José Ribagorda y el historiador Manuel Vilar repasan la leyenda del camino a Fisterra: "El límite entre lo vivo y lo muerto"

El éxito turístico de Galicia se ha visto favorecido por el año que es, año Xacobeo. El camino de Santiago esta batiendo todos los récord. En lo que llevamos de año, son ya más los peregrinos que han llegado a Santiago que en todo 2019. No todos los peregrinos dan por finalizado el camino en Santiago. Desde hace siglos, son muchos los que desde esa ciudad emprenden el camino a Fisterra, que durante siglos se consideró el Fin del Mundo. De ello ha hablado José Ribagorda con el historiador Manuel Vilar.

La entrevista de Pepe Ribagorda al historiador Manuel Vilar

Allí, en el cabo de Finisterre, el presentador de 'Informativos Telecinco' ha entrevistado al historiador. "Para muchos es el final del camino, pero es un camino de xacobeos. Por tanto, el final del camino Xacabeo está en Santiago. Me gusta decir que el camino termina donde la gente le gusta terminarlo y se inicia donde la gente lo quiere iniciar", comenta Manuel Vilar.

El cabo de Finisterre es un lugar mágico, un lugar donde se simbolizó durante muchos años el final del mundo, no existía nada más allá. Por eso, su atractivo turístico se sigue manteniendo. El propio historiador da fe de estas declaraciones del presentador de 'Informativos Telecinco': "Ver que más allá no había nada, era una forma de reafirmar tu existencia. Esto era el final de una tierra y de una manera de pensar. Era el final del mundo de los vivos, más allá podría estar el mundo de los muertos, el mundo donde lo irreal podía suceder. Era tanto lo maravilloso, como lo fastidioso", reafirma Vilar.

En la misma localidad gallega se encuentra la iglesia de Santa María das Areas, un lugar que tiene un especial significado. "Lo más importante son las imágenes de Santiago peregrino y es también la imagen del Cristo de Fisterra. Dicen que le crecía la barba, que le crecían las uñas, que sufría y que podía incluso llorar", explica el historiador mientras observan la iglesia del municipio gallego.

Esta iglesia simbolizaba el final del pueblo. Además, cuando llegaban los peregrinos se abrían las puertas para darles la bienvenida. "Es una manera de ganarse el perdón, también", cuenta en la entrevista con José Ribagorda.

Por último, el historiador Manuel Vilar termina la charla con el presentador de 'Informativos Telecinco' concluyendo que "Fisterra es el límite entre lo vivo y lo muerto. Fisterra es el topónimo perfecto" ya que "todo el mundo sabe lo que significa".