Hay veces en la vida que necesitamos parar y desconectar del mundo para poder reconectar después. Bely Basarte tuvo que alejarse de los focos y de sus redes sociales para poder cicatrizar por dentro y reencontrarse con ella misma. Tras una oscura etapa personal arrastrada por una relación tóxica de años, la madrileña recupera las fuerzas y ganas de mirar al futuro, dejando de lado la “Nostalgia” desde la que solía crear, arrancando esa página del pasado para comenzar una nueva etapa. Recientemente actuaba en los Premios Goya, cuenta con nuevo single con renovado sonido, y un proyecto paralelo alternativo con David Otero y Tato Latorre. Bely vuelve a sonreír.
Desapareciste por decisión propia de la vida pública y de las redes sociales, ¿cómo se encuentra la Bely Basarte de ahora?
Bien, aunque la respuesta es mejor. Lo de desconectar lo hice especialmente por una cuestión mental, de necesidad de parar y reencontrarme conmigo misma, encontrar un nuevo sitio desde el que componer. Mis trabajos siempre han nacido desde la nostalgia, cantando al pasado y lo que ya no está, y eso me tenía enjaulada de alguna manera en un momento que no existía. Creo que el año que he estado en silencio, porque a pesar de ello he seguido haciendo cosas, me ha servido para ahora estar componiendo y cantando más al futuro, cuando antes lo hacía del pasado.
Desaparecer de las redes puede llevarnos a tener la sensación de la desaparición del artista.
Vivimos en una era en la que si no estás en internet no existes. Si tienes Instagram y no te encuentras publicando, tu proyecto no existe, pero a su vez, estar creando contenido todos los días, todas las semanas, todos los años es bastante agotador y no lo digo ya por la exposición que pueda suponer eso, también el tener que estar enganchada al teléfono, saber de likes, de visitas, de seguidores, que si el algoritmo perjudica o no… es un completo desgaste, y yo me desgasté.
A principios de 2022 hubo un momento que miraba cuántas horas había consumido en el móvil al día y me salían ocho o nueve horas, me escondía tras la excusa de “también es mi trabajo” pero realmente de las cinco horas que pasaba al día en Instagram no sé si eran trabajando, la verdad. Cuando vi que ocho horas de mi día las pasaba de esa manera me agobié, y decidí que tenía que parar. En ese momento cogí el móvil que tuve cuando era adolescente, compré una batería nueva y cargador, metí la SIM y comencé a viajar, documenté un poco mis viajes, pero me olvidé y no colgué nada hasta volver a Madrid, y te juro que fue una diferencia.
Recuerdo estar en Sudáfrica, y darme cuenta de que estaba en la otra punta del mundo a la que había tardado prácticamente un día entero en llegar y me encontraba mirando stories de alguien que estaba en Madrid o en Benidorm, y me dije “¿qué cojones?”. No puedo estar en Sudáfrica, bajar la cabeza y tenerla en otro sitio. Son esas veces que decides parar y resultó muy interesante, creo que es importante disfrutar de muchas de las experiencias que tenemos fuera de una pantalla, tendemos mucho a grabarlo todo y al final no lo vivimos igual.
Pasaste una etapa complicada por una relación tóxica, ¿tan atrapada se está que no hay forma de darse cuenta?
Con mi psicóloga he hablado mucho de esto, preguntándome la razón que me llevó a estar en esa situación si sabía que era un pozo sin fondo que no me va iba a traer nada bueno, y le preguntaba por el estar ahí cuando yo no soy tonta. Ella me decía que una persona que está en esa situación no es tonta, sencillamente es una víctima. Al final, cuando caes en una relación tóxica ya sea en pareja, de amistad, familia o laboral, ocurre todo de una manera tan progresiva que no te das cuenta de lo que está sucediendo.
El estar visibilizando el cuidar la salud mental y tratar de pedir ayuda, está ayudando a que la gente despierte y pueda abrir los ojos. Muchas veces pienso en las cosas que he vivido, en aquellas que no sabía que existían o tenían nombre, y al leer sobre ello me he dado cuenta de que estaba haciendo esto y lo otro, y lo vía claro. Creo que ahora tengo un altavoz, una oportunidad de contar mi historia y poder así ayudar a que alguien abra los ojos si está pasando por una situación similar.
Cuando miras hacia atrás y en la situación en la que estabas, ¿acabas siendo consciente de lo vivido?
Sin duda, al final en eso consiste abrir los ojos. Yo me juzgaba a mí misma preguntándome la razón de perdonarlo, por dar más oportunidades, pero hay una frase con la que termino el corto de “Nostalgia” en la que digo “tienes que perdonarte por no saber lo que no sabías antes de aprenderlo”, y al final todo es eso.
Para ti como artista, qué es más fácil, ¿componer desde el amor o el desamor?
Pues mira, a la paz mental llegas con la madurez y si tienes suerte. Recuerdo que una vez leí “¿es que todos los que escribimos estamos tristes o es que la gente triste es la que escribe?” Es verdad que, desde el desamor, aunque en el mismo momento no te apetece escribir, cuando ese dolor no está tan presente y tienes mayor perspectiva, a mi personalmente y creo que a la mayoría nos inspira mucho, y a su vez para mí es muy terapéutico coger la guitarra y sacar lo que llevo dentro poniendo palabras y música a la situación. ¿Escribir al amor? Pues también es bonito, pero es verdad que cuando estoy feliz igual prefiero vivir el momento a encerrarme sola.
30s40s50s, el proyecto con Tato Latorre y David Otero, ¿ha sido la vía de escape para sacar a flote tu esencia rockera?
Antes de este proyecto, tiempo atrás, hice un disco en inglés en el que había raíces pop-punk que era lo que me gustaba escuchar en ese momento, y siempre tuve la espina de hacer algo del estilo. Luego llegó la guitarra acústica a mi vida y empecé a componer así, a lo que tenía acceso a producir eran temas acústicos, me sentía muy cómoda en ese formato y además me gustaba, así que tiré por ahí. Es verdad que cuando nos juntamos los tres me dijeron que querían hacer una banda “de lo que salga” y les dije que quería hacer algo tipo Paramore, Avril o Good Charlotte y ellos me dijeron “perfecto, porque es justo lo que queremos hacer”. Ellos tienen otras referencias de su generación y esa es la magia del proyecto, somos de diversas generaciones pero con gustos parecidos en diferentes etapas, y eso creo que mola.
¿Cuánta verdad hay en tus canciones?
Yo diría que mi discografía es muy autobiográfica, en rara ocasión he escrito sobre algo que no haya vivido yo.
He hablado con varios artistas que se encuentran algo superados por la vorágine de la industria musical, ¿sois presas del contenido?
Creo que depende del artista. Es verdad que en el género urbano se ha acostumbrado al público a consumir de esa manera, pero creo que en el rock o el pop, en estilos dirigidos quizás a un público de más edad, se sigue consumiendo como se tiene que consumir la música. Yo no espero tener un disco de Bon Iver hoy, a los dos meses varios singles, y después otra canción, depende del artista el acostumbrar a tu público a escuchar la música de una manera u otra.
El streaming, ¿sirve para vivir?
Sirve de no haber una multinacional detrás que se lleve el 99% de las ganancias.
¿Cuál va a ser el camino de Bely Basarte ahora?
Pues en este momento me apetece seguir con el mood del single ‘M40’. ‘Nostalgia’ fue un proyecto muy mío y creo que lo hice para mí más que para nadie, para el fan muy fan, era algo que necesitaba hacer a nivel personal, esa etapa de la que hablábamos llena de momentos oscuros y con ello cerrar una etapa concreta de mi vida, de escribir desde un sitio en el que ya no quiero estar.
Versionaste “Me cuesta tanto olvidarte” de Mecano, ¿eres de dar segundas oportunidades?
Sí, soy de dar segundas oportunidades, soy muy empática y escucho, creo que todos podemos equivocarnos, hay que saber escuchar al otro cuando se compromete a intentar cambiar y luego ya si te vuelves a equivocar es tu culpa, en cambio no soy de pedir segundas oportunidades, soy muy orgullosa.
Interpretaste ese tema en la última edición de los Goya, ¿cómo fue la experiencia, es muy diferente a salir en un concierto?
Fue algo increíble, pero sin duda es muy distinto porque cuando salgo a un concierto sé lo que me espera al otro lado, que el que va a estar ahí es alguien que me apoya, se sabe mis canciones y si me equivoco me va a perdonar y aplaudir. En cambio, en los Goya tienes delante a Penélope Cruz, un montón de cámaras y millones de espectadores mirando, además me encontraba interpretando un clásico de la música española y en directo. Sin duda hay presión, pero una vez puse el pie en el escenario me relajé un montón, si estaba ahí era por algo y tenía que confiar en mí misma, aunque cuando salí del mismo tenía la sensación de no saber qué había ocurrido en esos últimos cinco minutos.
Miley Cyrus y Demi Lovato fueron “chicas Disney” y en tu caso fuiste “voz Disney” en la película de acción real de “La bella y la bestia”, ¿qué supuso para ti?
Fue una experiencia brutal, llegó en el momento ideal con la película perfecta, porque de pequeña, si hubiera tenido que elegir una princesa hubiera sido “Bella”, y trabajar con Disney estaba en la lista de cosas que hacer antes de morirme, pero nunca pensé que se fuera a dar, igual que cantar en los Goya. El mundo del doblaje es algo que me llama mucho la atención. Si se diera una nueva oportunidad me encantaría hacerlo.
Para terminar, ¿eres de mirar al futuro?
Cuando era pequeña te decían “¿qué quieres ser de mayor?”, “¿qué vas a estudiar tras la Selectividad…?” Yo siempre decía “cuando llegue ya lo pensaré”, nunca me gustó eso, soy más una persona libre de elegir en el momento tanto a nivel personal como profesional, por eso cambio de estilos.
Con el covid se frustraban tanto los planes de un día para otro que también dejé de pensar un poco a futuro, y eso hizo que no me ilusionara tanto con lo que vendría, y para mi salud mental y la depresión no ayudó, pero ahora sí creo que estoy volviendo a recuperar cierta ilusión por el futuro, para nada planificar a diez años vista pero sí me veo ilusionada con la gira, cómo quiero que suene un show o un nuevo proyecto musical, algo que había perdido con el covid, más cuando siempre había sido muy nostálgica y de rememorar el pasado. Ahora he conseguido arrancar esa página del pasado para no volver atrás.
Gira “Bomba de humo”
14 abril Salamanca (Sala La Chica De Ayer)
15 abril Ponferrada (La Vaca Club)
21 abril Valencia (Palau Alameda)
5 mayo Valladolid (Sala Cientocero)
12 mayo Murcia (Sala Rem)
13 mayo Granada (Aliatar)
27 mayo Bilbao (Sala BBK)
14 octubre Barcelona (Sala Apolo)
27 octubre Córdoba (Hangar)
28 octubre Sevilla (Sala X)