"Los boys club", el libro que pone foco en los hombres que dominan el mundo
La escritora Martine Delvaux define al grupo de hombres que domina el mundo en su ensayo "Los boys club".
La escritora pone el foco en esa "camaradería masculina que ordena nuestro mundo de mil maneras tan evidentes como disimuladas"
Martine Delvaux confía en la transformación de la sociedad pero "todavía están los hombres blancos en la parte superior"
Hombres blancos, heterosexuales, con alto nivel educativo y socioeconómico y "de buena cuna": así define la canadiense Martine Delvaux al grupo de hombres que domina el mundo en "Los boys club", un ensayo sobre "cómo maniobran en este mundo para adueñarse de él", pasando por encima de las mujeres y "a costa" de sus vidas.
En una entrevista con EFE, la novelista y ensayista relata que escribir este libro fue "un deber", una forma de "resistir" y de expresar su negativa ante esta organización machista del mundo.
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"La sociedad se basa en las mujeres para el trabajo de todo lo que es invisible y, sin embargo, estamos gobernados por estos clubes de hombres, que no podemos ver, pero que están en todas partes", asegura Delvaux (Quebec, 1968)
Radiografía a los clubes de hombres
En "Los boys club", publicado por Península, la también profesora universitaria, radiografía a estos clubes de hombres y los pone en evidencia con el objetivo de que las personas sepan quiénes son, cómo actúan y qué hilos mueven para mantener intacto su "status quo opresor".
Pero sobre todo, pone el foco en esa "camaradería masculina que ordena nuestro mundo de mil maneras tan evidentes como disimuladas", escribe en el libro.
"El boys club es un estrecho grupo de amigos-hombres que se protegen entre sí. Se trata de una organización no mixta que se muestra como tal: la Iglesia católica, por ejemplo, y el Vaticano, de una forma más particular; o el Ejército", describe la autora en el libro. También pone como ejemplo a Donald Trump y a los grupos de hombres que se juntan para defender a violadores y agresores de mujeres o para ejercer presión política en contra del aborto.
Aunque estos grupos de poder están conformados por hombres ricos y de edad avanzada, su filosofía se ha asentado también en los jóvenes, quienes reproducen el discurso misógino, niegan la violencia machista, están en contra del aborto y repiten los patrones.
La lenta transformación de la sociedad
Algo que la autora canadiense atribuye a una lenta transformación de una sociedad dominada por ellos desde el inicio. "Lleva mucho tiempo desaprender algo que hemos aprendido. Es como si estuviera en nuestro ADN", añade.
"La sociedad está cambiando, pero es un cambio muy lento y la distribución del poder sigue siendo de arriba hacia abajo. Todavía es jerárquico y todavía están los hombres blancos en la parte superior, por donde quiera que lo miremos. Para que eso cambie, los propios hombres tienen que dejar de querer el poder. ¿Y cómo dejar de querer el poder? Es muy difícil de imaginar", sostiene la autora.
Delvaux pone como ejemplo de ese lento cambio que se está produciendo en la sociedad a los amigos de su hija, de 20 años. "Es una muestra pequeña; pero no son binarios. Están rechazando la masculinidad tóxica. Son conscientes de ello cuando lo hacen. No es la mayoría, pero sí creo que poco a poco las cosas irán cambiando", recalca.
"Si no cambian -advierte- moriremos. Lo que está pasando ahora es una extinción masiva y el club de hombres está conectado con lo que está pasando a nivel climático".
Punto de vista masculino sobre el mundo
"Vemos el último G7, G20… es sorprendente cómo sólo hay un punto de vista masculino sobre el mundo- continúa-, pero ¿quién realmente está cuidando? La pandemia demostró que son las mujeres las que realizan la mayor cantidad del cuidado en este planeta y si los hombres no entienden sobre el cuidado, ¿cómo pueden salvar el planeta?", se pregunta.
Para acabar con este sistema de vida, argumenta la autora, no solo las mujeres tienen que entrar en los círculos de poder y ejercerlo, sino cambiarlo. "Las mujeres entran en política, pero sigue siendo en un sistema patriarcal. Se les pide que entren en una estructura sin cambiar la estructura".
"Algunas mujeres lo intentan. La primera ministra de Nueva Zelanda intentó hacerlo y ahora se va porque está exhausta. Es agotador que eso suceda. No podemos hacer esto solas. ¿Puede una mujer que entra en un parlamento formado por hombres cambiar algo? Es imposible. Eso no sucederá", reflexiona.