La princesa Leonor vuelve a España desde el UWC Atlantic College para volver a su agenda y preside por cuarta ocasión desde 2019 los Premios Princesa de Asturias junto a Felipe VI como heredera al trono. De nuevo su discurso estaba en el foco, y volvió a ser el momento de la ceremonia. Y de nuevo, se acordó de los jóvenes con sus 9 me importa. Como su padre, ell rey Felipe Vi, se acordó de la guerra de Ucrania.
Leonor ha generado tanta expectación por su look de esta noche ya que lo días previos quiso enseñar el lado algo informal y juvenil propio de su edad sin olvidar su rol institucional. Hoy, en el gran día, ha apostado por un vestido blanco y negro acompañado con un pelo recogido y unas joyas que ha tomado prestadas del joyero de la Reina Letizia, símbolo de madurez, continuidad y formalidad. La elección de los colores iban acorde con la sonoridad del evento. Leonor no ha dejado nada al azar para entregar los premios a los galardonados.
Es muy emocionante como analista ver su trayectoria en comunicación. Los discursos son mucho más que elegir palabras, son un arte. Saber conjuntar emociones y trasmitir mensajes poderosos. Una vez más Leonor supo hacerlo.
En su discurso, un año más, Leonor ha sido fiel a su marca personal: segura, hierática, minimalista. Ha utilizado un recurso muy potente en la oratoria como la anáfora, que es repetir varias veces una frase: “me importa”, para subrayar que le interesaban todos los logros de los galardonados. Un recurso que le hizo conectar con la audiencia.
Sin embargo, yo hubiera aconsejado darle más intensidad a su comunicación no verbal y no abusar demasiado de los silencios.
No me cansaré de decir que la Casa Real debería modernizar sus discursos, sobre todo estos que son cortos y tienen que genera un impacto rápidamente . Más aún cuando en el caso de Leonor, no son habituales. Cuando entendamos que la naturalidad es la reina de la oratoria acercaremos la política a la ciudadanía.
Cristina Salomoni, experto en comunicación