa primera piedra, empezaron a rascar y a desenterrar con las manos, con el paletín, las brochas y los punzones, en el resto de la construcción a la que pertenecía emergiendo la base de dos torres octogonales con el muro de la puerta levadiza y la casa del guardián.
“Descubrimos la torre del guardián en el año 2020. Primero encontramos la torre de la derecha. Entonces cerramos el sitio hasta que conseguimos acceder a otra área y fue cuando encontramos la segunda torre, la de la izquierda, y el edificio que había detrás. Eso fue el año pasado, en 2022”, explica Pierson a NIUS.
A través de fotos aérea pudieron reconstruir en 3D la casa señorial, que no tenía fortaleza y estaba protegida únicamente por un foso con agua que la rodeaba. Junto al recinto de la casa estaban los jardines medievales más importantes encontrados hasta la fecha comparables a los del palacio de Hampton Court con trescientos metros de extensión. Pero lo que realmente captó la atención de los arqueólogos e historiadores fueron las marcas que había en los muros de la puerta de entrada de cerca de doscientos disparos de mosquetes y carabinas. Delante del palacete, donde antes estaba la fosa (moat) hallaron decenas de restos de balas de distintos tamaños que llevaron analizar.
Estas balas habrían pasado desapercibidas si no fuera por otros dos factores. El primero es la coincidencia en fechas de la primera batalla de la guerra civil inglesa en unos pantanos tres kilómetros más allá, en Curdworth Bridge, que tampoco aparece en los libros de historia y que solo ha sido documentada recientemente. Esta primera batalla en Curdworth Bridge se produjo en agosto de 1642 mientras que la primera batalla documentada de la guerra civil se remonta al 23 de septiembre de ese mismo año. El segundo es que aquella casa señorial era propiedad de Robert Digby, Lord Digby, primer barón de Digby, uno de los nobles más importantes de aquella época que daban a apoyo al rey y miembro de la cámara de los lores, la cámara alta del parlamento de Londres, que estaba a ciento setenta y cinco kilómetros. La de la casa de Coleshill, por tanto, no fue una trifulca cualquiera.
La guerra enfrentó a realistas leales al rey Carlos I y a parlamentaristas que seguían al líder político y militar inglés Oliver Cromwell. Fue una confrontación entre el rey y el parlamento. El Estuardo Carlos III había impuesto un régimen absolutista inspirado en la monarquía francesa a la que pertenecía su esposa y había suspendido el parlamento. El parlamento se oponía a esa autoridad que se agarraba al poder de Dios y reivindicaba su lealtad a la Carta Magna de 1215 que convertía Inglaterra en una monarquía parlamentaria. Es decir, el poder reposaba en el parlamento.
Uno de los principales puntos de fricción fue la recaudación de impuestos para financiar la guerra contra los españoles. El parlamento había aprobado una partida de 140.000 libras que Carlos III consideraba que era insuficiente. Mientras que el rey había decidido saltarse las cámaras de los comunes y los lores y había reintroducido un impuesto al tonelaje y al tamaño de los barcos que llevaban a los puertos del país.
En la década de 1630, Carlos I había iniciado una guerra con los escoceses, la llamada guerra de los obispos, que se habían revelado contra la imposición en 1637 del libro de la oración común, que serían los libros fundacionales de la Iglesia de Inglaterra y del protestantismo introducido el siglo anterior por Enrique VIII. Los presbiterianos escoceses, conocido como los covenants, se opusieron e iniciaron una guerra contra los ingleses que ganaron al principio humillando a Carlos I.
Otro frente abierto era el de la isla de Irlanda donde intentaban imponer el protestantismo estaban y cuyas tierras estaban requisando a los católicos nativos irlandeses y entregando los recién llegados colonos protestantes escoceses e ingleses. Esta colonización británica se produjo por todo el territorio, pero fue especialmente intensa en el norte, en la región del Ulster, donde estalló una revuelta que se expandiría por toda la isla. Los rebeldes irlandeses habían proclamado la Confederación irlandesa que implicaba la recuperación del autogobierno del país y que fue rechazado sangrientamente por Inglaterra.
Aquel periodo es conocido como la guerra civil inglesa pero también los historiadores lo llamaban la guerra de los tres reinos porque enfrentó a Inglaterra contra Irlanda y Escocia además de los ingleses entre ellos. Carlos I se enfrentó a los parlamentarios muy debilitado por el desgaste en los frentes escocés e irlandés. Los dos bandos, los realistas y los parlamentarios, se estaban armando y estaban reclutando hombres y retumbaban tambores de guerra por todas partes de Inglaterra.
Uno de los almacenes de armas y de munición más importantes de Carlos I en la dura lucha contra los escoceses, se encontraba en la ciudad de Hull en el noreste de Inglaterra. Durante esos primeros meses de 1642 habían acontecido unos episodios que se convertirían en detonantes de confrontación bélica que se estaba fraguando. El primero fue la orden que dio el rey Carlos I a sus comandantes para que fueran a buscar municiones al almacén de armas que tenían en Hull, en el norte de Inglaterra, para la lucha con sus tropas contra los escoceses, pero les fue vetada la entrada a sus hombres. El de Hull era el más importante almacén de municiones de Carlos I. El mismo rey se desplazó a Hull para coger las armas con sus propias manos el 23 de abril de 1642. Pero el almacén estaba en manos de seguidores parlamentarios y le barraron la entrada en una humillación para el monarca.
Unas semanas más tarde, el 1 de junio, el parlamento aprobó un documento conocido como las Diecinueve proposiciones que limitaban el poder del monarca y de nuevo le humillaban. Entre ellas, estaban el forzoso requerimiento de que el parlamento debía aprobar la educación de sus hijos y que cualquier futuro matrimonio de estos debía ser aprobado por el parlamento. Y le ordenaba desmantelar el ejército que estaba formando fuera del ejército oficial. La respuesta de Carlos I fue crear una comisión para dar poder a los nobles leales ingleses para que recluten habitantes y los armen para para prepararlos para la guerra.
Uno de los nobles leales al rey que empezaron a prepararse para la guerra fue Robert Digby, primer barón de Digby, el señor de la casa señorial de Coleshill donde trescientos ochenta años más tarde Stuart Pierson había encontrado las ruinas de aquella casa con las doscientas cicatrices de balas en sus muros. El barón Digby tenía entonces, en agosto de 1642, 43 años, era miembro de la Cámara de los Lores. Era leal al rey. Había servido al rey en Irlanda y por su lealtad y su buen hacer fue recompensado con la baronía.
Lord Digby era el biznieto por parte de madre de Gerald Fitzgerald, el que fuera el noble irlandés más importante de Irlanda conocido como el rey sin corona de Irlanda y octavo barón de Kildare. Robert Digby estaba casado en segundas nupcias con la aristócrata Elizabeth Altham, la hija del principal juez del país. Tenía un hijo con su primera esposa, Sarah Boyle, quien a su vez era hija del conde de Cork, principal tesorero del rey de Inglaterra en su ocupación en Irlanda. Su esposa, según los registros, había fallecido en 1633. El hijo se llamaba Kildare Digby y tenía 15 años cuando sucedió la escaramuza con los parlamentarios.
El 12 de julio de 1642 el parlamento votó a favor de la formación de un ejército. Al condado de Warwick, donde estaba la casa señorial de Lord Digby, había otro miembro de la cámara alta británica, Robert Grenville, Lord Brooke del castillo de Warwick, que había empezado a reclutar hombres procedentes de todas partes para formar un ejército. Había llegado a la región un mes antes con la misión de formar un ejército parlamentario para confrontar al rey. A finales de 1642, cuando estalló la guerra, ambos bandos llegaron a tener un ejército de hasta 70.000 hombres, pero en verano de 1642 eran apenas unos miles que cogían todo tipo de instrumentos para utilizarlos como armas.
La región de Warwick estaba dividida entre los partidarios de ambos bandos. Se podía palpar la tensión en el ambiente. La vida se había vuelto peligrosa. La casa de Lord Digby era una fortaleza en las afuera del pueblo de Edgehill. Las bases de las dos torres octogonales y de la puerta levadiza de la casa del guardián desenterrados por los arqueólogos de Wessex permiten entender las dimensiones de la casa con muros de hasta diez metros de alto, las torres de unos treinta metros.
Era muy frecuente que los nobles de la época residieran fuera de los muros de las ciudades, en este caso fuera de Edgehill, para protegerse de los ladrones y de asaltos. No se sabe cuánta gente exactamente vivía en la fortaleza. Entre familia, sirvientes y guardianes debían de ser unas veinte personas, cuenta Pierson. Robert Digby tenía seis hermanos, la mayoría de los cuales se cree que residían en el castillo de Sherbourne, en el suroeste de Inglaterra. Entonces el rey todavía residía en el palacio de Whitehall, frente al parlamento. Más adelante ese año se vio obligado a trasladar la corte a Oxford ante el avance parlamentario.
Realistas y parlamentarios empezaban a repartirse el territorio. Los realistas se quedaron principalmente el norte y el este del territorio, mientras que los parlamentarios se apoderaron del este (donde estaba Hull) y del sur. El condado de Warwick, en el centro del país, había quedado en el centro y estaba repartido entre nobles partidarios de las dos partes que habían empezado a reclutar sus ejércitos. Los bandos ya estaban divididos entre los cavaliers (caballeros) del rey y los roundheads (cabezas redondas) del parlamento ataviados con casacas rojas.
En agosto de 1642 un regimiento a caballo de las tropas realistas reclutados en Warwick había huía de otro regimiento de unos mil hombres parlamentarios con sus casacas rojas. Los realistas eran inferiores en número y seguramente en armamento y escapaban hacia Curdworth Bridge, donde había unas marismas y podían defenderse desde la otra orilla. En su persecución pasaron por delante de la casa de Lord Digby. No se sabe si en la puerta estaba el escudo de armas de la baronía que consistía en dos monos encarados. Pero todo el mundo en la región sabía que Lord Digby era realista porque había defendido al rey en la cámara alta y sabían que esa era su casa.
Fue entonces cuando se produjo ese cruce de disparos. Tuvo que ser una escaramuza intensa por las dos cientas balas que se incrustaron en el muro y por el medio centenar de balas que se recogieron de la zona donde creen que estaba el foso para la puerta levadiza. El análisis balístico prueba que las balas de los mosquetes son dispares y que estaban cogiendo las armas que podían. No se sabe si había soldados realistas amotinados en la casa, ni si las tropas realistas consiguieron asaltar la casa. Lo cierto es que siguieron llegar a los pantanos de Curdworth Bridge donde hay constancia una batalla. Los registros señalan que Robert Digby falleció ese mismo año, no se sabe si antes o después del fuego cruzado.
“No podemos probar del cierto que fue la primera escaramuza de la guerra civil inglesa, pero es muy probable. Y si no fue la primera, fue una de las primeras batallas o escaramuzas de la guerra civil inglesa -cuenta Pierson-. A partir de ahora seguirán las obras del tren de alta velocidad. Cuidadosamente hemos desmantelado la casa del guardián y la hemos trasladado a un lado para que puedan continuar las obras del tren. No es muy habitual que un hallazgo arqueológico detenga un proyecto como este. Lo que hemos hecho ha sido conseguir la máxima documentación para que pudieran seguir las obras”.