La Tomatina vuelve a bañar a Buñol de rojo con 130 toneladas de tomate y tras dos años de espera

  • La fiesta de la Tomatina ha vuelto a Buñol tras dos años cancelada por la pandemia del coronavirus

  • Toneladas de tomate han vuelto a lanzarse para cubrir las calles de rojo en una auténtica batalla campal

  • La Fiesta de Interés Turístico Internacional supone una importante inyección económica para la localidad valenciana

La Tomatina, la fiesta más mediática y esperada en Buñol, ha vuelto tras dos años de cancelaciones por los estragos causados por la pandemia del coronavirus. Lo ha hecho, no obstante, sorteando nuevamente ciertas dificultades también en esta 75 edición, como los destrozos ocasionados por las tormentas del día anterior, las cuales provocaban el susto de varias familias tras dar lugar a un importante corrimiento de tierra que, tal como reconocía la alcaldesa de la localidad, había dejado “el ánimo tocado” a los afectados. No obstante, la fiesta se ha celebrado con una nueva batalla campal de lanzamiento de tomates que ha vuelto a cubrir de rojo las calles y los asistentes.

Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional hace ya 20 años, han sido unas 22.000 personas las que se han agolpado en la zona para participar en la Tomatina, ataviados algunos con gafas de bucear, cámaras deportivas y, por supuesto, teléfonos móviles en ese afán de más de uno por registrar el momento y compartirlo a través de sus redes sociales.

¿Cuántos kilos de tomates se han preparado para la Tomatina y cuál es su origen?

Para la ansiada celebración en la localidad, y con el objetivo de “poder tirarnos tomates y soltar toda la adrenalina que llevamos acumulada en estos dos años”, tal como ha expresado la concejal de Turismo y Tomatina del Ayuntamiento de Buñol, se ha dispuesto de un cargamento de nada más y nada menos que 130 toneladas de tomate maduro; 130.000 kilos listos para ser la “munición” de una batalla que se ha convertido en todo un fenómeno global pese a haber nacido prácticamente por accidente.

Según la historia en torno a la fiesta, fueron unos jóvenes los que, durante un desfile de gigantes y cabezudos en 1945, empujaron a un participante del desfile, que enfadado cogió unos tomates de un puesto de la plaza y empezó a lanzarlos. Después, otras personas allí presentes, en medio de la improvisada batalla, comenzaron a hacer lo mismo con las verduras que encontraban. Tras ello, volvieron a repetirlo un año después, y pese a que por el camino tuvo algunas prohibiciones, los vecinos terminaron consiguiendo convertir la ‘Tomatina’ en una celebración declarada ya en 2002 como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

La Tomatina, una importante inyección económica para Buñol

Los 130.000 kilos de tomate empleados están en su punto exacto de maduración “para que saquen el mayor caldo posible y no se hagan daño”; “para que se los puedan tirar y para que, con el jugo, se pueda crear toda una piscina”, según explica Iván Bonfria, responsable de Citrimed, la empresa castellonense desde la que se transportan en camiones los tomates.

Este año, en el que se cree que el número de españoles supera al de turistas extranjeros, se han destinado en total 15 toneladas menos que en 2019. Fundamentalmente, ha detallado la conejala de la Tomatina, por la menor presencia de turismo asiático.

"Desgraciadamente la pandemia aún se está notando en países como en China, Japón y Australia, desde donde habitualmente recibíamos una gran afluencia de visitantes”, explicaba, indicando que este año se ha recibido un mayor interés de “visitantes de países europeos como Bélgica, Alemania e Inglaterra” así como de italianos a última hora.

Con la reanudación de las fiestas, Buñol nuevamente se ha erigido como un foco de interés para el turismo internacional y un importante aporte económico para la provincia de Valencia dado que esperan poder llegar a recaudar más de dos millones de euros.