Los Anillos de Poder: el dinero no puede con todo

  • “El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder” es la serie más cara y ambiciosa realizada hasta el momento

  • La historia se ubica en la Segunda Edad de la Tierra Media, tiempo antes de los acontecimientos de la trilogía de El Señor de los Anillos

  • Su primera temporada ya tiene numerosos detractores por la lentitud de sus episodios

Desde que se anunciara la mega producción deEl Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder” miles de fans han esperado ver en la pequeña pantalla una historia que comenzó su gran andadura cinematográfica con Peter Jackson, haciendo más grande y eterna la lucha fantástica del bien y del mal ideada por Tolkien. La espectacular trilogía del anillo del director neozeolandés, que no tanto la innecesaria de El Hobbit, sentó la base para contentar a la siempre difícil legión de seguidores de un autor de tal envergadura.

Con esta premisa, el anuncio hace unos años de una serie basada en los hechos precedentes a lo que miles de años después ocurriría en la mencionada trilogía, se presentaba como reto mayúsculo para Amazon Prime, al hacerse con los derechos para poder llevarla a cabo en su plataforma de streaming. Tras haber desembolsado cientos de millones de euros por ello, se estimó que cada temporada rondaría un coste de más de 100 millones, convirtiéndola por tanto en la serie más cara de la historia.

Con esa ambición inicial partía un proyecto que con su primer tráiler levantaba gran expectación entre el fenómeno fandom, ese que, una vez estrenada y justo en la recta final de su temporada inicial, se ha visto polarizado, con detractores y defensores a partes iguales.

Inicio esperanzador, desarrollo irregular

Lo ambicioso de un proyecto de estas características se presta más sorprendente si cabe cuando encargas el mismo a dos desconocidos guionistas como J.D. Payne y Patrick McKay, al igual que su elenco de protagonistas. Pero todo ello podía favorecer el desarrollo de una historia ambientada en la Segunda Edad de la Tierra Media, la Edad Oscura, el periodo justo anterior a lo acontecido en El Señor de los Anillos.

Para sus dos primeros episodios se encargó la dirección a J.A. Bayona, un director siempre capaz de realizar una acertada y profunda presentación de sus protagonistas. Sus dos primeros capítulos ofrecían lo que esperábamos, una ambientación y construcción del mundo impresionante a ojos del espectador, lo que nos llevaba a pensar en una pantalla grande como lugar idóneo para haber disfrutado más si cabe de su apabullante producción.

Comparar la trilogía de Jackson con “Los Anillos de Poder” sería injusto. Es cierto que la propia serie ha tirado del relato y formas para ir de alguna manera en paralelo en cuanto a escenificación. Hay muchos paralelismos, tanto en la partitura musical que acompaña a sus escenas (con mucho destello de Howard Shore) como en la oscuridad que acecha bajo el mundo de los orcos, e incluso la batalla de los hombres del sur en un sexto episodio que tiene semejanzas, salvando las distancias, con la batalla del Abismo de Helm.

La grandiosidad está presente y las imágenes brillan en cada entrega, pero a medida que avanzamos y a falta de dos capítulos para el final de la primera temporada, el resultado resulta irregular. Los tiempos en su narrativa no conectan del todo con el espectador, y es que una de las mayores críticas (y esto me recuerda un poco a “The Walking Dead”) vendría a ser algo así como lo que dice “Dulce introducción al caos” de Extremoduro, episodios “donde nunca pasa nada”, y esa sensación nos envuelve en entregas que superan una hora de duración, con el consiguiente hastío del espectador tumbado en el sofá de su casa.

Encontramos quizás sobrecarga de personajes, aunque con diálogos de índole bélica necesarios también para entender el mal que se cierne sobre la Tierra Media, porque recordemos que todo nos lleva a lo que a la postre será el mal asentado de “El Señor de los Anillos”. En sus aciertos caben resaltar personajes carismáticos como el de Galadriel, Elrond o Durin IV, si bien también encontramos tramas que rompen completamente el ritmo como la de los Pelosos, exasperante por momentos.

Los que la han criticado hasta el momento y los defensores se han unido en torno a un sexto episodio importante para la trama que ha reavivado la llama de la serie, ofreciendo su primera gran batalla. El ejército de Númenor llega a la Tierra Media para ayudar en la batalla de los hombres del sur, con Bronwyn y Arondir al frente, luchando contra los orcos seguidores de Adar. El ritmo como era de esperar se eleva y despierta por fin al espectador, bastante hastiado dada la lentitud de los capítulos centrales, descubriendo ante nosotros el futuro Monte del Destino.

Con esa polarización y desgaste que produce una serie de una narrativa tan irregular, afrontamos un final de temporada que ha tardado seis episodios en prestarse con ritmo, plegándose a lo sombrío pero emocionante del devenir de esta.

Con capítulos que dicen rondar los 59 millones de euros, la división en torno a la serie sigue en aumento, en espera del desenlace para una ambiciosa producción planteada en cinco temporadas, y de la que de momento está confirmada una segunda que ya comienza a rodarse, saltando de Nueva Zelanda a Reino Unido por temas de producción. Esperemos no le pase mayor factura.